domingo, 2 de septiembre de 2018

No sólo Tren Maya y NAIM: exigen que AMLO consulte megaobras

 Y evite los abusos de Fox, FCH y EPN
El Tren Maya es uno de los proyectos más importantes que busca desarrollar Andrés Manuel López Obrador durante su sexenio: conectaría a Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo en un trazo de mil 500 kilómetros y requeriría una inversión entre 120 y 150 mil millones de pesos de dinero público y privado. Recientemente, el equipo del Presidente electo anunció una consulta con las comunidades.

El jueves pasado, Rogelio Jiménez Pons, perfilado como próximo titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), aseguró que se realizará una consulta pública para el proyecto del Tren Maya y adelantó que no se expropiarán terrenos por donde correrá.

“Toda esta obra va a fomentar mucho el turismo y desde luego va a crear empleos en el sureste que es la región más abandonada del país”, dijo en su momento el Presidente electo al anunciar la ampliación de la ruta que en inicio comprendía sólo la Península de Yucatán.
El próximo mandatario mexicano destacó que se cuentan ya con los derechos de vía del antiguo ferrocarril del sureste de Palenque, Chiapas, a Valladolid, Yucatán, por lo que se facilitarán los trabajos que comenzarán tan pronto inicie su gestión. Asimismo, afirmó que “no se va a tirar ni un árbol, ni se afectará ninguna reserva ecológica. Se va a cuidar el medio ambiente”.

Sin embargo, representantes de organizaciones de la sociedad civil y académicos consultados por SinEmbargo coinciden en que las consultas son clave previo a la construcción de megaproyectos –como también es el caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM)– para evitar que otro Presidente, en este caso el primero de izquierda en la historia de México, pase por encima de los derechos de las comunidades, la mayoría indígenas y regidas por usos y costumbres, como lo hicieron Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, por citar sólo a los tres últimos mandatarios del país.

Los especialistas advierten que el proyecto está situado en zonas de gran importancia por la diversidad biológica y cultural que albergan y por esa razón destacan la necesidad de que se lleve a cabo un análisis cuidadoso de los impactos socioambientales a corto, mediano y largo plazos.

David Fernández Dávalos, Rector de la Universidad Iberoamericana, planteó, por ejemplo, que “sin una perspectiva transdisciplinar y de justicia integral socioambiental” podrían no ser positivas algunas obras que planean ejecutarse durante la siguiente gestión y puso como ejemplo el Tren Maya.

“Estoy pensando, por ejemplo, en el Tren Maya, que si no incluye a las comunidades indígenas del sureste del país y no incluye una perspectiva ambiental puede traducirse en un desastre ecológico importante”, expuso Fernández Dávalos.
LA RUTA Y LOS RIESGOS DE DESTRUCCIÓN
Aunque no se ha dado a conocer aún el proyecto ejecutivo que oficializará la ruta, se ha mencionado que el tren pasará por Cancún, Tulum, Bacalar y Playa del Carmen en Quintana Roo; Calakmul, Campeche, Candelaria, Escárcega y Xpujil en Campeche; Valladolid, Mérida, Chichén Itzá e Izamal en Yucatán, así como por Palenque, Chiapas, y Villahermosa, la capital de Tabasco.

“Es una especie de ‘Y’ que incluye toda la Península de Yucatán, más Chiapas y Tabasco”, dijo López Obrador hace algunas semanas y agregó que la convocatoria de licitación para la construcción que tendrá una duración aproximada de cuatro años, será lanzada el próximo primero de diciembre.

En el caso de Calakmul, la zona está enclavada en una Reserva de la Biosfera que fue decretada como tal el 23 de mayo de 1989 y es considerada la segunda mayor extensión de bosques tropicales en América y los mejor conservados de la región, con un total de 723 mil hectáreas.

Además, el 21 de junio de 2014, la Antigua Ciudad Maya y Bosques Tropicales protegidos de Calakmul fue inscrita como Bien Mixto [cultural y natural] en la Lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de acuerdo con información oficial.

El sitio es hogar de más del 80 por ciento de las especies vegetales de toda la Península de Yucatán, además de 350 especies de aves y casi 100 especies de mamíferos. Por si fuera poco, alberga también a especies en peligro de extinción en México, como el jaguar, puma, pecarí labios blancos, tapir centroamericano, zopilote rey, pavo ocelado y más.
RESPETO A COMUNIDADES Y MEDIO AMBIENTE
Organizaciones y académicos consultados por SinEmbargo coincidieron en que el Presidente electo de México debe tomar en cuenta los temas sociales y del medio ambiente, antes de ejecutar los trabajos de un proyecto de la dimensión del Tren Maya, y de cualquier otro.

