jueves, 17 de diciembre de 2015

La Secretaría de Cultura concesionará el patrimonio cultural a la Iniciativa Privada: académicos

Rafael Tovar y de Teresa durante la toma de protesta del nuevo titular del INAH. 
Foto: Germán Canseco

Académicos advirtieron que la iniciativa que dio origen a la Secretaría de Cultura pondrá en riesgo el patrimonio cultural del país y lo dejará en manos privadas.

La recién creada Secretaría de Cultura le restará facultades al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y tiene la intención de concesionar “el patrimonio cultural a manos privadas, partiendo de una perspectiva limitada de la ‘cultura’ lo que implica desvirtuar el cometido y alcance del INAH”.

En un desplegado publicado este jueves, decenas de investigadores mexicanos y de distintas partes del mundo expresan su preocupación con la normativa de la Secretaría de Cultura:

“Restarle (al INAH) funciones, autonomía y vinculación orgánica con el sector educativo y los movimientos sociales es una medida desafortunada para el sector cultural y para el medio académico destinado a la investigación en ciencias sociales y humanidades, vulnerando la defensa de la integridad biocultural del país y de los saberes de los pueblos en general”.

Este jueves, la Secretaría de Gobernación emitió el decreto por el que se crea la Secretaría de Cultura.

Lo que hasta hoy es el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) se transforma en la Secretaría de Cultura, por lo que todos sus bienes, recursos materiales, financieros y humanos, así como documentación y archivos se transferirán a ella.

De acuerdo con los firmantes del desplegado, la iniciativa pone en riesgo 75 años de investigación, conservación y difusión del patrimonio cultural encabezado por el INAH.

Entre los firmantes se encuentran investigadores de la Universidad Carolina del Norte, de Buenos Aires, la Ucla, Colegio de México, la Autónoma de Tamaulipas y la UNAM; destacan los nombres de Rodolfo Stavenhagen, Pablo González Casanova, Carlos Fazio, Paulina Fernández Christlieb, Yvon Le Bot y Pablo A. Pozzi.




Fuente: Proceso| La Redacción