martes, 21 de julio de 2015

Gobernador y funcionarios huyen de protesta por Ayotzinapa en Congreso de Guerrero

Padres de los 43 en el Congreso de Guerrero. 
Foto: José Luis de la Cruz

CHILPANCINGO, Gro.- Padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y miembros del magisterio disidente se manifestaron en la sede del Congreso local, donde provocaron que el gobernador Rogelio Ortega, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Lambertina Galeana Marín, así como diputados locales y jefes castrenses, huyeran del lugar.

Las autoridades estatales y mandos militares acudieron a la sede del Legislativo para develar una placa con el nombre del teniente José Azueta Abad, en reconocimiento a su patriotismo y lealtad durante la invasión estadunidense a Veracruz suscitada el 21 de abril de 1914.

La ceremonia comenzó a las 11:30 horas y estuvo encabezada por el comandante de la Octava Región Naval, Ángel Enrique Sarmiento Beltrán.

Por su parte, al menos un centenar de manifestantes encabezados por algunos padres de los 43 normalistas arribaron en marcha al Congreso, lugar que se encontraba resguardado por marinos, soldados y policías estatales.

Mientras un diputado local panista dirigía un mensaje donde propuso que la Base Naval de Acapulco lleve el nombre de José Azueta, los padres lanzaron consignas para seguir insistiendo en su demanda de justicia.

La presidenta de la mesa directiva, la diputada por Movimiento Ciudadano (MC), Laura Arizmendi, clausuró la ceremonia que duró menos de 20 minutos y todos los asistentes escaparon por salidas de emergencia para evitar encarar a los padres de Ayotzinapa.

Los policías estatales que resguardaban el Congreso lanzaron gas lacrimógeno contra los inconformes para dispersar la protesta y de esta forma autoridades civiles y castrenses pudieron salir del Congreso y escapar a bordo de sus vehículos blindados.

En tanto los padres, miembros del magisterio y estudiantes se retiraron gritando consignas contra el Ejército por su presunta participación en la masacre y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.

Fuente: Proceso| EZEQUIEL FLORES CONTRERAS