A pesar de las promesas, “esfuerzos” y compromiso asumido por el Presidente Enrique Peña Nieto y por el resto de funcionarios federales y estatales de poner un alto al asesinato de periodistas en el país y de dar con los responsables de los homicidios de las últimas víctimas -los corresponsales de La Jornada, Javier Valdez y Miroslava Breach-, lo cierto es que finalmente, no pasará nada.
No serán resueltos los asesinatos, no se castigará a los responsables y todo quedará como en más del 97 por ciento de crímenes que suceden en el país, prevalecerá la impunidad.
No estamos descubriendo el hilo negro, pero los años de predominio en el poder del PRI -además de su regreso a la presidencia de la República en la actual administración- y los dos sexenios panistas crearon un esquema de impunidad, basado en la corrupción e incapacidad de los funcionarios encargados de perseguir y castigar los delitos que hacen materialmente imposible que de un día para otro, contemos con instituciones capaces, sanas y responsables.
Es por eso que no tendrá ningún resultado el montaje que se hizo en Los Pinos el pasado miércoles, al que asistieron los gobernadores de los estados, en el que se anunciaron tres medidas extraordinarias para “combatir la impunidad” en los asesinatos de comunicadores: mayor presupuesto y estructura para el Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas; establecimiento de un protocolo nacional de operación ante las agresiones al gremio, y fortalecimiento de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle).
En la residencia oficial de Los Pinos, el mandatario admitió la profunda herida abierta en la sociedad a partir de la violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos.
En la residencia oficial de Los Pinos, el mandatario admitió la profunda herida abierta en la sociedad a partir de la violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos.
Incluido su mensaje, hubo cuatro intervenciones en la ceremonia, pero el jefe del ejecutivo federal ubicó como central, no los discursos, sino ratificar el compromiso, la tarea de combatir la impunidad para que la muerte de periodistas no quede impune y se encuentre a los responsables.
Los asesinatos de periodistas son reflejo de la descomposición que vive la sociedad mexicana, de la impunidad que gozan quienes cometen delitos de todo tipo, ante la pasividad e ineficacia oficial.
No se explica el problema del robo de gasolinas sin la complicidad de funcionarios de Pemex, sin la colaboración de líderes sindicales y trabajadores petroleros, de autoridades federales y locales. De acuerdo con cifras oficiales de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo), la venta de gasolina robada ha disminuido hasta en 50 por ciento las ventas de las gasolineras.
Es increíble que, pese a que entre enero y marzo de este año las ventas de automóviles crecieron 9 por ciento, en contraste las ventas legales de gasolinas cayeron casi 4 por ciento.
Sin embargo, si ninguna autoridad federal ha sido capaz de obligar a las gasolineras a vender litros de a litro, mucho menos habrá capacidad para detectar la venta del hidrocarburo robado en expendios establecidos.
Después del fracaso de las autoridades civiles por detener el robo de gasolina, más soldados y marinos fueron asignados a tratar de resolver este problema. Problema que, como muchos otros, no les corresponde.
Fuerzas armadas, la cobija está cada vez más chica
Ya no se trata únicamente del aumento de responsabilidades que pesan sobre los integrantes del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México, quienes han sido obligados a cumplir cada vez más tareas que no les corresponden.
El problema es que cada vez es más evidente el hastío de la tropa, de los militares de a pie, de quienes pasan hasta cuatro meses en operativos fuera de sus casas, en el sentido de que hagan lo que hagan, la delincuencia sigue en aumento, porque no hay garantías de que los criminales que detienen sean juzgados y sentenciados.
¿Por qué?, porque soldados y marinos están más que convencidos de que los delincuentes han encontrado en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a su mejor aliado.
Basta ver las redes sociales que utilizan soldados y marinos, para ver la desconfianza que hay en la CNDH, a la que directamente acusan de defender a los criminales, para ver que se sienten desprotegidos porque si son acusados de violar derechos humanos de presuntos delincuentes, independientemente de su culpabilidad, en lo que culmina la investigación estarán presos y a medio sueldo, y con su carrera militar prácticamente acabada.
De forma más cautelosa, y sin decirlo directamente, cada vez son más los militares de tropa que se sienten decepcionados y desprotegidos, ante el embate de la CNDH y de otras organizaciones defensoras de los derechos humanos. ¿Hasta cuándo alcanzará la cobija?
La sumisa relación de Peña con Donald Trump
Mientras Donald Trump insistió ayer que “los muros funcionan, sólo tienen que preguntar a Israel”, al reafirmar su intención de construir el muro con México. En Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, dijo, después de reunirse con los titulares de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación que tuvo con ellos "una muy buena discusión" sobre cómo mejorar la forma de compartir información entre autoridades de ambos países en la frontera común, porque los cárteles (de la droga) operan a lo largo de la línea.
Amigablemente, los funcionarios de los dos países discutieron cómo identificar las conexiones de las mafias y cómo intercambiar datos que permitan identificar mejor a los delincuentes y llevarlos a la justicia.
Es decir, mientras Trump mantiene sus amenazas y dichos anti mexicanos; el gobierno de Peña sigue empecinado en ofrecer la mejor cara a Washington para “colaborar” en el combate al tráfico de drogas hacia ese país. Punto de la agenda que, por cierto, es el único que le interesa al presidente estadunidense.
El resto de la relación con México no le interesa, o le interesa únicamente para sacar ventaja, y así lo ha hecho saber desde que asumió la presidencia de su país.
Fuente: La Jornada