México y Canadá refuerzan su defensa de un acuerdo comercial regional que el Presidente estadounidense Donald Trump quiere reescribir.
Los esfuerzos van desde lanzar una unidad de búsqueda de datos con el objetivo de encontrar puntos de presión en la cadena de suministros, hasta mandar a funcionarios para buscar aliados clave en Estados Unidos.
Trump culpa al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) por la pérdida de millones de empleos en su país en la industria manufacturera, y ha amenazado con salirse de él si no consigue un mejor acuerdo.
Ante el temor de lo que podría provocar una retirada estadounidense del TLC, los vecinos más cercanos y mayores mercados de exportación de Estados Unidos se han enfocado en los sectores que saldrían más afectados para tratar de influir en la defensa del tratado.
Eso abarca acercamientos a muchos de los estados que llevaron a Trump al poder y a políticos como el Vicepresidente estadounidense, Mike Pence -ex Gobernador de Indiana-, y el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano originario de Wisconsin Paul Ryan.
Los CEOs en los consejos empresariales de Trump también son parte de los objetivos clave, según personas familiarizadas con los esfuerzos de Canadá y México.
México, por ejemplo, se ha enfocado sobre todo en los Gobernadores de Texas, Arizona e Indiana como aliados potenciales.
También figuran en esa lista los tomadores de decisiones en Michigan, Carolina del Norte, Minnesota, Illinois, Tennessee, Wisconsin, Ohio, Florida, Pensilvania, Nebraska, California y Nuevo México.
Además, funcionarios y ejecutivos mexicanos han sostenido cientos de reuniones desde que Trump asumió el poder, según Moisés Kalach, jefe de comercio exterior del equipo del sector privado mexicano que lidera la defensa del TLC.
Por su parte, para identificar a aliados potenciales entre las empresas e industrias estadounidenses, el Consejo Coordinador Empresarial de México (CCE) contrató a IQOM, una consultora dirigida por los ex negociadores del TLC, Herminio Blanco y Jaime Zabludovsky.
En un caso, el análisis encontró que, en Indiana, un tipo de motor representaba cerca de una quinta parte de los 5 mil millones de dólares en exportaciones del estado a México.
El equipo de Kalach identificó a un proveedor local del producto y lo puso en contacto con su principal cliente mexicano.
“Dijimos: hable con el Gobernador, hable con los miembros del Congreso, hable con su ex Gobernador (Pence) y explique que si esto va mal, la compañía estaría acabada”, contó Kalach, quien se negó a revelar el nombre de la empresa.
Canadá, en tanto, ha elaborado una lista de los 11 estados de EU que saldrían más afectados si se deshace el tratado comercial, y que se superpone en gran parte con las entidades a las que México ha buscado acercarse.
Trump sacudió a México y Canadá la semana pasada cuando su Gobierno dijo que estaba considerando una orden ejecutiva para retirarse del TLC, en vigor desde 1994.
Posteriormente dijo que primero intentaría renegociarlo.
Kalach considera que mucho del crédito de ese cambio de parecer es del cabildeo que se ha realizado.
“Hubo una gran movilización. Le puedo decir que el teléfono no dejó de sonar en la oficina de Ross (El Secretario de Comercio de Estados Unidos), y que no dejó de sonar en la oficina de Gary Cohn (parte de la oficina del jefe de personal de la Casa Blanca). Las visitas a la Casa Blanca de los aliados pro-TLC no se detuvieron en toda la tarde”, aseguró.
Entre los que llamaron a la Casa Blanca y a otros funcionarios de alta gama de la Administración figuraron el jefe de la Cámara de Comercio estadounidense, Tom Donohue; funcionarios de la mesa redonda de negocios y directores generales de ambos lobbies, según personas familiarizadas con el asunto.
México también se está acercando a miembros de los órganos asesores de Trump, el Foro Estratégico y de Políticas y el Consejo de Fabricación, dirigido por Stephen Schwarzman, de Blackstone Group, y Andrew Liveris, jefe de Dow Chemical Co, respectivamente.
Altos funcionarios de la Administración de Trump y los legisladores republicanos a cargo de los comités de comercio, agricultura y finanzas también figuran entre los principales objetivos de cabildeo.
Canadá, en tanto, se ha dado a la tarea de presionar a Estados Unidos a través de los Ministerios, y está particularmente dispuesto a evitar la obstaculización de la industria del automóvil regional, altamente integrada.
Un componente central de la estrategia de México es el argumento de que las tres naciones tienen un interés común en defenderse de la competencia asiática y explorar el alcance de un mayor contenido a nivel regional.
Los defensores del TLC también dicen que el tratado soporta a millones de empleos en Estados Unidos y señalan que los déficit comerciales de Estados Unidos con Canadá y México han disminuido durante la última década, incluso a medida que el déficit con China continúa subiendo.
Parte de la misión de IQOM es identificar sectores en los que las reglas de origen del TLC podrían modificarse para aumentar el contenido regional.
Por ejemplo, funcionarios estadounidenses, canadienses y mexicanos están debatiendo cómo el TLC puede reducir las importaciones de partes de automóviles procedentes de China, Japón, Corea del Sur o Alemania, según funcionarios mexicanos.
“Lo más importante es ver cómo podemos obtener una ganancia en los productos más utilizados en nuestros países y desarrollar plataformas de manufactura comunes que nos permitan comprar entre nosotros la mayor cantidad de insumos que necesitamos”, explicó Luis Aguirre, Vicepresidente del grupo mexicano de la industria Concamin.
Fuente: Reuters