domingo, 27 de mayo de 2012

Los fantasmas de los candidatos

Rumbo a la conquista de la silla presidencial, los candidatos no viajan en “caballo de hacienda”. A sus espaldas cargan el peso de temas incómodos, recurrentes, espinosos que salen a relucir en cualquier reunión con empresarios, campesinos, sectores, sociedad o entrevistas; son sombras que los acompañan a donde quiera que van, a donde quiera que se presentan, y que en un intento por exorcizarlos, se han visto obligados a lidiar con ellos.

A Josefina le insisten deslindarse de Calderón 

Su relación con la lideresa del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo, durante su gestión en la Secretaría de Educación Pública; su vínculo y resultados de la administración de Felipe Calderón; su tercer lugar en las encuestas, así como la insistencia por que se deslinde de las estrategias del gobierno federal, forman parte de los temas recurrentes de la agenda diaria de Josefina Vázquez Mota. 

En los últimos días, la candidata presidencial del PAN ha tenido que lidiar con el tercer lugar en que la ubican distintas encuestas que miden la preferencia electoral, y las versiones de que por esta causa debería declinar a favor de su adversario de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador. A lo cual, la abanderada panista ha dicho que ella jamás declinará a favor del populismo. 

En pleno camino rumbo al 1 de julio, ya sea en foros académicos con estudiantes, o en encuentros ciudadanos, durante la primera mitad de la campaña, la relación con Gordillo siempre apareció en las preguntas dirigidas a la aspirante 

Cuando fue cuestionada en esos primeros días de campaña, la panista solía contestar que siempre ha estado a favor de la calidad en la educación y evitaba mencionar por su nombre a la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). 

Sin embargo, en los últimos días endureció su discurso y comenzó a mencionar de forma directa a Elba Esther Gordillo, sobre todo después del primer debate presidencial. 

Primero, el 10 de mayo la candidata panista dijo que Gabriel Quadri, candidato del Panal, se dice ciudadano, pero su “patrona” es Gordillo; de igual forma se manifestó contra los “cacicazgos” que se oponen a la evaluación de los maestros, y por ende a privilegiar la calidad de la educación. 

Luego, en Veracruz, mencionó por primera vez por su nombre a Gordillo, y lanzó la advertencia que de ganar, terminará con el cacicazgo de la maestra. 

Otro de los temas difíciles para Vázquez Mota ha sido su relación con el gobierno federal, y su vínculo con el presidente Felipe Calderón. 

La aspirante del PAN escuchó la misma pregunta cientos de veces. “¿Su lema Diferente significa un rompimiento con el gobierno del presidente Felipe Calderón?”. Josefina aclara siempre que el concepto de diferente es con referencia a los otros candidatos. 

Entre los temas “espinosos” para Vázquez Mota también destaca su propuesta en materia de combate al crimen organizado. 

La lucha contra el hampa encabezada por el gobierno de Felipe Calderón, que ha traído más de 50 mil muertos, es constantemente recordada a la candidata panista. 

Vázquez Mota señaló desde el principio de su campaña que es necesario iniciar una segunda etapa en la estrategia contra la criminalidad, que incluya programas de reinserción social. De acuerdo con la candidata, es necesario corregir lo que no ha funcionado y mantener lo que ha dado resultados. 

Protestas estudiantiles y Salinas, la pregunta diaria 

Hasta antes del 11 de mayo, su estrategia había sido la de no entrar en polémica, dedicarse a plantear compromisos y firmarlos ante notario público, pero a partir de esa fecha la campaña del candidato del PRI-PVEM, Enrique Peña Nieto, dio un giro inesperado. 

Antes, las preguntas frecuentes eran sobre su vínculo con varios de sus compañeros de partido, principalmente con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y su antecesor en el gobierno del Estado de México, Arturo Montiel. En la lista de personajes “incómodos” estaba Ulises Ruiz y Mario Marín. 

Después se sumó la irrupción en la escena política del llamado movimiento #YoSoy132, surgido en el marco de la visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, en la que hubo protestas de parte de los jóvenes hacía el aspirante presidencial. 

La chispa que prendió el fuego fueron las declaraciones de integrantes del equipo cercano del priísta quienes, en un intento por controlar el episodio, consideraron que los jóvenes eran “porros”, “acarreados” y “provocadores”. 

A los dos días nacía un movimiento en redes sociales llamando a la protestas en demanda también de la democratización de los medios de comunicación. 

Son fantasmas que le persiguen con preguntas relacionadas con corrupción. 

A todo ello, el candidato presidencial del tricolor tiene una respuesta: “Si alguien comete un delito, quien sea, que se le investigue y se le aplique la ley”. 

Se ha deslindado de la deuda multimillonaria generada en el sexenio de Humberto Moreira Valdez en el estado de Coahuila. 

De Arturo Montiel, su predecesor en la gubernatura del Estado de México, y quien ha sido acusado de desviar recursos, Peña Nieto ha puntualizado que durante la administración que él encabezó se llevó a cabo una investigación y ésta se entregó a la Procuraduría General de la República (PGR). 

Son deslindes que se hace de los gobernadores priístas que son cuestionados por sus gestiones. 

El nombre de Carlos Salinas de Gortari, ex presidente de México, también persigue a Peña Nieto. El mexiquense responde que el vínculo es de respeto y nada más. 

De manera reciente, simpatizantes panistas comenzaron a perseguir al candidato presidencial priísta, el tema de la revuelta social en Atenco, así como el caso de la muerte de la niña Paulette. 

En los dos tópicos, el abanderado de la coalición PRI-PVEM simplemente ha dicho que ha aplicado la legalidad y de ello está satisfecho. 

Otro tema que, en menor medida, enfrenta el candidato es la relación que existe entre él y la líder vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, así como su acercamiento con las televisoras. 

El candidato defiende que su candidatura es de él, nadie más que el Partido Revolucionario Institucional está detrás de su aspiración. 

AMLO quiere borrar sus etiquetas de autoritario 

Andrés Manuel López Obrador ha desarrollado su campaña presidencial bajo la sombra de los señalamientos de corrupción en contra de ex colaboradores de su gobierno en la ciudad de México, de la imagen de ser un personaje terco, autoritario o violento, y de la posibilidad de rechazar los resultados electorales del 1 de julio, entre otros. 

A esos “fantasmas” que persiguen al candidato presidencial de la izquierda mexicana, el propio López Obrador responde e insiste en su convicción de que en los comicios presidenciales de 2006 le “robaron” la Presidencia. 

A esa idea, a la que no renuncia, se han sumado matices en torno a su nueva actitud frente a lo que antes se consideraba que eran sus enemigos, como el presidente Felipe Calderón y los empresarios del país. 

En los estados y en los foros citadinos, principalmente con empresarios, le preguntan si volvería a tomar las calles en caso de perder la elección presidencial, como lo hizo en 2006 cuando cerró avenida Reforma por semanas en protesta del supuesto fraude electoral. 

A lo largo de la campaña rumbo a Los Pinos, el abanderado de la izquierda mexicana ha tratado de sacudirse, en cualquier foro —ya sea en mítines, entrevistas, conferencia de prensa, paneles ante sectores, en el debate presidencial, o en texto publicado por medios— las percepciones sobre que “es un peligro para México”. 

En el primer debate presidencial el priísta Enrique Peña Nieto le recordó que dos de sus hombres más cercanos —René Bejarano y Gustavo Ponce, sus operadores político y financiero durante su gestión al frente del Gobierno del DF— habían incurrido en actos de corrupción. 

Se desmarcó de inmediato al subrayar que Bejarano enfrentó un proceso ante el Poder Legislativo y luego ante el Poder Judicial, que fue a la cárcel y salió, y que Ponce está bajo proceso. 

El abanderado del Movimiento Progresista ha buscado desvincularse de la imagen de personaje autoritario mediante tres mecanismos: su acercamiento con los jóvenes, para los que demanda mayores oportunidades de desarrollo humanos, mejor y más educación y empleo. 

El segundo mecanismo, que muestra en cada oportunidad, es presentarse como un candidato cercano a la gente, que igual ocupa lugares de clase turista en vuelos comerciales, que viaja en el Metro de la ciudad de México y que deja que sus simpatizantes lo absorban, que acusa que ha sido objeto de una campaña mediática negativa. 

En las conferencias de prensa que realiza en las entidades del país, López Obrador enfrenta siempre la misma pregunta de los periodistas estatales: ¿Va a respetar los resultados de la elección?, ¿volverá a tomar las calles en caso de perder?. 

López Obrador mantiene su dicho de que si el proceso es limpio y libre no habrá problemas, pero que igual defenderá el voto hasta donde pueda. Insiste en que busca justicia y no venganza. 

“Aunque se rían, Elba no está en mi campaña” 

El “fantasma" de Elba Esther Gordillo sigue a Quadri. Desde que inició su campaña presidencial el abanderado presidencial del Partido Nueva Alianza (Panal), Gabriel Quadri de la Torre ha tenido que “sortear” con la imagen de la líder magisterial. 

En todos los foros abiertos a los que asiste con estudiantes, empresarios y ciudadanos en general le preguntan sobre la injerencia de Gordillo Morales en su campaña, y abanderado aliancista se desmarca en cada uno de esos espacios. 

Quadri ha elaborado una respuesta que siempre expresa para estos cuestionamientos: “Aunque se rían, ¡Elba Esther no tiene nada que ver con mi campaña!”. 

Estudiantes han preguntado al también ambientalista si no recibe línea del magisterio, qué fue lo que le ofrecieron para aceptar la candidatura y si enfrentaría al magisterio y destituiría a la maestra si llega a ser presidente de México. 

En sus exposiciones en instituciones académicas como el Tec de Monterrey, la Iberoamericana, la Panamericana, el ITAM, así como en la Coparmex, entre otras, Quadri prácticamente se adelanta a los cuestionamientos de los alumnos o de empresarios para atajar —en su exposición de más de 40 minutos— los comentarios sobre Elba Esther Gordillo Morales. 

“Elba Esther no tiene nada que ver con mi campaña. Aunque se rían, la verdad. No tiene nada que ver con mi campaña. Sólo la he visto una vez en mi vida, una vez que me invitó a desayunar a su casa y se lo he dicho a los medios de comunicación”, lo ha declarado ya en muchas ocasiones. 

Incluso ha dicho con una sonrisa en el rostro: “Ya extrañaba esa pregunta... por qué nadie me va a preguntar por la maestra Elba Esther Gordillo... pregúntenme porque si no me siento un poco mal”. 

También ha sido cuestionado si el votar por él no significaría darle mayor fuerza a Elba Esther Gordillo, “qué va a pasar si votan por Nueva Alianza, van a votar por las reformas que el país necesita, por una plataforma liberal y esto va a ser que quien gane la elección debe emprender las reformas”. 

En los últimos días, esto ha aumentado los cuestionamientos a Quadri por la negativa del SNTE de aceptar la evaluación magisterial. 

“Me lo han preguntado y lo vuelvo a repetir, yo no sé qué opine el SNTE, pero yo opino que es fundamental la evaluación universal en el sistema educativo, una evaluación universal por parte de un organismo autónomo, independiente del sindicato e independiente del gobierno para evitar la manipulación político-electoral del tema, con todo transparente”. 

Ante estudiantes de la Universidad Iberoamericana Quadri declaró que aceptó la candidatura porque si no sería un “cobarde”, y aseguró que puso como condiciones: libertad de expresión, apoyo de la estructura territorial del partido y que no ponga ni un solo peso, porque “yo no soy rico, vivo confortablemente y no puedo yo financiar una campaña presidencial”.