El transformador con el cual operaba el "megadiablo" en la Calzada México-Tacuba fue desconectado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero eso no fue obstáculo para que los informales sigan robándose la energía.
Con otras conexiones ilícitas, los vendedores repusieron la sustracción del suministro de la red y se repartieron en unos 100 "diablos", con lo que persiste el riesgo para transeúntes y vendedores, pese a que autoridades señalaron desde hace 200 días que era necesario retirarlos.
El GDF, la Delegación Miguel Hidalgo, la CFE, vecinos y los propios informales estuvieron de acuerdo, el 8 de febrero pasado, en que deberían desaparecer las cientos de conexiones ilegales.
"Los locatarios se volvieron a conectar de manera ilícita de los diferentes transformadores aledaños a la zona", indicó la CFE en un reporte.
El único cambio que se observa es que la mayor parte de los focos incandescentes fueron reemplazados por nuevas lámparas ahorradoras y la Delegación Miguel Hidalgo prosigue con la construcción de puestos semifijos, que ya suman 27, aunque también están "colgados".
"Con una inversión de 10 millones de pesos continuamos con la remodelación de la plaza, como parte del primer esfuerzo de ordenamiento del comercio informal que se realiza en la zona después de muchos años.
"Será instalado un tablero con 180 espacios para colocar medidores, como parte del proceso de regularización que ya iniciaron los comerciantes con la CFE", aseguró el director de Obras de la Delegación, Gerardo Jácome.
Aclaró que se trata de una primera etapa y corresponderá a la siguiente etapa extenderlo a todo el tianguis y dotar de mayor infraestructura para legalizar las conexiones.
"Estamos en proceso de regularización para que nos llegue el recibo como a todos, pero mientras tenemos que trabajar", comentó Josefina, vendedora de tacos en uno de los 27 puestos nuevos.
Un puente peatonal, metálico, para cruzar sobre la calzada México-Tacuba, a la altura de la calle Mar Okhotsk, fue habilitado como guía para conducir unos 200 cables hacia un transformador.
"Es un terror pasar por aquí nada más de ver tanto cable, ahora que ha llovido, tocas los tubos del puente y dan toques; no me gusta irme por acá, pero si no tengo que caminar dentro del tianguis para cruzar al otro lado y es más vuelta", mencionó la estudiante Isabel Vázquez
Fuente: Reforma
