sábado, 24 de diciembre de 2011

DE OBRERO A SANTACLÓS

“Recibo muchos besos que como albañil, nadie me daría”.

De los 70 Papás Noel que posan en esta temporada navideña en la Alameda, más de la mitad son menores de edad y tienen otro oficio, pero por ahora disfrutan una realidad distinta a la que viven el resto del año

Es adolescente y baila reguetón

Los 15 años de Alfonso Manuel saltan del traje de Santaclós. Se le notan aunque se esconda atrás de unos lentes sin mica que parecen de reguetonero y su traje rojo de peluche.

Mide 1.50 metros y su jo jo jo aún se escucha en tono adolescente. Aun así, muchas familias lo eligen para tomarse con él la foto del recuerdo.

Estudia el tercer año de la secundaria y es comerciante en el Centro Histórico.

Un amigo de su mamá fue el que lo invitó a ser "Santa" en esta temporada, en la Alameda.

La oferta para él fue tentadora: "Te pago 150 pesos por día, sólo tienes que bailar, saludar a la gente y abrazar y platicar con los niños hasta por ahí de las 12 de la noche", dice.

Cuenta que le pareció un trabajo fácil, distinto y hasta divertido. Y sí lo fue.

"Como Santaclós toda la gente te quiere, los niños te miran con ilusión y te tratan bien, la verdad a veces me siento como uno de ellos", dice.

El trineo donde se sienta a esperar a sus pequeños amigos guarda una ilusión también para él, es una caja de regalo que improvisó como alcancía y que abrirá la noche del 24 de diciembre.

Ahí están todas las propinas que ha recibido hasta ahora y espera juntar por lo menos unos 600 pesos, ese será un regalo que se hará él mismo.

Es una caja de galletas que él mismo forró en tonos rojos y dorados, después de escuchar los deseos de los niños pide a los papás ahora le cumplan los deseos a él y le den una propina, casi siempre funciona y le regalan algunos pesos.



"Yo escucho a sus hijos y ellos me escuchan a mí", dice.

Es bueno para el reguetón, quizá por eso llama tanto la atención, baila arriba de un escenario que por unos días lo convierte en la estrella, atrás del traje se esconde la pena y sale a mostrar sus mejores pasos el bailarín entusiasta.

Alejandro, Omar y Alfonso dejarán de ser Santaclós mañana, cuando la Navidad de 2011 se haya ido, pero no regresarán a sus oficios hasta el 9 de enero porque después se convierten en un rey mago por el mismo pago.

Le conmueven mucho los niños

El santaclós Alejandro es panadero, tiene 17 años y unos días como "Santa". El trineo es un negocio familiar, pero no suyo, así que recibirá solamente un pago por sus servicios. Como panadero gana 750 pesos a la semana, como Santaclós más de mil. "Así que vale la pena", dice.

A su corta edad le conmueven mucho los deseos de los niños, "una noche una chiquita como de cinco años me pidió que arreglara el matrimonio de los papás de su amiga", se me quedaron en la cabeza sus palabras por varios días. Le dije que haría lo posible por ayudarla.

Otra pequeñita le pidió que fuera a cenar a su casa la noche del 24 de diciembre. La inocencia de quienes lo abrazan y le dan besos, a Alejandro le causa ternura. No tiene mucho que al joven panadero la Navidad también le causaba emoción. Su escenario tiene una frase que lo enmarca: "La casa de los sueños" es un negocio familiar donde la dueña, su tía, invirtió todos sus ahorros con la ilusión de sacar una buena ganancia con las fotografías.

Cobran 50 pesos por fotografía y comenta gustoso que le invirtió casi 60 mil pesos al escenario, incluyendo la cuota por entrar a la Alameda.

A Alejandro le pagarán al final de la temporada, y será hasta entonces cuando regresará a la panadería donde trabaja y espera que sea con mucho más dinero que el que hubiera ganado haciendo roscas de Reyes Magos.

A sus 18 años, es su mejor Navidad

Baila las de Cepillín, pero también las de Daddy Yankee. Hace círculos con la cadera tomándose de la barriga, de vez en cuando se acomoda la peluca y las barbas. Lo enmarca un escenario luminoso con un trineo de fondo. Es moreno, y gracias al maquillaje resaltan sus mejillas rosas, sus lentes no tienen micas y su barriga es de las más abultadas de la zona. Tiene apenas 18 años. Es su primer año como Santaclós, y el traje y la peluca son el mejor regalo que le pudo dar la vida en una Navidad. Ha sido albañil por dos años, por eso cuando le ofrecieron cambiar los bultos por cargar niños no lo dudo, Omar Apolinar dijo sí. Sí, a ganar 350 pesos más a la semana, sí, a agotarse menos después de una jornada de trabajo y sí a escuchar los deseos de los niños.

No es el único niño tomándose fotos con niños, tampoco el único albañil disfrazado de Santaclós, de los 70 "Santas" que posan hoy en la Alameda Central, más de la mitad son menores de edad y muchos de ellos realizan un oficio el resto del año, pero a partir del 16 de diciembre se convierten en Santaclós e inician una aventura que les muestra una realidad distinta.

Omar Apolinar dice que a pesar del traje que viste puede reconocer a sus colegas porque los albañiles tienen un físico similar. "Estamos bien dados, o sea fuertes o medio gorditos, cachetones, no somos muy bajitos y todos nos quedamos sin trabajo en diciembre, por eso detrás de muchos "Santas" hay un albañil joven", comenta.

Cree que los escogen porque son fuertes e ideales para aguantar las jornadas de trabajo que casi siempre son de ocho a 10 horas diarias con el traje puesto y bailando algún ritmo contagioso. "Tenemos la fuerza para cargar a los niños y soportar el calor del traje, para nosotros es una trabajo sencillo comparado con hacer mezclas y cargar bultos, es algo diferente; vemos gente, los niños nos quieren, la gente nos saluda, es la mejor Navidad que he vivido", cuenta.

En enero regresará a Ciudad Nezahualcóyotl a buscar trabajo de albañil, mientras, promete a los niños que si se portan bien les traerá todos los regalos que pidan y recibe cientos de besos que como albañil nadie le da.

Fuente: El Universal