La Cámara de Diputados realizó el décimo Parlamento de los niños, en una sesión donde los legisladores adultos utilizaron la tribuna con tiempo libre y a los estudiantes de quinto y sexto de primaria se les limitó.
Ayer, en la reunión que marcó el arranque de los trabajos de los menores, y después de las críticas por el bono de 150 mil pesos que se autorizaron los diputados en diciembre, el presidente de la mesa directiva, Javier Bolaños (PAN), dijo a los menores que los políticos no buscamos una columna en los periódicos que nos alabe ni el comentario en los medios (para) que nos aplaudan.
Emiliano Moisés Guerrero, de Guanajuato, pidió a los legisladores practicar los valores de la Constitución y analizar bien antes de decidir el destino del país, porque ese es su deber y su obligación.
Quien ama a su patria no la lastima, no la hiere, no la pisotea, no la maltrata. Por favor, chequen bien antes de decidir la distribución de los impuestos, planteó.
Yair Valencia Albarrán, de Morelos, expresó desde la tribuna que los niños han perdido el derecho a jugar en México.
En nuestra vida ya no podemos disfrutar, porque tenemos miedo a la inseguridad. Ya no podemos salir a jugar en nuestra privada con otros amigos o, simplemente, salir a caminar en nuestra ciudad, o ir jugar al parque. Ya no podemos. Tenemos miedo. Hay gente mala que nos puede dañar, secuestrar. Los niños debemos ser libres, dijo.
Como parte de los temas que los estudiantes abordaron desde la tribuna, Janeth Santana Ávila se refirió a la educación y cuestionó que si bien ésta debe ser gratuita, no lo es.
Reclamó: ¿Gratuita? Gratuita no lo es. Todas las escuelas tienen necesidades y muchas de las veces las cubren los docentes o los padres de familia, cuando eso le corresponde a los gobiernos y no lo hacen.
Que los gobiernos cumplan sus obligaciones, una de ellas la educación de calidad, y nosotros, los niños, responderemos con buenos resultados.
Para Luis Montoya Cuadras, la niñez mexicana se está extinguiendo. Y explicó: Muchos niños quieren mandarse por sí mismos, andar en la calle solos.
Fuente: La Jornada