Veracruz, Ver.- Con el paso del tiempo uno se percata que la incomprensión y el asombro que causan las actividades de los políticos en México se debe a que nos tomamos demasiado en serio sus peripecias y no como lo que son en realidad: un auténtico reality show.
Cuando uno lo toma de esa forma, entonces la presencia de figuras de la televisión en el ámbito de la grilla toma sentido, porque son parte de una serie de capítulos donde algunas actrices caen rendidas ante los encantos de gobernadores, líderes de partidos o incluso llegan a posicionarse dentro de cargos públicos a través de la elección directa.
Por eso extraña que cause tanta histeria en Veracruz el reciente nombramiento de Ana Guadalupe (Anilú) Ingram Vallines como presidenta de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura en el Congreso de esa entidad.
Apenas tomó protesta y el colectivo en redes sociales dio rienda suelta a los reclamos y burlas solo por el hecho de que su antecedente más conocido (y que sin duda será su cruz por el resto de sus días) es como conductora para la pantalla chica nada más y nada menos que para la empresa Televisa.
Hubo quien, como el panista Marco Martínez, se mofó de la legisladora señalando que su último cargo público fue como “reina del carnaval de Veracruz”, lo cual causa un poco de gracia, no por su dicho sino por esa tendencia de escupir para arriba de algunos blanquiazules, pues algunos miembros salidos de ese partido sin ser reyes hicieron de este país un verdadero carnaval desde la Presidencia.
Lo que a todos se les olvida o prácticamente nadie quiere ver es que Anilú Ingram llegó a su curul a través de la elección directa en los pasados comicios. Es decir, que ni es una representante plurinominal ni está ahí como suplente tras haber cubierto el lugar de alguna diputada ‘juanita’.
Ahora bien, nada levantaría suspicacia si no fuera por el hecho, primero, de que precisamente en las pasadas elecciones el PRI (sí, la nueva presidenta del Congreso es del PRI) buscó revertir el fracaso obtenido en las elecciones federales de 2012 y se fue con todo, buscando entre lo mejor de su arsenal político y al no encontrarlo, recurrió a caras conocidas y que mejor que las que se ven en el canal de las estrellas.
En ese sentido, aparte de Anilú, nominaron al Congreso a Tonatiuh Pola, también conductor de Televisa por 20 años y hasta a Cipriano Hernández, nominado a alcalde tras saltar a la ‘fama’ participando en el programa Cantando por un sueño.
Si tomamos en cuenta que hasta un gato obtiene más votos que el Sol Azteca y que el gobernador es visto como un adalid en la defensa de la libertad de prensa mientras a unos periodistas los secuestran y hasta pierden la vida, entonces los nombramientos de este tipo en el Congreso veracruzano toman sentido, porque resulta que Anilú Ingram realmente no saltó de la pantalla a una curul, sino antes pasó por los equipos de campaña y de gobierno del siempre cándido suertudo y nada sospechoso Fidel Herrera y del mismo Javier Duarte, actual gobernador. Ahí es donde la ceja se levanta y donde en realidad se debería poner atención.
¿Por qué? Porque eso significa que en lugar de estar festejando el ascenso de una mujer a uno de los puestos más importantes de gobierno en aras de la igualdad de género, sin importar si en realidad alguna vez fue reina de un carnaval o si conducía cápsulas televisivas sobre vida y estilo, resulta preocupante que uno de los poderes de la entidad quede en manos y en la zona de influencia del grupo del gobernador de Veracruz, cuyo poder se va extendiendo por todos lados restando y casi nulificando toda posibilidad de contrapeso, por lo que no será de extrañar que las prácticas de pasar leyes nada más porque las dijo el ‘góber’ sigan siendo una práctica común.
De otra cosa estaría hablando todo el mundo de no ser por los pequeños detalles que se convierten en gigantescos antecedentes en esa relación conjunta de Televisa y el PRI. Antes, ahora y quién sabe qué vendrá después.
Fuente: El Piñeiro de la Cuenca| Miguel Ángel Castillo