miércoles, 30 de diciembre de 2015

El estudiante preso y olvidado del 2 de octubre

Andrés Pérez Rosales, uno de los jóvenes detenidos el 2 de octubre de 2013. 
Foto: Tomada de YouTube

Un video filtrado a medios por la policía capitalina fue suficiente para que Andrés Pérez Rosales fuera sentenciado a ocho años, diez meses y 14 días de prisión por el delito de robo, aun cuando el peritaje de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) no pudo identificarlo a plenitud y en el expediente ni siquiera se establece cuál fue la tienda atacada, además de que los dos policías que lo detuvieron –supuestamente agredidos por el joven– son consumidores de mariguana.

En síntesis, la PGJDF no probó la identidad del acusado, el lugar de los hechos, ni las lesiones a dos policías toxicómanos. Un juez admitió el caso y mantiene preso al acusado.

El video de seguridad de una tienda Oxxo registró el saqueo por parte de un grupo de encapuchados que presuntamente la tarde del 2 de octubre de 2013 habrían provocado disturbios en las inmediaciones de avenida Reforma, más o menos a la hora en que un tumultuoso operativo de seguridad desplegaba la violenta redada que canceló la conmemoración de los 45 años de la masacre estudiantil de 1968.

Entre los encapuchados del video, un hombre delgado, de cabello largo y playera roja, es captado embolsándose cajetillas de cigarros en el interior del establecimiento. Al contrastar ese video con otro, tomado por un defensor de derechos humanos durante las detenciones, parece tratarse de la misma persona, quien se identificó como Andrés Pérez Rosales, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH).

En el video ciudadano, además de dar su nombre, el joven detenido dice que vende dulces y cigarros y que lo que lleva en la mochila es lo que surtió para su negocio.

Detenido con muchos otros jóvenes aquella jornada, de Andrés Pérez Rosales no se volvió a hablar durante los meses siguientes, cuando otros detenidos despertaron un movimiento y el activismo de diferentes colectivos, hasta quedar exonerados de los cargos que se les imputaban.

Entre los detenidos de avenida Reforma se consignó a Alejandro Bautista Peña, Víctor Efrén Espino Calixto, Salvador Reyes Martínez, José Daniel Palacios Cruz, Adrián Gutiérrez, Ilia Adad Infante Trejo, Iribar Ibinarriaga y Abraham Cortés Ávila.

Además, previo a la marcha se detuvo en el Centro Histórico y se consignó a Jorge Mario González García. Todos, excepto Cortés Ávila, quedaron en libertad mediante amparos y desvanecimiento de pruebas.
Andrés Pérez fue conducido la noche del 2 de octubre de aquel año a las instalaciones policiacas conocidas como “Tlalpan 3”. Ahí se le pidió cubrir una fianza, pero como no tuvo con qué pagarla fue remitido al Reclusorio Sur.
Salvo por la inclusión de su nombre en las notas periodísticas que aparecieron al día siguiente y la posterior filtración del video de un Oxxo, no se volvió a hablar de él. Ajeno a militancias o participación en colectivos, decidió defenderse sin publicitar que estaba preso, hasta que su abogado lo abandonó y luego vino la sentencia de casi nueve años dictada a finales de septiembre pasado.
Nadie protestó por él, no hubo publicaciones que difundieran su historia, y hasta que la sentencia fue dictada su caso era desconocido.

Expediente en duda

Aunque la policía capitalina lleva más de una década aplicando controles antidoping a sus elementos, los policías A.F. y R.C. declararon que consumían mariguana.
De acuerdo con el certificado médico emitido el 2 de octubre de 2013 a las 10:45 ante los médicos legistas Juan Alberto Corrales y Osvaldo Castañeda, los dos policías declararon su toxicomanía, aunque según los partes médicos estaban aptos para declarar el día de la revisión.
Aunque a Andrés Pérez se le atribuye haber golpeado a los policías, en los partes médicos mencionados se establece que ninguno de los dos presentaba lesiones ni heridas. La acusación inclusive plantea que a pura fuerza de puños, Andrés habría roto el casco de uno de ellos hasta lesionarlo. El parte médico legista no dice nada de eso.
Lo que sí hay es evidencia videograbada de que una de las bolsas que se ofrecieron como prueba del saqueo se le retiró a otro joven. También que durante la detención Andrés Pérez fue derribado con violencia y golpeado por granaderos, no al revés.
Además, la cadena de custodia registró en un primer momento ocho cajetillas de cigarros en su mochila y luego, en las documentales siguientes, se establecieron 34 cajetillas.
Esas cajetillas de cigarros y una botella de Bacardí –que Andrés afirma le sembraron y no aparece en el video de su detención– es lo que suma mil 300 pesos de daño a la tienda Oxxo, pero el expediente no establece en cuál.
De hecho, el video en el que se aprecia a un joven con parecido físico y ropa similar a la de Pérez Rosales saqueando el Oxxo no fue admitido por el perito de la PGJDF, que en su dictamen consideró que era muy mala la resolución y estaba editado, por lo que no se podía aportar como prueba.
Por si fuera poco, en el expediente ese video malo y editado corresponde a un Oxxo situado junto al edificio del periódico ‘El Universal’, y el que se supone que fue saqueado es el que está junto al Hotel Imperial, pero el que se acredita como afectado es el que se encuentra en la esquina de Reforma con Lafragua.
La acusación es tan deficiente que ni siquiera se incluyó en el expediente algún dictamen de criminalística, porque además de no poder determinar cuál establecimiento había sido el afectado, cuando revisaron los mencionados no había nada qué hacer, pues según el parte ya estaban reparados.
El Ministerio Público llamó a testificar a tres empleados de la cadena comercial con tan mal tino que ninguno pudo identificar a plenitud que fuera Andrés el saqueador, y en una declaración posterior sólo uno de ellos aseguró que reconocía la playera roja estampada en blanco con un número 20.

Sentencia a como dé lugar

Con 18 años de edad al momento de su detención y matriculado en el CCH, Andrés Pérez Rosales sigue preso. En tres ocasiones el Juzgado 33 de lo Penal, radicado en el Reclusorio Sur, ha reiterado la sentencia de ocho años y diez meses.
La causa, a la que se le asignó el número de expediente 242/2013, ha sido resuelta en tres ocasiones, debido a que un tribunal de alzada le ha instruido al juzgado que reponga vicios de forma.
De acuerdo con la familia del acusado, el juzgado ni siquiera admitió los videos que exculpan al joven, para admitir la acusación del fiscal que pretende configurar los delitos de robo calificado, ultrajes a la autoridad y ataques a la paz pública en pandilla.
Estos últimos dos delitos son los que más se emplearon para los consignados por su participación en la marcha del 2 de octubre, que se vinieron abajo con videos y documentales en juzgados de amparo y por cuyo uso excesivo la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal emitió –por los mismos días en que se le dictó sentencia a Andrés– una recomendación por la forma en que procedieron policías, fiscales y jueces con los detenidos de esa fecha.

Fuente: Proceso| ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA