miércoles, 7 de diciembre de 2011

Se va el porro... al Senado. Lozano: hueso e impunidad. Pavoroso tiradero laboral

No dio una en los últimos cinco años, pero Javier Lozano Alarcón, por fin, ofrece una buena noticia: dejaría la Secretaría del Trabajo a más tardar” el próximo 15 de diciembre. Excelente, uno menos en el gabinetazo, pero no lo hará como resultado de su estrepitoso fracaso al frente de tal dependencia y del enorme daño que causó al mercado laboral, sino porque rápido y veloz va en pos de hueso y protección en la siguiente bancada blanquiazul en el Senado de la República. Personajes como el citado deberían terminar enchiquerados, pero la gran “democracia” mexicana les facilita muchas rutas de escape para que impunemente siempre caigan para arriba.

Se va “satisfecho con los resultados” –según dijo– de la Secretaría del Trabajo, aunque con la modestia que lo caracteriza reconoce dos “frustraciones”: no lograr la “legalización” del outsourcing (“la no aprobación de la reforma laboral”) y no poder dar la puntilla a los trabajadores de la aerolínea insignia del país (“el caso no resuelto de Mexicana de Aviación”). Pero más allá de esas dos ronchitas, él se dice orgulloso con sus “logros” al frente de la citada dependencia. ¿Será?

Pues bien, un breve repaso de lo que al país le significó mantener a este señor durante un quinquenio al frente de una de las dependencias públicas más importantes para el desarrollo económico y social resume lo “satisfecho” que Lozano puede retirarse en pos de hueso y protección: en esos cinco años, y sin considerar rezagos, sólo 27 de cada cien mexicanos lograron colarse al mercado formal de la economía, y de ellos la tercera parte lo hizo de forma eventual. Ello, sin considerar mutilaciones contractuales, creciente desempleo, desplome salarial, fortalecimiento de la informalidad, porrismo sindical, esforzados servicios a los barones –a Germán Larrea, de manera destacada–, decidido impulso a la “tercerización”, entre otras gracias del futuro candidato panista al Senado de la República.

En cinco años (noviembre de 2006 a igual mes de 2011), la generación de empleo formal a duras penas acumuló un millón 530 mil puestos de trabajo, con un promedio anual ligeramente superior a 306 mil plazas. De ese total, un millón 28 mil 403 son plazas permanentes (205 mil 680.6 por año, en promedio) y eventuales 501 mil 901 (100 mil 380 por año). En igual lapso, la población económicamente activa (mexicanos en edad y condiciones para laborar) se incrementó en 5.5 millones de personas, de tal suerte que en el satisfactorio balance de Lozano queda claro que 4 millones de mexicanos terminaron por migrar al extranjero, en la informalidad, el desempleo o el crimen organizado. De ese tamaño puede ser su “satisfacción”, y de ese tamaño, también, la vergonzosa permisividad de la “democracia” nacional con este tipo de “funcionarios”.

Sin duda, la noticia de su salida de la Secretaría del Trabajo deja muy contentos a los mexicanos, aunque efímeramente, pues ellos saben que a esa dependencia pública arribará otro de la misma calaña y que, quiéranlo o no, también pagarán los excesos de Lozano en el Senado, puesto que la candidatura del poblano pianista tampoco lleva riesgo: será plurinominal.

Mientras dura el regocijo por tal acontecimiento, la Cámara de Diputados reporta que al cierre del tercer trimestre de 2011, el IMSS dio a conocer que el número de trabajadores asegurados permanentes y eventuales urbanos ascendió a 15 millones 215 mil 211 personas, con lo cual acumula un incremento de 603 mil 582 nuevos cotizantes en el año. Si se compara con el mismo periodo de 2010, el crecimiento en la generación de empleos resulta menor en 117 mil 901 cotizantes, es decir, una reducción de 16.3 por ciento, lo que tampoco corresponde a las “cifras históricas” presumidas por Javier Lozano.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo levantada por el Inegi, la desocupación se ubicó en 2.7 millones de personas durante el tercer trimestre del presente año, para un incremento de 197 mil respecto al segundo trimestre de 2011. Al cierre de septiembre pasado, la tasa oficial de desocupación se ubicó en 5.7 por ciento de la población económicamente activa, por arriba de lo registrado antes de que comenzara la crisis. De igual forma, la población que reconoció tener la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual le permite (subocupación) creció en 323 mil personas durante el mismo trimestre, para ubicarse en 4.2 millones; con lo que en septiembre representó el 8.9 por ciento de las personas ocupadas, la segunda cifra más alta desde mayo de 2010 (en octubre creció a 9.3 por ciento).

De esta manera, puntualiza la Cámara de Diputados, “resulta evidente que la generación de empleos formales (cotizantes en el IMSS) ha sido insuficiente para reducir el alto desempleo. El empleo formal ha crecido muy por debajo de lo necesario para cubrir el crecimiento poblacional. A consecuencia de la dificultad para encontrar empleo en el sector formal de la economía, las personas recién incorporadas al mercado laboral (en su mayoría jóvenes) han optado por buscar empleos en el sector informal, donde carecen de prestaciones económicas y seguridad social. Tan sólo en el último año, más de 533 mil personas se incorporaron a la informalidad, para alcanzar la cifra histórica de 13.4 millones, o 28.7 por ciento de la población ocupada. Además, la cantidad de personas que dejaron de buscar empleo pero que se encuentran disponibles para trabajar creció en 467 mil durante el último año, para alcanzar 6.1 millones de personas. Hoy, el país cuenta con más de 25 millones de personas en situación de alta vulnerabilidad al no contar con ingresos estables, ya sea por estar desempleados (incluyendo a los que no buscan empleos pero están disponibles), subocupados, o trabajando en el sector informal; esto equivale a alrededor de la mitad de la población económicamente activa”.

Cincuenta por ciento de los mexicanos en edad y condición de laborar se encuentra en las condiciones descritas por la Cámara de Diputados, pero Javier Lozano se dice “satisfecho” con sus “logros” al frente de la Secretaría del Trabajo. Seguirá dañando al país, pero ahora desde el Senado de la República. Todo un triunfo de la “democracia”

Las rebanadas del pastel

Más que risas y choteo debe provocar preocupación la cantidad de disparates que los políticos dicen (y hacen) por segundo. Y no se limitan al abierto desconocimiento de libros y autores (caso concreto Enrique Peña Nieto, Ernesto Cordero, Josefina Vázquez Mota –también Mario Delgado, el delfín de Marcelo para el Distrito Federal– y los que se acumulen), sino de la delicada realidad nacional. Se supone que de esa bola de burros saldrá la siguiente tanda de “gobernantes”.




Fuente: La Jornada