jueves, 31 de mayo de 2012

Acción y reacción. Fuego contra AMLO. Josefina arremete. ¿Pase de charola?

La manera más rápida y fácil de confirmar el crecimiento competitivo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) consiste en ver las reacciones de sus adversarios electorales. La fatigosa y a veces contradictoria marcha del tabasqueño en su segundo intento por alcanzar el máximo poder político nacional había sido hasta ahora tolerada, con golpes menores y desdén esperanzados en sostener al perredista y a la panista entretenidos en pelear un presunto segundo lugar previamente asignado, mientras el puntero original se escapaba gustoso rumbo a la meta triunfal.

Pero, a pesar de los errores y limitaciones de ese lopezobradorismo todavía hace unas pocas semanas insuficiente para plantear un reto serio a los poderes constituidos que están detrás de Peña Nieto y de Felipe Calderón, un factor externo, de hartazgo juvenil acumulado, detonó una amplia movilización estudiantil que a su vez contagió a otros segmentos sociales que de pronto parecieron ver iluminado el camino electoral que antes les parecía inevitablemente destinado al paso ignominioso del carruaje imperial peñanietista.

El giro de 132 grados ha hecho que resulte grotescamente insostenible el mundillo de percepciones fabricadas bajo pedido que a título de encuestas de opinión había sostenido con facturados alfileres mediáticos la versión de que el Damnificado de la Ibero tenía una enorme aceptación pública que le llevaría plácidamente a una victoria electoral el primer día del próximo julio. Cierto es que buena parte de los miembros de la hermandad demoscópica falseadora se empeñan en hacer algunos ajustes circunstanciales (EPN baja un poquito, y AMLO rebasa abiertamente a JVM), pero el gran drama para el peñanietismo es que se está produciendo una implacable insurrección, sobre todo juvenil, en los lugares a donde asiste en campaña de proselitismo y que desde ahora el segmento social de mayor información y conciencia está rechazando abiertamente la posibilidad de que un candidato así, y un partido así, lleguen a la Presidencia de la República, en una suerte de deslegitimación anticipada.

Las reacciones a ese nuevo posicionamiento de AMLO han sido claramente visibles en la reciente producción videográfica de la rezagada panista Josefina Vázquez Mota, quien luego de jugar a ignorar sostenidamente al perredista, asumiéndose ella como poseedora única e imbatible del segundo lugar de la contienda, ahora ha tenido que ajustar la mirilla para dirigir su artillería propagandística contra el tabasqueño. Convertida ahora en la inexistente, pues los intensos 30 días definitorios parecen ofrecer solamente un menú con dos opciones, en el que no va ella, Vázquez Mota seguirá promoviendo el voto inútil, pues en perspectiva no tiene al alcance ganar el poder, pero sumamente útil si a fin de cuentas lo que pretende el jefe de la cuenta política, Felipe Calderón, es encarecer negociaciones de impunidad con el peñanietismo.

En el cuarto de guerra del PRI varias opciones están en proceso de exploración: grupos de choque para desalentar manifestaciones juveniles adversas, colocación de camionetas señuelo para atraer furias genuinas o provocadas (como en Querétaro), organización de peculiares marchas “contra el Peje” y, desde luego, el aprovechamiento de revelaciones informativas como la dada a conocer ayer por El Universal mediante una grabación en la que se escucha a personas presuntamente relacionadas con la campaña de López Obrador solicitando apoyo económico a unos cuantos medianos empresarios y contratistas invitados para cerrar exitosamente la campaña electoral del candidato de las izquierdas.


A reserva de las precisiones técnicas y jurídicas que llegue a hacer el equipo lopezobradorista, hubo evasión y silencio significativos en las primeras horas después de darse a conocer la grabación y la nota descriptivas del supuesto pase de charola. Los presuntos involucrados no salieron contundentemente a negar la veracidad de los hechos y de no desmontarse con firmeza esa versión constituirá material sumamente valioso para que los adversarios de AMLO intenten frenar su ascenso en las intenciones de voto alineando con recuerdos del histórico episodio bejaranista esta denuncia de petición de fondos en 2012 (hasta seis millones de dólares se habrían solicitado, con la participación de Luis Costa Bonino, un extranjero al que se identifica como asesor de la campaña perredista, y en presencia, entre otros, de Adolfo Hellmund, propuesto para integrarse a un eventual gabinete de izquierda como secretario de Energía, todo en casa de Luis Creel, primo del ex precandidato presidencial panista del mismo apellido).

En las islas de la UNAM se tejió ayer, en tanto, una esperanzadora propuesta de acción cívica y política que con representantes de más de medio centenar de instituciones educativas, públicas y privadas, pretende darle definición y trascendencia al movimiento identificado con el 132. Expuesto al voluntarismo y sin vertebración, el despertar juvenil enfrentaría en grave desventaja la avidez televisiva que busca encontrarle defectos y desviaciones para exhibirlas con la misma vocación envenenada con la que ahora le ha abierto ciertas puertas y la ansiedad y despecho de los grupos partidistas que creen encontrar posibilidades de apoyo expreso o muestras graves de despecho respecto a candidatos específicos.

Los jóvenes reunidos ayer en Ciudad Universitaria abordaron un amplio temario de los problemas del país, mostraron una enjundiosa decisión de luchar más allá de coyunturas electorales y demostraron que los aires de insurgencia mostrados en los históricos días anteriores pueden ser convertidos en inteligente participación política y social.

Y, mientras el Niño Verde ha hecho saber mediante prueba de sonido que no calificó de ninis a los integrantes del movimiento 132 ni los conminó a ponerse a trabajar (lástima, primera vez que Jorge Emilio González Martínez parecía haber dicho algo creíblemente adecuado a su talante frívolo, y no solamente esto), ¡hasta mañana, con EU metiéndose a comer nomás unas Sabritas!




Fuente: La Jornada