Es preciso aclarar que hay feminicidios en condiciones de guerra y de paz. El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres.
En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas.
No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres.
Para que se de el feminicidio concurren de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento. Más aún, cuando las autoridades no realizan con eficiencia sus funciones. Por eso el feminicidio es un crimen de Estado.
El feminicidio se conforma por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia, de violencia normalizada contra las mujeres, y por ausencias legales y de políticas de gobierno lo que genera condiciones de convivencia insegura para las mujeres, pone en riesgo la vida y favorece el conjunto de crímenes que exigimos esclarecer y eliminar.
Contribuyen al feminicidio el silencio social, la desatención, la idea de que hay problemas más urgentes y la vergüenza y el enojo que no conminan a transformar las cosas sino a disminuir el hecho y demostrar que no son tantas “las muertas”.
Además de Chihuahua el Estado de México es donde más feminicidios se producen, sin que el gobernador EPN, alias “el gavioto” haga nada por evitarlos, al contrario se ensaña y se burla de la justicia como en el caso de la niña Paulette y las mujeres violadas de Atenco.
Susana Chávez Castillo era poeta, psicóloga, cineasta, activista y escritora. Acuño la frase Ni una muerta mas en Juárez, por lo que se siente una total indignación, por su muerte violenta , dijo Imelda Marrufo, representante de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez, quien consideró que la ultimada en una finca abandonada de la colonia Cuauhtémoc, con su poesía denunciaba los abusos y atrocidades cometidos contra el género femenino.
A Susana la violaron, la torturaron, la mutilaron y finalmente la asesinaron. Marrufo Nava, dijo sentir tristeza e impotencia por la manera en que han sido asesinadas personas del género femenino, sobre todo por las actitudes tomadas de negligencia de autoridades de todos los niveles en cuanto a los supuestos esclarecimientos de dichos crímenes.
Ella participaba en diversas actividades culturales, su poesía era denuncia por tanto abuso y aberración hacia los ciudadanos por parte de la policía. Su contenido era de denuncia. ¿Por qué tuvieron que pasar tantos días para que se diera a conocer la identidad de la mujer?, se preguntó Marrufo Nava.
Aunque ya están detenidos los presuntos homicidas, que para aparentar un crimen de alto impacto, le cortaron la mano a la joven mujer, no tiene satisfechos a los integrantes de las organizaciones civiles, apuntó.
Susana fue sepultada en medio del hermetismo y temor por familiares y amigos, quienes pidieron a los medios informativos que no estuvieran presentes.
(Q.E.P.D)
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