sábado, 9 de diciembre de 2017

Fraude electoral en Honduras

El apagón informativo sobre las elecciones en Honduras proyecta una imagen idílica. La votación ha sido ejemplo de transparencia, fiesta democrática, convivencia pacífica y ajustada a derecho.

Los ciudadanos han concurrido a las urnas, depositado su papeleta, abandonado los colegios electorales, regresado a sus casas y, tras el cómputo, proclamado triunfador al candidato del Partido Nacional, actual presidente, Juan Orlando Hernández. 

Todo en orden. En casos de apagón informativo, las noticias pasadas por el tamiz de la censura internacional y los medios de comunicación trasnacionales, presenta a Salvador Nasralla, candidato de la coalición Alianza de Oposición, como un mal perdedor, a sus seguidores los tilda de alborotadores profesionales y a su portavoz, el ex presidente derrocado por un golpe de Estado Manuel Zelaya, de incitar al odio y el revanchismo.

Para los ganadores, Nasralla ha sido derrotado en buena lid, tras el recuento escrupuloso de votos, que aún no concluye (sic), no quiere asumir su fracaso. En un acto de total irresponsabilidad busca emponzoñar los resultados, aduce alteraciones del censo, compra de votos, papeletas marcadas, manipular los centros informáticos y, por si fuera poco, caída del sistema de cómputo. Se atrinchera, dicen, en la mentira. No importa que el magistrado del Tribunal Supremo Electoral, Marcelo Ramiro Lobo, declarara horas antes de la caída del sistema que el triunfo de Salvador Nasralla era irreversible. Lo dicho será invisibilizado, censurado e incluso desmentido. Tales palabras fueron pronunciadas de manera irresponsable para desacreditar el proceso electoral, enviar un falso mensaje a la comunidad internacional, ensombrecer el triunfo del Partido Nacional y colar de forma torticera la acusación de fraude. En esta realidad, con el fin de evitar el caos, el gobierno proclama el estado de sitio, toque de queda, militares en las calles y parte de la policía negándose a reprimir a los manifestantes. 

En la mayoría de pueblos y ciudades la gente sale a reclamar el recuento de votos. Las fuerzas armadas no se contienen, cumplen órdenes, al igual que los grupos paramilitares dependientes del Estado, los mismos que asesinaron a Berta Cáceres. Así, las denuncias del Comité de Familiares Desaparecidos presentó el 6 de diciembre un informe, en el cual se contabilizan 14 asesinatos, 51 heridos y 844 detenciones. Mientras se consolida otro golpe de Estado, el relecto candidato, Juan Orlando Hernández, habla de traidores a la patria, delincuentes, subversivos y terroristas que alteran la democracia y la paz interior.

Honduras debe aparecer, en medio del apagón informativo, como un remanso de virtudes. Las noticias son filtradas, las fotografías seleccionadas a conciencia, caras alegres, risas, familias divirtiéndose, comprando o celebrando el triunfo de Hernández. 
La Organización de Estados Americanos, la Unión Europea, Naciones Unidas, el Parlamento Centroamericano y el Sistema de Integración Centroamericano cumplen una función de control, guardan silencio cómplice y deciden avalar los resultados. No caben las medias tintas. Cualquier duda hace peligrar y cuestiona el triunfo fraudulento de Hernández. Ni los observadores internacionales de verificación electoral, cuyos escritos restan credibilidad al proceso electoral y recuento de votos, deben ver la luz. Por el contrario, se debe proyectar una Honduras ejemplar, cúmulo de virtudes.
Su presidente, hoy candidato relecto por la voluntad general del soberano, se caracteriza por respetar el orden constitucional, estar al servicio del pueblo, defender la libertad de expresión, proteger a sus sindicalistas, perseguir a los violadores de los derechos humanos, celoso de la soberanía nacional y luchador infatigable contra la corrupción y el narcotráfico. Enfrentado a las empresas trasnacionales de maquila, es el más interesado en vigilar que se cumplan escrupulosamente los derechos de sus trabajadores, horarios, pago de horas extras. Igualmente, se ha negado a tener bases militares estadunidenses, reclamando para sí la independencia nacional. Nunca ha participado en planes golpistas, su vocación democrática está impoluta.
Honduras se reinventa en la mentira política hoy llamada posverdad. Sin dictadores, detenidos-desaparecidos, presos políticos ni represión. Con una redistribución de la renta casi perfecta, acceso a la vivienda garantizado, sanidad pública universal, tasas de analfabetismo tendientes a cero y una disminución acelerada de la pobreza, se yergue victoriosa. 
Sin violencia de género, con unas fuerzas armadas ejemplares, una división de poderes modélica, envidia de todo el continente. Por último, se debe subrayar su nuevo rol en las instituciones regionales, marcado por la promoción de los valores democráticos, la no intervención y la solidaridad. El calificativo de república bananera debe ser desechado. 
Es historia. Quienes mantienen esta visión trasnochada son enemigos de Honduras, tergiversan los hechos hoy, buscan empañar el triunfo de Juan Orlando Hernández, un hombre querido, respetado, incorruptible, independiente, temeroso de Dios y amigo de sus amigos. Acusar a su partido de llegar a la presidencia bajo la sombra del fraude electoral y proyectar dicha acusación sobre su candidato es mancillar su honor y el de los hondureños. Él no quería ser presidente, su pueblo se lo ha pedido, exigido, por eso fue necesario violar la Constitución. Nada más lejos de su intención generar dolor y alterar el orden constitucional. Quienes le imputan fraude son hipócritas, enemigos de Occidente, están pagados por Rusia, Irán, Venezuela, Cuba. Deben ser perseguidos, detenidos, torturados, asesinados. ¡Viva la democracia en Honduras!

