Policías durante el desalojo.
Foto: Especial
En el sorpresivo operativo en el que también participaron patrulleros, rescatistas y operadores de retroexcavadoras, los efectivos cerraron la carretera Cananea-Agua Prieta para después desalojar a los manifestantes que se encontraban en guardia en las instalaciones hidráulicas.
Sin embargo, desde las 23:30 horas del viernes los más de 200 inconformes se habían marchado del lugar debido a que una persona desde el interior de la PFP los había alertado sobre este movimiento táctico nocturno.
Esta filtración no impidió que los granaderos desmantelaran carpas, apagaran fogatas y levantaran las improvisadas estructuras de metal y lonas que los manifestantes habían erigido como viviendas durante los casi cuatro meses que permanecieron en el lugar.
El vocero del Frente Todos Unidos contra Grupo México, Antonio García, lamentó que el gobierno federal se preste a sofocar por la fuerza una manifestación pacífica para exigir justicia.
“Está muy mal esto que ocurrió porque Grupo México no ha cumplido con la remediación de los ríos Sonora y Bacanuchi, además que no ha indemnizado a los más de 25 mil afectados”, señaló.
En tanto, el secretario general del Sindicato Minero Nacional de la Sección 65, Sergio Tolano, subrayó que esta acción federal no frenará las manifestaciones contra el consorcio.
“No nos podemos quedar con esta situación porque ya sabemos que en el país todo se resuelve con el uso de la fuerza. Nosotros insistiremos en el diálogo hasta llegar a una solución”, indicó.
El centro de rebombeo de Los Patos representa para la mina Buenavista del Cobre el 70% del recurso hídrico para la separación del cobre del resto de los metales. El freno en las instalaciones significó una pérdida diaria de 4 millones de dólares para el consorcio.
Los damnificados de las cuencas sonorenses se unieron a los mineros de la Sección 65 despedidos injustamente por Grupo México en 2010, para exigir el pago equitativo de indemnizaciones en la zona ribereña y respeto al contrato colectivo de trabajo.
Fuente: Proceso| MILTON MARTÍNEZ