La alternancia de siglas hizo suponer a algunos que en Morelos podrían cambiar las cosas, sobre todo en materia de combate a la delincuencia organizada, rubro éste en el que particularmente falló Marco Antonio Adame, el panista que ocupó la gubernatura del estado antes que el perredista Graco Ramírez Garrido Abreu, en una espiral de inseguridad pública que tuvo uno de sus grados más altos con el priísta Jorge Carrillo Olea, un militar de alto grado al que confrontó de manera especial el propio Graco hasta su caída en 1998, habiendo tomado posesión del cargo en 1994, pasando por las brevedades igualmente tolerantes de Jorge Morales Barud y Jorge Arturo García Rubí, hasta llegar al helicóptero del amor y las relaciones sentimentales peligrosas del también panista Sergio Estrada Cajigal.
A pesar de esas expectativas de cambio (que desde siempre desestimaron quienes conocían la trayectoria política del citado Graco, aliado al grupo de Los Chuchos), los morelenses siguen viviendo graves momentos en cuanto a inseguridad pública, aderezados con la palabrería gubernamental. El hartazgo colectivo se manifestó nuevamente este domingo en las calles, con ciudadanos que ya están cansados de las agresiones de la delincuencia organizada y de la inacción de las autoridades de todos los niveles, particularmente la del gobierno estatal.
Aun cuando el gobernador Ramírez Garrido Abreu se manifestó muy dispuesto a escuchar y atender los reclamos populares, la manifestación cívica silenciosa tuvo peculiar concurrencia en contra o cuando menos en términos distractores: un maratón alentado por el propio gobierno estatal y un plantón de Antorcha Campesina en la plaza de armas. Una de las mantas portadas por ciudadanos rezaba: ‘‘Enrique Peña Nieto, nos dejaste solos’’. La gran mayoría de los ciudadanos vistió de blanco, algunos llevaron globos del mismo color y otros portaban pancartas de protesta o con las fotografías y descripción de lo que les había sucedido, ya fuera la desaparición forzada, la agresión policiaca o militar, la tortura o la muerte (en lo que va de la administración de Graco se han producido 60 asesinatos de mujeres, según lo denunciado ayer).
La Marcha del Silencio por la Paz y contra la Inseguridad congregó a miles de personas y en ella participó, en traje de faena, Javier Sicilia en nombre del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. También estuvo Julián Lebarón, el activista chihuahuense que forma parte del grupo de Emiliano Salinas Occelli, hijo del ex presidente de México. Graco Ramírez prefirió asistir a Puebla a actos en apoyo del candidato a presidente municipal de la capital de ese estado, Tony Gali Fayad, propuesto por el PAN y luego apoyado por el sol azteca, el Panal y Compromiso con Puebla. El alcalde de Cuernavaca, Jorge Morales Barud (antes mencionado aquí como gobernante sustituto que fue), asistió a Cali, Colombia, a un foro sobre prevención del delito, a invitación del Banco Mundial y de la secretaría mexicana de Gobernación.
Otra manifestación pública, no silenciosa y de numerosidad por verse, ha sido convocada para el próximo 8 de septiembre. Andrés Manuel López Obrador ha decidido que ese día haya un acto público en la Plaza de la Constitución de la ciudad de México, que ha sido testigo de su gran poder de convocatoria en otras ocasiones. La fecha escogida para esta vuelta de AMLO al Zócalo capitalino atiende la versión de que Enrique Peña Nieto presentará al Poder Legislativo, en cuanto inicie su periodo ordinario de sesiones, sus propuestas de reformas energética y fiscal, negociadas plenamente con los partidos que forman el Pacto por México, para que con gran diligencia sean aprobadas, ya como un asunto de mero trámite ante los entendimientos de cúpula que se hubieran logrado para esos momentos. El llamado del tabasqueño coincidiría con los momentos procesales definitorios en las cámaras, aunque habrá de verse si las acciones de protesta tendrán repercusiones trascendentes en el engranaje legislativo tan aceitado que en defensa de sus votaciones y acuerdos podría tener el perredismo institucional con Los Chuchos a la cabeza, e incluso Cuauhtémoc Cárdenas, aunque probablemente sin Marcelo Ebrard.
Será importante esa prueba del Zócalo para precisar el grado de persistencia del liderazgo social de López Obrador, luego del final atemperado que dio a su segunda búsqueda del poder presidencial, del desgaste que ha significado el vuelco hacia la construcción de su propio partido político, asì como de la persistente campaña de aislamiento y descrédito en su contra, además de la calculada división que en la izquierda ha propiciado el peñismo, tanto en el plano del PRD (con los antedichos Chuchos como cuña formal) como en el caso de Tabasco (donde Los Pinos promete a Arturo Núñez Jiménez benevolencia presupuestal y ‘‘justicia’’ en el caso Granier, a cambio de que se desmarque de AMLO y ‘‘permita’’ la recuperación priísta en las elecciones venideras.
Astillas
Fernando Castro Trenti cerró campaña ayer en el estadio propiedad de su rival interno, Jorge Hank Rhon. Con un acarreo al mejor de los peores estilos del priísmo y con la asistencia de dirigentes nacionales del partido de tres colores, el diputado federal con licencia insistió en que ha llegado la hora de relevar del mando estatal a los panistas que gobiernan la entidad desde que el primer salinismo les cedió el paso en un paquete de concesiones a cambio de legitimar los comicios de 1988. Ahora, el PAN espera que el segundo salinismo les pague, con la continuidad en BC, la permanencia en el Pacto por México... Lindas confesiones del ‘‘demócrata’’ Gustavo Madero: que hubo acuerdo entre partidos para no mencionar temas de inseguridad pública en las campañas electorales en curso...Y, mientras el órgano informativo de la Arquidiócesis Primada de México, ésta a cargo de Norberto Rivera, se une al coro oficialista que celebra la farsa judicial montada alrededor de Andrés Granier como un hecho ‘‘histórico’’, ¡hasta mañana, con la feria de irregularidades rumbo a las elecciones en 14 estados el próximo domingo!
Fuente: La Jornada | Julio Hernández López