Por quinta ocasión el cuentacuentos de Los Pinos agarró el micrófono en el Campo Marte y volvió a contar su fábula para vivir mejor” (calderolandia, versión corregida y aumentada de foxilandia): “se dice fácil, pero la nuestra, como quiera que se le vea, es una economía en crecimiento, con baja inflación y con generación de empleos... Y desde el punto más bajo de la crisis, desde junio de 2009, se han generado en México un millón 670 mil nuevos empleos netos para los mexicanos, es decir, empleos registrados, pagada su cuota obrero-patronal, y ya descontadas las renuncias y las liquidaciones. México crece y genera empleos con bajas tasas de inflación” (a costa de salarios de hambre, desde luego).
Pues bien, en su sempiterno intento (fallido, desde luego) de combatir la realidad con fábulas, y “como quiera que se le vea”, Felipe Calderón se topa con pared: su gobierno ha sido un rotundo fracaso; la economía reporta una tasa anual promedio de “crecimiento” de 1.5 por ciento en el quinquenio, una de las más reducidas en el mundo; baja inflación, pero a costillas del carcomido poder adquisitivo de los salarios y, por ende, del bienestar social, y una generación de empleo formal cada día con menores prestaciones, que a duras penas promedia 287 mil plazas anuales en el último trienio (eventuales 43 por ciento de ellas), es decir desde el comienzo oficial de la crisis (no desde “el punto más bajo”, como idílica cuan mañosamente relató el susodicho). No es gratuito, pues, que la informalidad haya crecido a paso agigantado y que la tasa oficial de desocupación abierta reporte un avance de 65 por ciento.
Pero la realidad ni de lejos cabe en la fábula: “hasta el quinto año (de Calderón) los saldos sociales son los más preocupantes. En primera instancia se tiene el incremento en la pobreza (12.2 millones adicionales, para sumar 57.7 millones de personas si el problema se mide por ingreso). Este desequilibrio ha sido provocado por un nivel de desocupación que es más elevado al registrado en 2006 (comienzo del sexenio). Particularmente delicado es el hecho de que las más afectadas han sido las ciudades, es decir, donde se registra la mayor concentración poblacional, lo cual sintetiza que los programas de cobertura social no tienen el alcance suficiente para subsanar aquellas debilidades provocadas por las malas condiciones del mercado laboral”, como bien reseña (Hacia el último año de gobierno) el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México.
Súmense las condiciones adversas que enfrenta la juventud: 7.8 millones de mexicanos entre 12 y 29 años no estudian ni trabajan, lo que coloca a México (de acuerdo con la OCDE) en el antepenúltimo lugar de la organización. “Lo anterior pone en claro que una parte importante de las personas en edad productiva no se encuentran en una actividad que les permita superar sus condiciones de marginación”. El aderezo lo aporta la corrupción: “las últimas mediciones internacionales sobre el particular, indican que México está en el lugar 100 a nivel mundial. (Con Calderón) poco se avanzó en la lucha contra un cáncer que durante décadas ha minado la economía y estabilidad social del país”.
Sobre el elemento fundamental de la fábula calderonista, el CIEN apunta: “aún con un aumento de 4 por ciento del PIB en el presente año, los primeros cinco alcanzarían un promedio anual de solamente 1.5 por ciento. Asociado con ello se tiene al bajo dinamismo de la inversión privada, la cual no ha encontrado los factores propicios para incrementarse de manera sostenida. Uno de los factores que más afecta la capacidad de las empresas para poder mejorar su desempeño es la inseguridad pública. El desbordamiento del crimen organizado en algunas entidades del país es un elemento central en el entendimiento del por qué no hay una reactivación sostenida y homogénea en lo que en materia de inversión se refiere. Otro elemento que se abate sobre el último año de gobierno es la incapacidad que la economía tiene para lograr aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores, el círculo vicioso de contener la inflación mediante el control de los salarios hace que en poco pueda incidir la política económica si antes no se alcanza a incrementar la productividad de México”.
Aquel país de ensueño que, “para vivir mejor”, prometió el actual inquilino de Los Pinos no trascendió la campaña electoral: en sus cinco años “el crecimiento económico en México no sólo ha sido escaso e insuficiente, sino que no se ha traducido en una mejora sostenible del bienestar de su población. Incluso éste no garantiza que los mexicanos que cuentan con un empleo permanezcan al margen de una situación de pobreza. El índice de la tendencia de la pobreza laboral (ITPL) refleja que el porcentaje de personas que percibe ingresos inferiores al valor de la canasta básica ha crecido sustancialmente (22 por ciento entre 2006 y 2011). Más preocupante es que la población en desocupación se incrementó 65 por ciento a lo largo del presente sexenio, mientras el registro de trabajadores asegurados en el IMSS únicamente avanzó 11 por ciento en el mismo periodo. No puede dejarse de lado la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores: el ingreso laboral per cápita real (deflactado con el índice de precios de la canasta básica) se ha reducido 24 por ciento”, precisa el Cien.
“Es notorio el retroceso en las condiciones del mercado laboral, no sólo la escasa generación de empleo sino por la evidente precarización del mismo. Así, por ejemplo, entre 2006 y 2011 sólo se han registrado 899 mil nuevos empleos permanentes (menos de 180 mil por año), en tanto que la informalidad ha capturado a más de 2 millones de personas durante el mismo periodo. Considerando el total del empleo formal (permanentes y eventuales) registrado en el IMSS, el déficit en la generación de plazas laborales es de 3.5 millones en los primeros cinco años de gobierno. Aunado a lo anterior, existen más de 3 millones de trabajadores mexicanos que no perciben remuneraciones, más de 6 millones que obtienen hasta un salario mínimo o menos; más de 30 millones no cuentan con acceso a la salud, así como otros 12 millones que no tienen otra prestación distinta a la salud, y 13.4 millones en la informalidad”.
Las rebanadas del pastel
Todo ello está documentado, pero el cuentacuentos dice que “como quiera que se le vea (la mexicana) es una economía en crecimiento, con baja inflación y con generación de empleos”. Y se quedó tan fresco.
Fuente: La Jornada