Ayer cobró forma, en un comunicado oficial de Human Rights Watch (HRW), lo que los mexicanos han ido constatando día a día a lo largo de casi un año. El cambio del peñismo en cuanto a estrategia para la defensa de los derechos humanos ha sido, en gran medida, exclusivamente retórico. Es decir, discurso, palabrería, rollo. La administración priísta no ha mostrado avances significativos en la investigación de abusos del pasado (es decir, Peña y Calderón van siendo más o menos lo mismo) y se continúan produciendo nuevas violaciones graves de derechos humanos con impunidad.
El diagnóstico realizado por la polémica organización no gubernamental se produce justamente cuando el gobierno federal se está armando de más recursos legales, operativos y de control mediático para enfrentar la creciente inconformidad social por el mal manejo del país y, además, para acerar el puño ante la delincuencia imparable, que no obedece solamente a condiciones heredadas del panismo, sino a la persistencia de causas estructurales injustas, agravadas en el segundo salinismo rapaz que permite y promueve la clase política pluripartidista.
José Miguel Vivanco, director de HRW, aseguró que las fuerzas oficiales de seguridad siguen cometiendo desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y torturas, y que cuando la situación de la violencia ha requerido intervención federal, su estrategia pareciera haber sido prácticamente indistinguible de la de su predecesor. A lo dicho por la mencionada instancia de observación ha de agregarse que ese cuadro institucional trágico estará en riesgo de agravarse en cuanto Los Pinos haya desahogado su agenda de reformismo, en especial la delicada operación relacionada con lo energético, pues el Espíritu de San Salvador Atenco, reiterado escandalosamente en la Universidad Iberoamericana en tiempos de campaña presidencial peñista, ha estado hasta ahora rigurosamente sometido a los cálculos de viabilidad legislativa y tripartidista que correrían riesgo de verse afectados por un inoportuno exabrupto represivo.
Pinches medios, soltó significativamente el secretario de Seguridad Pública del estado de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita (ciudad de México, enero de 1967, licenciado en ciencias administrativas por la Escuela Bancaria Comercial http://bit.ly/1iQ52sa) el día en que comparecía ante el Congreso local para glosar la parte que le correspondía del tercer informe del gobernador Javier Duarte.
Así lo relató Jair García, reportero de La Jornada Veracruz, que dirige Tulio Moreno Alvarado:
“Apenas había tomado asiento, y sin darse cuenta de que el micrófono ya se encontraba abierto, Arturo Bermúdez soltó: ‘pinches medios’, para expresar su malestar por la presencia de fotógrafos y camarógrafos enfrente de él, que no permitían que luciera su evento en el auditorio Sebastián Lerdo de Tejada del Congreso. Pero esa no fue la única agresión contra comunicadores, pues todavía no empezaba su comparecencia y la excesiva presencia de policías uniformados y vestidos de civil impidieron el paso dentro del Congreso a personal y reporteros. Luego de dar un discurso de 30 minutos sobre los avances obtenidos en su materia, un grupo de reporteros, entre quienes se encontraban Norma Trujillo, de La Jornada Veracruz, se manifestaron por las agresiones físicas, robos, amenazas y diversas intimidaciones para inhibir la labor periodística” (http://bit.ly/1eygplT).
La más reciente de las agresiones gubernamentales al gremio periodístico de esa entidad sucedió durante la madrugada del pasado 14 de septiembre, cuando policías estatales desalojaron a profesores que estaban en protesta en la Plaza Lerdo de Xalapa. Varios informadores fueron golpeados y sufrieron el robo de su equipo de trabajo. El secretario Bermúdez Zurita niega que los autores hayan sido sus agentes, aunque ha dicho que 30 de ellos están bajo investigación. Reporteros sin Fronteras consideró a Veracruz en 2011 como uno de los 10 peores lugares del mundo para ejercer el periodismo (http://bit.ly/Iru9TS). De entonces a la fecha ha aumentado el número de periodistas amenazados, perseguidos, golpeados y muertos (en abril de 2012 fue asesinada Regina Martínez), y en meses recientes se ha agudizado la ofensiva contra quienes cubren las variadas protestas públicas que se producen en esa agitada entidad. Pinches medios, ha dicho reveladoramente el máximo jefe policiaco de la administración de Javier Duarte.
La desesperación y el hacinamiento de aspirantes a cruzar de manera infractora la línea fronteriza con Estados Unidos llevó a un grupo de ellos (entre 100 y 300, según los diversos reportes periodísticos disponibles) a intentar desde Tijuana una irrupción masiva el pasado domingo. Los agentes gringos repelieron la amenaza de invasión (denominada por los migrantes ¡Viva Villa!) con gas lacrimógeno, descargas eléctricas y gas pimienta, según una nota de Hilda Pérez, en El Sol de Tijuana, dejando tres heridos en el bando indocumentado (http://bit.ly/1eoKX97). No hubo detenidos y ninguno de los neovillistas al estilo Columbus logró ingresar al vecino país.
Y, mientras grupos de la sección 22 del SNTE actuaban violentamente contra instalaciones de la 59, que creó Elba Esther Gordillo como cuña de esquirolaje en Oaxaca para dividir al insurrecto magisterio mayoritario (sección 59, que pretende quedarse en algunas escuelas de la entidad luego de haberse instalado en ellas aprovechando que los titulares protestaban en la ciudad de México contra la reforma laboral peñista dirigida a los profesores), ¡hasta mañana, con Guillermo Valdés, quien fue director del Cisen con Felipe Calderón (luego de haber hecho encuestas como directivo de GEA-ISA favorables al candidato que luego le daría cargo) reconociendo que en el sexenio pasado se crearon centros de fusión de actividades de espionaje e inteligencia de Estados Unidos con las mexicanas, aunque quien fue el jefe de la máxima área nacional de información relevante reconoció no tener nada que decir respecto a la revelación de documentos de la Secretaría de la Defensa de EU que mencionan centros de inteligencia en México a los que no tenían acceso los mexicanos!
Fuente: La Jornada| Julio Hernández López
