Yo sé que todo el mundo, incluyéndome, está frenético con asuntos como la reforma energética.
Pero, la verdad, mientras usted y yo nos estamos peleando por este lado, por el otro ya se está tejiendo la red mediática de lo que podrían ser las elecciones de 2018.
¿A qué me refiero? A algo que nadie comenta, pero que está aquí, metiéndose en nuestro cerebro, conquistando nuestros corazones.
¿Qué? La campaña de promoción personal de Manuel Velasco Coello, gobernador de Chiapas.
Está clarísimo que él podría ser el próximo Enrique Peña Nieto, la figura más vendida, la más querida, la más mencionada.
A lo mejor no tiene copete, pero cumple con todos los requisitos gráficos y emocionales para crecer hasta los cuernos de la Luna.
Y claro, como estamos en un compás de espera entre que desaparece el IFE y surge otra cosa, ni quién se fije.
Si a esto le sumamos que el señor está invirtiendo una fortuna en relaciones públicas justo cuando los medios están más urgidos de compensar lo que dejaron de recibir durante meses por el cambio de gobierno, adiós críticas.
¿A qué me refiero cuando le hablo de una campaña de promoción personal?
A la descarada avalancha de portadas de revistas, anuncios espectaculares, banners en páginas de internet, vallas, spots de radio, comerciales de televisión, publicidad en camiones y patrocinio de telenovelas que el señor está manejando, más otras cosas que no se pueden cuantificar como las entrevistas y los comentarios en las mesas de análisis.
Todo es Manuel Velasco Coello, Manuel Velasco Coello, Manuel Velasco Coello.
Según el departamento de noticias de Univision, el señor lleva invertidos 10 millones de dólares en su promoción personal y ha gastado, en un año, en esto, el doble de lo que el gobernador anterior gastó en dos años.
Ojo, 10 millones de dólares es casi la mitad del presupuesto de Chiapas, uno de los estados más pobres de México.
¿A usted no se le hace escandaloso? Póngase a pensar en todo lo que se podría hacer con ese dinero.
Sí, puedo entender que, de repente, algún periodista de algún espacio nacional esté interesado en el caso chiapaneco, vaya y entreviste a su gobernador con el pretexto de su informe de gobierno.
Pero yo vivo en el Distrito Federal, a muchísimos kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, ¿por qué tengo que toparme con enemil anuncios del señor camuflados con el logotipo de la revista Cambio?
¿De cuándo a acá la revista Cambio se anuncia de esa manera? Y si se anuncia de esa manera, ¿por qué lo menos importante de sus anuncios son su logotipo y sus virtudes como publicación?
¿Por qué su publicidad consiste en destacar, punto por punto, los logros de Manuel Velasco Coello? ¿Está vendiendo su marca o está construyendo la marca del señor?
Y éste es solo un ejemplo de un habitante de una ciudad. ¿Qué pasa cuando usted vive en Nuevo León, en Jalisco o en cualquier otra parte de la República?
¿A usted en qué le afecta o le beneficia enterarse de lo bueno, guapo, tierno, querido y eficiente que es el gobernador de Chiapas?
Para que luego nadie se haga el sorprendido en el futuro ni pretenda defenderlo como se defendió a Enrique Peña Nieto en las campañas del año pasado.
Por favor, si usted puede, grabe todos esos anuncios, coleccione todas esas entrevistas y tómele fotos a todos esos carteles, porque van a ser pruebas en 2018.
Y es que dese cuenta de la clase de historia que se está construyendo:
Chiapas viene de un pasado muy conflictivo, de una imagen muy tensa, negativa. Si Manuel Velasco está consiguiendo cambiar eso, imagínese todo lo que podría hacer por México.
Lo necesitamos. Él sabe cómo hacerlo, él puede y no viene solo, viene con una de las estrellas más famosas, amadas e influyentes de la industria telenovelera. Viene con Anahí.
Lo mire por donde lo mire, Manuel es lo máximo y, a ver, ¿quién va a poder competir contra semejante posicionamiento?
¿Quién si el PAN no se ha preocupado por construir a alguien nuevo y si, por el lado de las izquierdas, ahora resulta que El Peje está enfermo, que Miguel Ángel Mancera es lo peor de lo peor y que a Marcelo Ebrard nadie lo quiere?
¿A usted no se le hace preocupante este panorama? ¿A usted no le da un poquito de rabia que nadie diga nada porque la agenda oficial, incluso la de los debates, va por otro lado?
Fuente: Milenio| ÁLVARO CUEVA