lunes, 13 de agosto de 2018

La CNTE alerta a AMLO sobre el regreso de Elba Esther y las cuotas millonarias que controlaba

CIUDAD DE MÉXICO. El 27 febrero de 2013 por la tarde los contingentes más fuertes del movimiento magisterial disidente –las secciones de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán y de la Ciudad de México– aplaudieron la detención de la maestra Elba Esther Gordillo Morales.
Los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) aplaudieron la defenestración y encarcelamiento de la entonces lideresa; lo calificaron incluso de un acto de justicia histórica.

Hoy, tras la resolución del Primer Tribunal Unitario en Materia Penal que absolvió a Gordillo Morales de los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada que se imputaron al principio del sexenio peñanietista, los mismos líderes de la CNTE muestran su desencanto por lo que consideran un “juego mediático” con tintes políticos.

Entrevistados por separado los líderes de las secciones IX de la Ciudad de México, Enrique Enríquez; XIV de Guerrero, Arcángel Ramírez Perulero, y XXII de Oaxaca, Eloy López Hernández, externan su preocupación por un eventual retorno de la maestra.

Advierten sobre un eventual reacomodo de fuerzas en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y la reaparición de Gordillo Morales y sus seguidores. Reiteran que la CNTE, a la que ellos pertenecen, siempre se opuso a la Reforma Educativa.

También apelan a la “sensibilidad” del próximo gobierno para que considere la lucha del magisterio disidente, cuyos integrantes siempre han denunciado el mal uso de los millones de pesos producto de las cuotas de los afiliados al SNTE que Gordillo Morales manejó por más de 23 años sin rendir cuentas.

Proceso buscó infructuosamente a los maestros del SNTE para conocer su opinión sobre ese punto. Juan Díaz de la Torre, quien antes de 2013 fungía como secretario particular de la maestra y hoy preside el sindicato, también declinó la entrevista.
Los escenarios 
Enrique Enríquez, representante de la sección IX, prevé un reacomodo de las fuerzas políticas dentro del SNTE. En un lado están los “traidores” que no pelearon el encarcelamiento de la lideresa en 2013, dice; en el otro, los “fieles”, quienes a la fecha le hacen sombra.

En el fondo buscan posiciones que le hagan llegar recursos económicos a la maestra para reconfigurar en botín político-electoral al SNTE como en los sexenios de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón y aun en el de Enrique Peña Nieto.

En este reposicionamiento, insiste el entrevistado, intervienen de manera notoria las Redes Sociales Progresistas (RSP), una organización que apoyó a Andrés Manuel López Obrador durante su campaña en la que participaron René Fujiwara, Fernando González, Ricardo Gordillo –nieto, yerno y sobrino de Gordillo, respectivamente–, así como Rafael Ochoa Guzmán, operador sindical y exsecretario general del SNTE (Proceso 2170).

Enríquez prevé que las huestes gordillistas intenten posicionarse como firmes detractores de la reforma educativa y como defensores de la dignificación magisterial, lo que a todas luces sería falaz.

La CNTE, insiste: el regreso de Gordillo atenta contra la democracia en el gremio, por lo que él y sus compañeros continuarán su lucha hasta la abrogación de la reforma educativa peñanietista. “Elba Esther –dice el líder de la sección IX– nunca nos ha representado”.

Su colega López Hernández, de la sección XII de Oaxaca, no descarta que jurídicamente la maestra dé batalla legal para reivindicar su liderazgo y llama al magisterio disidente a realizar un congreso extraordinario para que se impida su retorno por “la vía democrática”, pues “sería muy dañino que ella estuviera en el SNTE”.

Ramírez Perulero, líder de la sección XIV de Guerrero, llama a las bases magisteriales a reagruparse y “rescatar el sindicato”. La coordinadora dará a conocer su primera acción formal en el Congreso Nacional que preparan para el sábado 25, días después de que Gordillo haga su aparición pública el lunes 20.
Coincidencias
Los entrevistados rechazan la existencia de un posible pacto político entre Gordillo Morales y López Obrador. 

Ante el cuestionamiento sobre el empate de la entrega de la constancia de mayoría electoral de Andrés Manuel y la liberación de Elba Esther, el miércoles 7, sostienen que se trató de una de las últimas muestras de poder del grupo de Peña Nieto.

“El PRI tiene sus esquemas y eso lo sabemos perfectamente, se pretendió utilizar a los medios para mandar el mensaje de sus viejas prácticas”, sostiene Ramírez Perulero.