El maestro Eduardo Torres Alonso, miembro del Seminario Universitario de Estudios sobre Sociedad, Instituciones y Recursos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destaca que el Tren Maya “es un megaproyecto por lo todo que implica, no sólo por los recursos económicos que se destinarán, sino por el impacto que genera en una zona geográfica muy bien determinada que es el sureste del país”; no obstante, asegura que si se emplea tecnología verde, el proyecto sí podría ser benéfico: “utilizar este transporte masivo es mejor que construir carreteras y abrir caminos, ya que generan tala, además de que los vehículos pequeños emiten mayor contaminación”.

“El ver los sitios por los que va a pasar el tren es motivo de entusiasmo, pero también de provocación. De entusiasmo porque el tren será un potenciador probable de la actividad económica y turística de la zona y preocupante por la riqueza histórica y natural que allí existe. por ejemplo, en Calakmul está la segunda reserva más grande del mundo, después del Amazonas”, manifiesta.

En el mismo tenor, Gustavo Ampugnani, director ejecutivo de Greenpeace México, plantea que “se debe considerar la importancia de proteger los ecosistemas y la biodiversidad, garantizar la integridad de los territorios así como respetar los derechos y prioridades de las comunidades locales […] El Estado debe asegurar un ordenamiento territorial estricto y vigilado que impida un desarrollo descontrolado que termine por afectar irreversiblemente una de las zonas más ricas en diversidad biológica y cultural del país”.

También agregó que “en la historia reciente de nuestro país, este tipo de proyectos de desarrollo han tenido un alto costo social y ambiental. Por ello, consideramos que debe darse la mayor importancia a evitar la destrucción y contaminación de los ya de por sí afectados ecosistemas selváticos, costeros o lagunares del sur y sureste mexicano”.
Víctor Hirales, presidente y fundador de Derecho Sin Fronteras, recuerda que durante la administración de Enrique Peña Nieto, actual Primer Mandatario, ya se había planteado un proyecto en aquella zona del sureste mexicano. Sin embargo, por falta de recursos económicos la idea finalmente fue desechada en 2015.

“[Con el anuncio de EPN] muchos pegamos el grito en el cielo porque no se consultó y otra vez [con el anuncio de AMLO] tomaron por sorpresa a los pueblos originarios porque antes de consultarlos, antes de presentarles siquiera la idea, están anunciando que va este proyecto”, dijo al respecto el abogado y activista.

En el marco de la inauguración del seminario “Los Derechos Humanos de los Pueblos y Comunidades Indígenas frente a los Proyectos de Desarrollo”, Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), también destacó que las demandas en el tema de derechos indígenas persisten ante los proyectos de desarrollo ajenos a sus culturas y que además se abren paso con la explotación de sus recursos naturales, señaló el organismo a través de un boletín.

Durante el mismo evento Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanosd, afirmó que sin la participación de las comunidades, solo se reforzaría “la desigualdad y rezago ante la imposición de modelos que no corresponden a su concepto de crecimiento, por lo que el modelo debe replantearse mediante el diálogo intercultural que fomente la participación real y plural de las comunidades”.

Con relación al tema del medio ambiente, Víctor Hirales dice que sin lugar a dudas el tren “va a cruzar por hectáreas de humedales y áreas naturales y eso significa interrumpir las rutas migratorias de distintas especies, hábitats de especies endémicas, de mamíferos como el jaguar y el ocelote, hasta pequeños organismos”.
URGEN A AMLO NO REPETIR ERRORES DE EPN
Hirales urge a la administración de López Obrador a no pasar por encima de los derechos humanos y el medio ambiente para favorecer intereses económicos, también le solicita a su equipo presentar a la brevedad el proyecto de la obra, a fin de que la población conozca la ruta precisa, los impactos y las medidas de mitigación de los mismos.

“Es momento que por primera vez, el Gobierno federal se siente a consultar a los pobladores que se podrían ver afectados y también con los especialistas, antes de decir que se va a llevar a cabo un proyecto […] Se le ha dado un voto de confianza al nuevo Presidente, esperamos que no nos defraude y se aleje de la política ambiental depredadora de Enrique Peña Nieto y de sexenios anteriores como el de Vicente Fox y Felipe Calderón”, destaca el abogado, quien se encuentra en pláticas con representantes de 15 comunidades de Campeche, Tabasco y Quintana Roo para comenzar a preparar la defensa de los territorios en caso de que sea necesario.

Ampugnani refiere que debido a la transformación de las dinámicas sociales y económicas que proyectos de la índole del Tren Maya ocasionan en las regiones donde se ubican, “el llamado al Gobierno electo es que se consideren mecanismos de participación social con apego al respeto de los derechos humanos, mediante los cuales la toma de decisiones no quede sólo en poder de los inversionistas o Gobierno como regularmente sucede”.

El maestro Torres plantea que si el único objetivo de la construcción del Tren Maya es detonar el turismo, lo más viable sería buscar otras alternativas menos invasivas.

Fuente: Sin Embargo