Pide oposición anular elecciones de Honduras


Tegucigalpa. Los partidos opositores de Honduras pidieron formalmente anular las elecciones del 26 de noviembre al alegar que fueron "fraudulentas", en un nuevo capítulo de la crisis política que ha sumido el país en el caos.
La izquierdista Alianza de Oposición Contra la Dictadura, que postuló a la presidencia al presentador de televisión Salvador Nasralla, afirmó la noche del viernes ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) que hubo "alteración por dolo de las actas del escrutinio" para asegurar la relección del presidente Juan Orlando Hernández.
"Ellos (los magistrados del TSE) saben que este proceso es totalmente fallido, es un proceso donde hay un robo por todos lados", aseguró Nasralla tras presentar el recurso junto con el abogado y gerente de campaña de la alianza, Marlon Ochoa.
Por su parte, el coordinador de la alianza opositora, el ex presidente Manuel Zelaya, convocó vía Twitter a una movilización este domingo "contra el fraude y la dictadura de JOH (iniciales de Hernández) en todos los municipios" de Honduras.
A su vez, la encargada de negocios de la embajada de Estados Unidos en Honduras, Heidi Fulton, llegó a la sede del TSE a manifestar que su gobierno apoya la conclusión del proceso "de una manera creíble y transparente que refleje la voluntad del pueblo hondureño".
"Me alegra ver que están siguiendo el mapa que les dio la OEA que pueda añadir confianza al proceso para llegar a un resultado en el que podamos tener confianza", dijo la diplomática al leer una declaración junto al presidente del TSE, David Matamoros.
La misión de observación de la OEA sugirió recontar los votos para transparentar el proceso.
En Estados Unidos "estamos listos para trabajar con el que gane", subrayó Fulton.
Resultado en duda
El primer informe del TSE dio una ventaja de cinco puntos a Nasralla con el 57 por ciento de los votos, pero el sistema de cómputo sufrió posteriormente alteraciones intermitentes, y tras su normalización, se dio vuelta el resultado, poniendo al presidente Hernández, del derechista Partido Nacional (PN), a la cabeza con 1.6 puntos de diferencia.
La postergación del anuncio de los resultados finales avivó las denuncias de fraude.
La oposición y el PN han sacado a las calles a sus partidarios para reivindicar el triunfo, en manifestaciones que en algunos casos han desatado enfrentamientos violentos con las autoridades.
Un informe de Amnistía Internacional divulgado el viernes en México apuntó que al menos 14 personas han muerto en las manifestaciones, aunque las autoridades hondureñas han confirmado solamente tres: una joven y dos policías.
"Comparezco ante este tribunal para interponer acción de nulidad de la votación y los resultados del escrutinio en las 18 mil 103 mesas electorales receptoras" de los votos, anota el documento presentado por Ochoa.
Ochoa dijo a AFP que el TSE probablemente "declarará sin lugar el recurso, pero estamos agitando el recurso interno para ir a instancias internacionales".
Aseguró que si se hace un conteo general de todos los votos, "saldrá ganando Nasralla, porque no hay crimen perfecto", en referencia al supuesto fraude.
En las cifras del TSE, con la totalidad de los votos contados, Hernández aparece con 42.98 por ciento de los votos y Nasralla 41.38 por ciento.
Recuento sin opositores
Para acallar las protestas, el TSE empezó a recontar el jueves los votos que ingresaron al sistema durante las interrupciones, y espera que el proceso culmine este lunes.
Ochoa sostuvo que ese recuento del TSE no es aceptado por la alianza, que no tiene representantes en el proceso.
El magistrado suplente del TSE, Marco Ramiro Lobo, quien tras el primer informe valoró que el triunfo de Nasralla era "irreversible", dijo a la AFP que el recuento estaba incompleto.
Indicó que lo ideal hubiese sido contar los votos, revisar el cuadernillo donde aparecen las firmas de los votantes para ver si coincide el número de votos con el número de firmas de los electores, pero eso no se está haciendo.
El Partido Liberal (PL, derecha), la tercera fuerza de los comicios con 14,73% de los votos, presentó de su lado un recurso de nulidad por "violación de la Constitución y la ley electoral".
El abogado de la formación, Octavio Pineda, dijo a la prensa que Hernández es un "candidato ilegal" porque la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema le permitió la reelección, prohibida en la Carta Magna.
Fuente: Marcos Roitman, La Jornada