Los entrevistados critican a López Obrador y a Esteban Moctezuma, quien será el próximo titular de la Secretaría de Educación Pública, por su “falta de sensibilidad” al no considerar la iniciativa de Reforma Educativa de la CNTE, congelada en el Senado desde febrero de 2017, así como su propuesta de modelos educativos.

Enríquez señala que Andrés Manuel conoce perfectamente la historia de resistencia magisterial, en particular el maltrato a la disidencia por parte de los exsecretarios de Educación Emilio Chuayffet y Aurelio Nuño, pero nunca consideró las iniciativas de la coordinadora.  

“López Obrador tiene que leer por qué votaron por él millones de personas incluido los maestros, es su responsabilidad política. Por lo que a nosotros respecta, no podemos dejar que él defina todas las cosas. Como organización social y política nos toca empujar los principios que defendemos.”

Para su colega Ramírez Perulero, lo importante es pedir a López Obrador “congruencia”, pues aun cuando se ha pronunciado a favor de la democracia sindical, no ha profundizado en ese tema.

Y López Hernández remata: “Elba Esther no puede regresar a la dirección del sindicato”.
La red gordillista que ayudó a AMLO

En los mítines de campaña de López Obrador era posible ver a personas que llevaban en la ropa las siglas RSP: formaban parte de las Redes Sociales Progresistas Magisteriales, un grupo –desprendido del Panal– organizado por los estrategas del círculo más cercano de Elba Esther Gordillo. Se encargaron de apoyar los actos proselitistas del candidato de Morena, pero sobre todo, crearon una estructura de defensa del voto que cubrió literalmente todas las casillas del país… a esta vigilancia en las urnas se atribuye buena parte del triunfo del tabasqueño. 

CIUDAD DE MÉXICO. La tarde del 13 de mayo, en Huatusco, Veracruz, Andrés Manuel López Obrador encabezó un mitin de campaña en el que, a diferencia de la mayoría de las concentraciones de Juntos Haremos Historia –tumultos teñidos por los colores de los partidos de la coalición–, destacaba la asistencia de mujeres y hombres con camisolas blancas en las que se leían las letras RSP.

Eran las siglas de las Redes Sociales Progresistas Magisteriales que, entonces pocos sabían, estaban integrando una estructura electoral para la jornada del 1 de julio.

Las RSP estaban presentes en cada uno de los tres o cuatro eventos proselitistas que López Obrador tenía a diario. Pero en Huatusco se trataba de una mayoría que vitoreó al candidato y a uno de los convidados al templete: el profesor Rafael Ochoa Guzmán.

“Me da mucho gusto que esté aquí con nosotros un paisano suyo”, exclamó López Obrador, presentando al exdirigente del magisterio, enlazando sus manos en lo alto y detonando una salva de aplausos.

Diputado federal por el PRI, Ochoa Guzmán fue parte de aquella bancada que dejó ese partido en solidaridad con Elba Esther Gordillo Morales –enfrentada con el entonces dirigente nacional, Roberto Madrazo, que la destituyó de la coordinación parlamentaria en San Lázaro–, para irse con ella a fundar el Partido Nueva Alianza (Panal).

Por Panal Ochoa fue senador a partir de 2006, pero en 2007 interrumpió su labor legislativa para –supeditado a “La Maestra”– ocupar la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

El Panal se presentó a la elección presidencial de aquel 2006 llevando como candidato al actual secretario del Trabajo, Roberto Campa Cifrián. Pero en los días previos a los comicios, Gordillo convenció a varios gobernadores priistas de movilizar electores a favor de Felipe Calderón, a fin de derrotar a López Obrador.

Doce años después los objetivos de Ochoa Guzmán ya eran otros, como expuso en entrevista con Proceso, en Huatusco, el 13 de mayo: desfondar al Panal por haber traicionado a su base, primordialmente el magisterio, una traición que consideró aun mayor en el caso del SNTE, que encabeza Juan Díaz de la Torre.

Así, resumía el exdirigente magisterial, su “mayor anhelo en la vida” era que ganara López Obrador, que el Panal perdiera el registro y que Díaz de la Torre cayera de la dirigencia magisterial.

Para conseguirlo, tanto él como el círculo íntimo de Gordillo –su yerno, Fernando González; su nieto, René Fujiwara; Ricardo Aguilar Gordillo, su sobrino; la exdiputada veracruzana Jacqueline García y el abogado Juan Iván Peña Neder– armaban dos esquemas de participación: uno enfocado a apoyar las actividades proselitistas de López Obrador y otro, formar una estructura electoral para la defensa del voto.

