El presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Álvaro González Muñoz, sostuvo que durante el año que termina los ganaderos del sector social han perdido más de 7 mil 500 millones de pesos por recibir precios inferiores a los costos de producción, sobre todo por prácticas especulativas de las tiendas comerciales que imponen rígidas condiciones para la venta del lácteo.
A esto hay que agregar la importación desleal de productos de otros países para que las tiendas departamentales vendan sus marcas "genéricas", desplazando a la producción nacional y mostrando el gran poder de comercialización que les permite el Gobierno con grandes privilegios que terminan dañado a la economía nacional, destacó.
Ante esta situación, el dirigente adelantó que los productores nacionales cerrarán filas en todos los estados del país en torno a los candidatos presidenciales para que establezcan compromisos que reviertan las "pésimas políticas" aplicadas por los últimos Gobiernos en contra de los productores y consumidores mexicanos, donde les exigiremos precios justos para los dos eslabones de la cadena del sistema lechero del país, así como la ampliación del padrón de proveedores y consumidores de Liconsa.
Consideró que debe tomarse en cuenta que en lo que va de este sexenio el valor de la canasta básica alimentaria, en promedio entre la zona rural y urbana, se incrementó de mil 408 pesos en 2006, a mil 822 pesos en 2011, lo que representa 413 pesos de aumento, o sea 68 pesos por año.
El líder de los ganaderos del sector social y del frente lechero expuso que lo anterior es resultado de un modelo económico en el que se castiga a los productores con precios bajos y, en este caso, el mismo Gobierno que permite los precios altos a los consumidores; abuso que no tiene razón de ser más que la explotación de los mexicanos pobres con daños incalculables a la economía nacional.
Prueba de ello, afirmó González Muñoz, es que durante este Gobierno se ha reducido el hato nacional lechero en más de un 10 por ciento, lo que significa la pérdida de 600 mil cabezas de ganado y 10 mil productores menos que han tenido que vender sus vacas al rastro.
Fuente: El Sol de México