lunes, 14 de mayo de 2012

Arropa SME a López Obrador en Huauchinango

Más de tres horas esperaron cerca de 8 mil serranos para escuchar el discurso de poco más de 50 minutos del candidato presidencial del Movimiento Progresista.

Huauchinango, Puebla  • Más de tres horas esperaron cerca de 8 mil serranos para escuchar el discurso de poco más de 50 minutos del candidato presidencial del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, en el Jardín Reforma de Huauchinango. La demora del abanderado no espantó a la gente, pero sí disipó las nubes que a media tarde presagiaban una tormenta.

Andrés Manuel arrancó aplausos y vivas, desató pasiones y hasta hizo bailar y aplaudir al antes adusto exgobernador Manuel Bartlett Díaz, quien no dudó en palmear y moverse al ritmo de esa pegajosa suerte de cumbia y reggaeton que es la canción de Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional.

Rodeado por unas tres decenas de reporteros, Andrés Manuel López Obrador aseguró que regresará a Huauchinango en julio próximo como presidente de México para discutir “cómo reactivaremos la actividad productiva, porque sé muy bien qué hacer con el petróleo y la industria eléctrica.”

Desde las 16 horas, la gente empezó a llegar al mitin que había sido citado a las 18 horas pero que inició poco después de las 20 horas, cuando los animadores tuvieron que anunciar que el candidato recién estaba pasando la junta auxilia de La Ceiba, en la parte baja del municipio de Xicotepec, donde se había improvisado un evento debido a que los pobladores instalaron una valla a la orilla de la carretera por donde AMLO debía pasar, lo mismo habría sucedido en Piedras Negras, Jalpan.

Antes de iniciar su discurso, AMLO se disculpa por el retraso: “nos pararon dos veces en la carretera para hablar”, les dice. A la gente no le importa, apenas vio llegar su camioneta cerca del monumento a Benito Juárez instalado desde 1910 en la parte sur del jardín central y se desató la euforia, las banderas se agitan y se oyen los gritos de “es un honor estar con Obrador”.

A las reuniones espontáneas se sumó el apretado tránsito sobre la carretera federal que en el horario vespertino se hace más pesado y AMLO aprovecha para recordar que por distintos actos de corrupción no se ha podido terminar la autopista México-Tuxpan, cuyas obras están suspendidas por falta de pago a los transportistas de material pétreo.

Ya lo esperan los candidatos al Senado, Manuel Bartlett Díaz, a quien el maestro de ceremonias nunca atinó a decir su apellido “Barlet”, le llamó todo el tiempo y Armando Etcheverry, el candidato a diputado por Huauchinango, Carlos Miguel Ignacio López, quien tuvo un minuto para emitir un mensaje.

Asistieron el líder del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza Flores, y algunos miembros del perredismo “morenovallista” como Miguel Ángel de la Rosa Esparza y Jorge Luis Fuentes Carranza. Mención aparte merecen Minerva Castillo Lafarja, dirigente del PT en la región, y la profesora Silvia Valle, líder de Morena en este distrito.

El pensamiento bueno que lleva a la verdad
Una vez que AMLO estuvo en el centro, cerca de las 21:15 horas, el rito serrano se hizo presente al iniciar el enfloramiento con que los indios dan la bienvenida: la corona de flores que significa el pensamiento bueno que lleva a la verdad, el xochiyugo que se pone cerca del corazón donde están los sentimientos buenos y los malos, pero también la responsabilidad que pesa sobre la persona y el xochimacpatl que se da sólo a las autoridades, no a cualquier persona y lo sahumaron con copal.

López Obrador, con una camisa blanca, saludaba y sonreía hacia los distintos puntos. Y en un ambiente triunfalista, continuaba: “El que habla y millones de mexicanos, representamos el cambio verdadero. Esta no es tarea de un líder, no es tarea de un solo hombre, es tarea de todos”.

“Vamos a reducir a la mitad los salarios de los altos funcionarios y combatiendo la corrupción ahorraremos 300 mil millones de pesos”, les dice.

Luego el ofrecimiento esperado por muchos en la región cuya economía está deprimida desde hace dos años y medio, cuando Felipe Calderón extinguió a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, “les vamos a restituir su fuente de trabajo, crearemos una nueva empresa pública con ese propósito, para devolver lo que les arrebataron creando una leyenda negra en torno al sindicato”.

“No vamos a privatizar, no vamos a continuar con esa política en la que quieren seguir los otros, porque no tienen llenadera. No vamos a empeñar el futuro de nuestros hijos”, les asegura, “vamos a cambiar al país. No voy a traicionar al pueblo”.

Los presentes entonaron el himno nacional y López Obrador se despidió, bajó del estrado. En las escaleras ya lo esperaban las cámaras y las grabadoras. Medios nacionales, estatales y locales. Bastantes.

Se hizo el tumulto, todos querían estar cerca de él, entre empujones llegó hasta su camioneta. Agitó las manos, se despidió con sus collares y su corona de flores para los buenos sentimientos y pensamientos.

En el jardín central, las entrevistas, las sonrisas, los comentarios. La gente de la izquierda y la “nueva izquierda” serrana que dijo estar segura de que el próximo presidente de México acababa de estar en Huauchinango.





Fuente: Milenio