Ochoa Guzmán recordaba que el propio López Obrador había dicho que la falta de una estructura electoral para la defensa del voto en casillas había jugado en su contra en las elecciones de 2006 y 2012. En efecto, la vieja consigna de su primera y dudosa derrota era, precisamente, “voto por voto, casilla por casilla”, que aludía a la necesidad de un recuento.

De hecho el asunto era parte de un análisis realizado por los estrategas de Morena, que habían procesado datos de las elecciones de 2006 y 2012, la intermedia de 2015 –primera en la que participó dicho partido–, así como en las estatales de 2016 y 2017. 

El resultado de dicho análisis fue explicado a este semanario (Proceso 2161) por Horacio Duarte, representante de Morena ante el Instituto Nacional Electoral (INE): “Encontramos que, en general, el comportamiento atípico de mucha participación y, en consecuencia, muchos votos para el PRI tiene como lógica poca presencia de partidos distintos al PRI en las casillas. Para nosotros es un tema fundamental, pues se alteran los resultados en las casillas, derivado de la nula vigilancia electoral de los partidos, aun cuando han acreditado representantes.

“Digámoslo así: el PRI se despacha con la cuchara grande y eso puede incluir que la gente no llegue a votar, que se falsifiquen las actas, que se inventen los resultados, para que con ello el PRI garantice la victoria en un territorio. Es la constante que encontramos.”

Ochoa Guzmán recordaba en la entrevista del 13 de mayo que López Obrador había reconocido que en 2006 y 2012 “perdió o le robaron la elección porque no tenían estructura electoral”, de manera que las RSP participarían en eso.

“Nosotros, como RSP, no tenemos facultades para darle nombramiento de representante a nadie, pero ya que tenemos las redes, los nombramos vía Morena, PT y PES. Vamos a tramitar el reconocimiento del INE con su nombramiento respectivo para que cubran todo el país”, explicó.

La última semana de junio Proceso obtuvo una explicación –off the record– sobre la forma en que se movilizaría la estructura de Juntos Haremos Historia y que, en el caso de las RSP, consistiría en responsabilizarse en todo el país de las llamadas “casillas prioritarias”, aquellas en las que López Obrador habría ganado en 2006 y 2012, pero donde –según análisis hechos años después– en una suerte de operación hormiga –y por falta de vigilancia– se le anulaban o no se le contabilizaban los votos, lo que impactaba en el resultado nacional.
La innombrable
En mayo de 2017 Fernando González y Ochoa Guzmán habían hecho público su apoyo a la candidata al gobierno mexiquense Delfina Gómez. El día 30 de ese mes, Fujiwara –quien ya había emitido varios mensajes de apoyo a la exalcaldesa de Texcoco– fue más claro en sus descalificaciones a Díaz de la Torre.

Disimulada su presencia por ser aún militantes del Panal, la mayoría de los líderes de RSP mantuvieron un bajo perfil en 2017 y, desde entonces hasta el proceso electoral de este año, mantuvieron al margen de sus posiciones a “La Maestra”, lo mismo que el propio López Obrador.

El pasado 16 de diciembre Gordillo dejó la clínica donde cumplía su aprehensión, con la autorización de seguir en prisión domiciliaria, a casi cinco años desde su detención. Aquel día López Obrador no quiso referirse directamente a ella y sólo respondió que no le gustaba hablar mal de los presos y de los enfermos.

Diez días después, en una entrevista banquetera, le preguntaron si se reservaba el derecho de admisión con Elba Esther. Respondió: “Ella está retirada, según lo entiendo… y está en una situación delicada. Yo no hago leña del árbol caído”.

A partir de entonces los hechos se aceleraron. 

Se adelantó la elección del comité nacional del SNTE: debía tener lugar el próximo octubre pero ocurrió en febrero. Ahí Gordillo se reposicionó por medio de Alfonso Cepeda Salas, quien asumió la secretaría general, aunque Díaz de la Torre pudo quedarse al frente de la organización gremial.

El grupo cercano a Gordillo –entre ellos, Fujiwara–, que forma parte de las RSP, renunció formalmente al Panal; en abril, con el inicio de las campañas, las Redes Sociales plagaron las actividades de López Obrador.

El 3 de mayo, durante la entrevista que López Obrador dio a Tercer Grado, el entonces candidato admitió que Fujiwara colaboraba en su campaña, aceptó que Gordillo era corrupta y añadió:

“Usaron a la maestra (…) como suele pasar en estos casos la convirtieron en chivo expiatorio, porque así lo hacen. Les ayudó (Gordillo). Ya cuando no les sirven, los desecha (el sistema). Y yo tengo una debilidad: no me gusta que se ensañen con la gente. O sea, respeto a los perseguidos, a los presos.”

Un día después, una orden judicial restringió las visitas a Gordillo en su prisión domiciliaria, además de prohibirle el uso de internet y de servicios de mensajería como WhatsApp. 

Fujiwara expuso entonces que lamentaba haber metido a su abuela en ese problema, apuntando a que se trataba de una consigna por su posición de apoyo a López Obrador, algo en lo que ella nada tenía que ver.

Y así, el nieto, como los demás cercanos, se mantuvieron en su posición pública, igual que López Obrador: distancia para evitar reivindicar la posición de Gordillo.

Respecto al acto en Huatusco, el momento era clave para la presentación de Ochoa que hizo López Obrador, pues un día antes, el 12 de mayo, en San Pablo Guelatao y reunido con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el tabasqueño había presentado su proyecto educativo, en el que reiteró que derogará la reforma en la materia. Estuvo con el magisterio disidente, pero no con el inconforme, pero del SNTE.
Nutriendo mítines
La noche del 5 de mayo López Obrador llegó a Linares, Nuevo León. Sin ser espectacular, la concentración era importante para una localidad donde el PRI ha mantenido su hegemonía. Incluso en las elecciones que en la entidad ganó el PAN en 1997 y el independiente, Jaime Rodríguez Calderón, en 2015, en esa localidad el priismo siempre ganó.

Los dirigentes de los partidos de Juntos Haremos Historia se rezagan en la accidentada carretera Matehuala-Linares. El candidato presidencial ya está por iniciar su mensaje cuando los colaboradores de Ricardo Monreal –coordinador de la circunscripción– intentan infructuosamente ingresar a la zona del templete. 

Alejandro Rojas Díaz Durán, mano derecha de Monreal, queda fuera. Alguien avisa a Jacqueline García, una de las coordinadoras nacionales de RSP, quien gira instrucciones a los simpatizantes voluntarios que se ocupan de la seguridad… y la valla se abre de inmediato. Hasta entonces los equipos estarán completos.

Durante la campaña presidencial, en la mayoría de las ciudades donde López Obrador se presentó, tuvo plazas llenas en las que con frecuencia se distinguían las siglas RSP.

Esa era la otra vertiente en la que la organización participó activamente desde 2017: apoyo –abierto y “silencioso”– de actividades proselitistas de Morena, específicamente en el Estado de México, donde respaldaron a la profesora Gómez.

La reportera Areli Villalobos, en entrevista con los coordinadores nacionales de RSP, consignó que, para ellos, el apoyo a López Obrador sí implicaba activismo y presencia en mítines, pero también una operación “silenciosa” con jóvenes en redes sociales, universidades y otros espacios de la sociedad (Proceso 2170). Precisamente esa labor era la que Fujiwara tenía a su cargo.

Pero no fue todo. Los activistas de RSP, con la coordinación de Jaqueline García, participaron activamente en la campaña de López Obrador: formaban parte del equipo que, entre atención a invitados especiales, acceso de reporteros y diferentes aspectos logísticos, se apoyaban en voluntarios locales de la misma organización, mayoritariamente exintegrantes del Panal.

Con todo, ninguno de los coordinadores nacionales admitió públicamente que Gordillo haya tenido algún papel en la elección, como tampoco López Obrador lo hizo entonces ni el pasado miércoles 8, cuando se convirtió formalmente en presidente electo, en coincidencia con la absolución de “La Maestra”.

El jueves 9 López Obrador no encontró relación entre una cosa y otra e inclusive, a pregunta expresa de reporteros, luego de su reunión con el presidente Enrique Peña Nieto, bromeó: “Ayer también fue el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata”.

Para entonces Gordillo había mandado difundir que aparecerá el lunes 20 para dar un mensaje. Nueva coincidencia: López Obrador se volverá a reunir con Peña Nieto en la misma fecha.

Ante la expectativa de que Gordillo retome el control del SNTE, por sí o mediante incondicionales –como ya se plantea en videos firmados como “Despierta Magisterio”–, hay más: en conjunto, con las dos estructuras que operaron en la campaña de López Obrador –según datos de las RSP–, habría alrededor de 400 mil operadores, lo que les daría la posibilidad de conseguir el registro para un nuevo partido con base magisterial, en sustitución del Panal.

Fuente: Proceso