Siempre he criticado la falaz extinción y sustitución de Luz y Fuerza del Centro, y el viernes 27 de abril me dio un motivo más para continuar en esta postura.
Al regresar a casa, me encontré con la mala nueva de que personal de la Comisión Federal de Electricidad nos había cortado el suministro de luz. Los cobros desproporcionados ya son bien conocidos por todos; sólo diré que fuimos pagando poco, pues no estábamos de acuerdo con lo que nos exigían, pero tampoco era nuestra intención tomar sin pagar lo que es parte de todos los mexicanos (al menos en teoría).
Al vernos amenazados por el corte, nos vimos obligados a aceptar un convenio de pagos para evitarlo, y realizamos un primer pago a cuenta. De cualquier forma, sufrimos el recorte mencionado porque teníamos un recibo sin pago desde que CFE tomó el control del suministro de la energía eléctrica, pero uno estaba a mi nombre, Daniel Morales Ramírez, que fue rescindido y sustituido por Luz y Fuerza del Centro (10 meses antes de que se declarara su extinción) , y luego se formalizó un nuevo contrato (con Luz y Fuerza del Centro), a nombre de mi hermana Vanessa Morales Ramírez, por el cual se realizó finalmente el convenio mencionado.
Es decir, firmamos un convenio por la línea en uso, única con la que contamos, pero sufrimos el corte por un medidor inexistente, que fue una queja constante de nuestra parte a Comisión Federal de Electricidad.
Supuestamente, ellos tomaban nota de la duplicidad, pero al final nos afectó de manera completamente desventajosa. Lo anterior, sin mencionar muchas otras peripecias de la empresa de (mala) clase mundial.
Daniel Morales Ramírez
Fuente: La Jornada