Tres camionetas de transporte fueron incendiadas.
Foto: José Molina
CHILPANCINGO. GRO.- Sujetos armados incendiaron tres unidades de transporte público en diferentes puntos de esta ciudad y también dejaron la cabeza de un hombre junto a un narcomensaje.
En el mensaje se advierte sobre el recrudecimiento de la violencia y exhibe el vacío de autoridad que prevalece en la entidad.
Este hecho muestra que la brutal confrontación que mantienen bandas criminales por el control de las zonas de producción y trasiego de heroína en la Sierra, se ha extendido a la ciudad de Chilpancingo, donde la delincuencia actúa impunemente, a pesar de la fuerte presencia policíaca y militar.
La cacería contra el sector transportista se desató desde la mañana del sábado, cuando autoridades locales reportaron el hallazgo de una camioneta del servicio público tipo Urban que fue incendiada en las inmediaciones de la
colonia Plan de Ayala, al poniente de esta capital.
De acuerdo a testigos, un grupo de sujetos armados habrían interceptado la unidad, sometieron al conductor, bajaron a los pasajeros, rociaron gasolina sobre el vehículo y lo incendiaron.
Luego, se reportó un hecho similar en la colonia Jardines del Sur, donde los delincuentes utilizaron la misma estrategia para quemar otra unidad.
La tercera camioneta fue encontrada entre las colonias Infonavit y Guerrero 200, también quemada.
En ninguno de los hechos fue agredido alguno de los pasajeros, refiere el parte oficial.
No obstante, horas después fue localizada la cabeza de un joven en el puente peatonal de la colonia Obrera, sobre la autopista del Sol.
Los sicarios dejaron en el mismo lugar un narcomensaje dirigido contra el presunto narcotraficante originario de la Sierra, Ángel Villalobos y su operador en esta capital, Onésimo Castillo.
Las autoridades policiacas y militares se limitaron a sofocar las llamas de las unidades incendiadas y a pesar de que la jornada violenta se realizó a plena luz del día, no se implementaron operativos para tratar de ubicar a los responsables.
Fuente: Proceso| EZEQUIEL FLORES CONTRERAS