Hospitales civiles de Guadalajara no se dan abasto con trasplantes de riñón: coordinador
Detectan altas concentraciones de coliformes fecales y metales pesados. El estado, segundo lugar mundial en incidencia de padecimientos renales; cerca de 6 mil pacientes esperan un donador
Guadalajara, Jal. La contaminación en la mayoría de cuerpos de agua y cuencas hídricas de Jalisco es de tal magnitud que ha provocado la muerte de personas, flora y fauna. El lago de Chapala, el más grande del país, recibe descargas del centro y occidente de la República por el río Lerma.
Ese lago, que abarca 114 mil hectáreas (el bosque de Chapultepec mide 678) y tiene riberas en Jalisco y Michoacán, surte 60 por ciento del agua que se distribuye en Guadalajara y municipios conurbados, donde habitan cerca de 5 millones de personas, más de 65 por ciento de la población del estado.
Además de metales pesados y coliformes fecales, investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y agrupaciones ambientalistas encontraron en Chapala, en los ríos Lerma y Santiago, así como en la laguna de Cajititlán –donde el año pasado millones de peces murieron por asfixia– una excesiva concentración de compuestos tóxicos.
Jalisco ocupa el segundo lugar mundial en número de enfermos de insuficiencia renal: alrededor de 8 mil en municipios y poblados de la ribera del lago de Chapala, según el Foro Socioambiental GDL y el diputado federal Carlos Lomelí.
Uno de los casos de contaminación más conocido es el del río Santiago, que atraviesa los municipios de Juanacatlán y El Salto, al sureste de la zona conurbada, donde la contaminación ha causado enfermedades respiratorias, renales y cáncer, según la asociación Un Salto de Vida.
En el espumoso río Santiago, que nace en Chapala, se vierten aguas negras del sur de Guadalajara, del corredor industrial de El Salto, y de los municipios de Tlaquepaque, Tonalá y parte de Tlajomulco. Diversos estudios detectaron en ese cauce arsénico y otros elementos tóxicos.
Desde 2008 la CEDH ha pedido declarar emergencia en la zona
También fue del conocimiento público el caso de Miguel Ángel López Rocha, de ocho años de edad, quien en febrero de 2008 estuvo en coma luego de caer accidentalmente al río Santiago, en El Salto, y falleció tras 19 días de agonía.
Horas antes del deceso, la Secretaría de Salud de Jalisco admitió que el menor presentaba en la sangre concentraciones de arsénico 400 por ciento más altas que el límite tolerable.
El arsénico es usado por empresas que descargan desechos al río Santiago, afirmó la fundadora del Colegio de Toxicología de Jalisco, Luz Cueto, quien analizó la orina del menor.
Enrique Rábago Solorio, director del Hospital General de Occidente –que depende del gobierno estatal– tuvo reticencias para admitir las pruebas. Desde que el niño llegó a urgencias, sugirió que pudo haberse intoxicado por consumir
algún derivado del opio.
Después del fallecimiento del menor, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos emitió un informe especial donde exigió medidas urgentes para abatir la contaminación y que
ante la gravedad del problema, la cuenca se declare zona de emergencia ambiental y de acción extraordinaria en materia de salud.
Casi una década después, el agua tóxica y hedionda del río Santiago sigue siendo ejemplo recurrente de estudio y referencia de ambientalistas internacionales, quienes documentan desde la negligencia de las industrias que arrojan desechos sin tratar al río hasta el desdén del gobierno, que poco hace por evitarlo o sanear las aguas.
Activistas de Greenpeace han navegado en kayak por las pestilentes aguas al menos dos veces en años recientes, con máscaras de oxígeno y overoles anticorrosión para llamar la atención.
Junto al Lago de Chapala, en Poncitlán, el agua se encuentra tan contaminada que habitantes de nueve comunidades –indígenas cocas la mayoría–, presentan la tasa de insuficiencia renal más alta del mundo, de acuerdo con el Sistema de Datos Renales de Estados Unidos (USRDS, por sus siglas en inglés).
En su informe de 2016, el USRDS indica que Jalisco ocupa el segundo lugar mundial en incidencia, con 421 casos por millón de habitantes, sólo por debajo de Taiwán (455) y muy por encima de Estados Unidos (370).
En una sola comunidad de Poncitlán, Agua Caliente, donde radican 950 personas, investigadores de la UdeG documentaron 163 casos de enfermedad renal en algún grado, incluidos menores de edad.
El jefe del servicio de trasplantes de los hospitales civiles de Guadalajara, Marco Antonio Covarrubias Velasco, declaró que hay al menos 600 mil jaliscienses (8 por ciento de la población estatal) con algún tipo de daño renal.
Covarrubias Velasco admitió que el número de enfermos los rebasa y no se dan abasto con los trasplantes. De hecho, la entidad ocupa el primer lugar en cirugías de este tipo en el país.
El diputado y médico Carlos Lomelí, coordinador estatal de Morena y aspirante a la postulación por la gubernatura, dijo que se trata de una emergencia sanitaria y deben destinarse recursos para los tratamientos, además de sanear la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, que empieza en el estado de México y desemboca en el mar en Nayarit.
La contaminación del aire y la tierra en Poncitlán es otro factor causante de daño renal en Agua Caliente, destacó Felipe Lozano Kasten, investigador de la UdeG.
En un estudio que presentó en la pasada 48 Conferencia Mundial de la Unión sobre Salud Pulmonar, refirió que 94 por ciento de los hogares usan unos 2 mil 574 kilogramos de leña al día para cocinar, lo cual provoca altos niveles de polución por PM2.5 (partículas suspendidas menores a 2.5 micras).
Además, encontró niveles superiores al límite de pesticidas y metales pesados en la sangre de los 163 habitantes que padecen afectación renal.
Otro contaminante es el glifosato, utilizado para combatir el lirio en las lagunas y cuya evaporación lo torna volátil.
El jefe de la división de Nefrología y Trasplantes del Instituto Mexicano del Seguro Social en Jalisco, Eduardo González, indicó que la incidencia de enfermedades renales en Jalisco es elevada, pero sostuvo que se debe a varios factores y rechazó que el más importante sea la mala calidad del agua.
Recordó que el IMSS-Jalisco tiene un hospital de alta especialidad donde se realiza la mayor cantidad de trasplantes de riñón en México (unos 350 por año), lo que ubica al país en segundo lugar en América Latina, después de Brasil.
Cerca de 2 mil 700 pacientes del IMSS en el estado están en espera de un donante cadavérico; en el estado suman alrededor de 6 mil. El año pasado el instituto hizo 344 trasplantes de riñón.
Fuente: La Jornada