Álvarez fue superior a Chávez hijo, tanto que los tres jueces dieron ganador 120-108 al tapatío en la pelea estelar que se montó en la T-Mobile Arena, donde se reunieron 20 mil 510 aficionados.
“Canelo” conectó golpes de todos sabores y colores en el ring, mientras que Julio se mostró lento y sin hambre.
Saúl metió a placer golpes y combinaciones y fue mermando poco a poco al sinaloense, quien sencillamente mostró que lo que importaba era terminar de pie el combate.
Lo mismo le daba a Julio perder por nocaut que por puntos, pues su paga, unos 10 millones de dólares, sería la misma.
Los aficionados se fueron desesperando ante un pleito que había generado muchas expectativas, y quedó lejos de cumplirlas. No pudieron contener el enojo en los tres últimos asaltos y comenzaron a abuchear.
“La rivalidad fue una inspiración para mí. Para demostrar que no sólo sé noquear, también sé boxear”, apuntó Saúl.
“No nada más sé noquear, sé boxear, con un peleador más grande y más fuerte hice lo que tenía que hacer para ganarle”, comentó “Canelo”.
La gente querían que JC fuera al frente, que diera pelea, que tirara golpes, pero eso nunca sucedió.
Incluso, “Canelo” dijo al final del pleito que había invitado en varias ocasiones al rival a intercambiar golpes cuando lo llevaba a las cuerdas, pero que no encontró respuesta.
“Me ganó la distancia y velocidad. Me sentí amarrado”, argumentó JC, quien se pasó dos meses en las montañas del Centro Ceremonial Otomí para bajar de peso a las 164.5 libras pactadas, algo que pudo afectarle a la hora del combate.
“No pude tirarle los golpes que hubiera querido”, justificó Julio mientras era abucheado.
Para darse una idea de cómo fue la pelea, Saúl lanzó 606 golpes y conectó 228, para un 38 por ciento de efectividad, mientras que el sinaloense lanzó 302 golpes y conectó 71, para un 24 por ciento.
Tras vencer a Chávez Jr., ‘Canelo’ anunció que ya firmó la pelea para enfrentar a Gennady Golovkin en septiembre en Las Vegas.
El kazajo subió al cuadrilátero para certificar el combate.
“Nunca le he tenido miedo a nadie. Cuando nací yo, ya se había repartido el miedo”, declaró Álvarez.
Fuente: Reforma