QUERÉTARO, Qro.- Luis Eduardo Hernández Orán está por cumplir 40 días hospitalizado, sin recibir un solo peso de ayuda del responsable de su condición, el excoordinador jurídico del Instituto del Deporte del Estado, Mauricio Puente Chapa.
El 25 de enero Puente se estrelló, mientras conducía alcoholizado, contra un taxi en el que el adolescente viajaba junto con otros tres compañeros de su equipo de futbol. Dos fallecieron y Luis Eduardo fue llevado grave al hospital.
Su madre, Esmeralda Orán, capturista en la presidencia municipal de la capital y quien también vende dulces afuera de las escuelas, es presionada hasta por quien era su abogado defensor y el juez que lleva el proceso, para que tome una única alternativa, a fin de que Puente Chapa asuma los ya muy elevados gastos de la hospitalización de Luis Eduardo: otorgarle el perdón al exfuncionario estatal. Y con eso, “todo arreglado”.
En entrevista, Esmeralda desmiente las versiones de que ha recibido hasta dos millones de pesos de parte del excoordinador jurídico del Deporte o del gobierno estatal, y lanzó una llamada de auxilio a autoridades, jueces y ciudadanía para que se le ayude a enfrentar el enorme gasto que se acumula en el Hospital Ángeles, a donde trasladó a su hijo después de que en el Hospital General éste sufriera un colapso pulmonar y de que se lo querían entregar aún sin recobrar el conocimiento.
A la mujer le pedían que adquiriera un equipo de oxígeno, una cama de hospital y otras cosas para recibir a su hijo en su casa porque en el Hospital General “ya lo iban a dar de alta”.
Sin embargo, fue necesario practicarle una cirugía por un problema con la sonda gástrica; sus pulmones colapsaron, lo entubaron y fue lastimado de una costilla, tenía fiebre y otras complicaciones.
A fin de cuentas, decidió trasladar a su hijo al Hospital Ángeles “porque me dijeron que ya no la contaba, que ya se iba a quedar así”.
Semanas atrás, cuando su hijo sufrió el accidente por la imprudencia del exfuncionario y ella se presentó a interponer la denuncia en el Ministerio Público, se encontró a un abogado que le dijo que podía ayudarla a ingresar a su hijo al Hospital Ángeles para que el exfuncionario –ya detenido– se hiciera cargo de los gastos.
“Nada más déjame acreditarme como defensor (del detenido) y yo te ayudo”, le ofreció. Era Sergio Herrera, expresidente del Tribunal Superior de Justicia del estado, a quien no ha vuelto a ver.
“A mí el señor Mauricio Puente no me ha dado ni para un refresco… en el Hospital General me cobraban 50 mil pesos y fui a ver al gobernador; me prometió que todo el peso de la ley caería sobre el exfuncionario por lo que hizo y dio instrucciones para que no tuviera que pagar ahí. Ahora se acumula la deuda en el Hospital Ángeles y todos me dicen que si no le doy el perdón, no pagará”.
Inicialmente contó con la ayuda de una defensora de oficio, Claudia Morón, y posteriormente un abogado particular le ofreció ayuda. Sin embargo, ambos le dieron largas para conseguir el pase médico que permitiría atender a Luis Eduardo y que el inculpado cubriera los gastos.
“Siempre me dijeron que iban a ver, que era muy difícil. La defensora de oficio vio a mi hijo cuando estaba en el Hospital general, conectado a tantos aparatos, inconsciente, y me dijo que ella conseguiría el pase. Después se me desapareció; la volví a ver cuando ya tenía a Luis en el Ángeles y me cuestionó que lo hubiera llevado ahí, me dijo que por qué no lo había metido al IMSS y que el dinero que me dieran podía usarlo en otra cosa, cómo voy a pensar así de la vida de mi hijo”, dice Esmeralda, quien es viuda y se hace cargo de otra hija y un nieto.
Para colmo, el viernes 28 acudió a entrevistarse con el juez que lleva el proceso, Óscar Martínez Mancilla, y escuchó las mismas palabras.
El juez le aconsejó buscar a los abogados de Mauricio Puente y llegar a un arreglo, concederle el perdón y recibir la indemnización correspondiente, o esperar hasta que concluya el proceso y el exfuncionario reciba su sentencia, con el riesgo, le advirtió, de que no pague todos los gastos derivados de la atención médica y la reparación del daño al joven de 15 años.
“Me dijo que si no lo hago, me tengo que esperar hasta que salga la sentencia y a lo mejor no pagan todo. Le llevé una lista de todos los gastos médicos que van hasta la fecha y me regañó por el costo de los medicamentos, me dijo que por qué no usaba genéricos si sirven para lo mismo… no sé usted, pero yo sólo pienso en que mi hijo merece la mejor atención, es lo mínimo que se merece”.
Luis Eduardo, mientras tanto, ya puede comer alimentos licuados; le han retirado el respirador y la sonda; responde órdenes con movimientos del cuerpo y a veces abre los ojos, pero aún no reconoce a su madre.
Fuente: Proceso| VERÓNICA ESPINOSA