Giant Motors, de Carlos Slim, comenzará a fabricar automóviles en México para vender en América Latina en una empresa conjunta con JAC Motors de China, ya que algunos fabricantes de automóviles intensifican la producción en el país de bajo costo a pesar de las políticas de Donald Trump de “Estados Unidos primero”.
Dos vehículos utilitarios deportivos diseñados en China y fabricados en gran medida en el país asiático se lanzarán hoy, ya que la nueva empresa busca entrar en el mercado automotriz interno de México que está en auge.
Giant Motors, la ensambladora de vehículos en México que tiene el respaldo del multimillonario inversor, se centrará en las ventas nacionales y en las exportaciones al sur, con la nueva empresa, en lugar de mirar al norte, hacia Estados Unidos, ya que busca eludir las políticas del presidente estadunidense.
“No dependemos para nada del TLC, ni para las exportaciones ni para los suministros”, dijo Elías Massri, director ejecutivo de Giant Motors. “Para nosotros, ahí es donde está la oportunidad”.
La inversión de 4 mil 400 millones de pesos (230 millones de dólares) se produce cuando la incertidumbre sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ejerce presión sobre México para diversificar sus importaciones y exportaciones, lejos de su actual dependencia de Estados Unidos.
También demuestra que China hace una apuesta por México como un centro de ensamblado para exportar al resto de América Latina.
México ya tiene acuerdos comerciales con 44 países mediante una docena de tratados de libre comercio, y empresas como Audi, y pronto BMW, utilizan al país como base para sus exportaciones globales.
“Tiene la clara intención de volverse globales, en contraste con lo que vemos en los países globalizados que quieren dar marcha atrás”, dijo Massri.
Brasil, Rusia y el Medio Oriente, que han sido buenos mercados para los automóviles chinos, sufrieron en los últimos meses, lo que convirtió a México un lugar atractivo para ser un trampolín hacia el resto del continente, agregó.
Trump presionó fuertemente a las automotrices para que cambien las plantas y los empleos a su país, lo que llevó a Ford a descartar una fábrica de mil 600 millones de dólares en México.
A los fabricantes de automóviles también les preocupa un posible impuesto fronterizo que aplique Trump, mientras la próxima renegociación del Tlcan causa gran nerviosismo en la historia de éxito de fabricación más emblemática de México.
Gigant, JAC y Chori, una compañía japonesa que también participa en el proyecto, comenzaron a elaborar los planes hace dos años, “mucho antes de la tormenta”, animados por el vertiginoso crecimiento del mercado automotriz mexicano, dijo Massri.
En 2016 la industria tuvo un año récord y las ventas nacionales subieron 6.5 por ciento en febrero en comparación con febrero de 2015.
Giant, cuya mitad es propiedad del vehículo de inversión que pertenece a la casa de inversión Inbursa, de Slim, produce camiones y camionetas con otra compañía china, FAW, bajo una empresa conjunta que data de hace 10 años.
Fuente: Milenio