sábado, 22 de septiembre de 2018

AMLO y los próximos jubilados: la reforma que viene

Andrés Manuel López Obrador parece tener en mente una reforma al sistema de pensiones, y un buen punto de principio como lo indican los expertos en la materia, es modificar la edad de jubilación de 65 a 68 años de edad. El asunto tiene aristas relevantes no solo desde el punto de vista económico o financiero sino hasta en lo social; todo a partir de su intención de doblar la cantidad de apoyo que reciben las persona adultas mayores.
A inicios de septiembre, Carlos Urzúa, próximo secretario de Hacienda, detalló que entre los cambios a los beneficios sociales estaría el otorgar la pensión a los adultos mayores de 68 años y no a partir de los 65, como ocurre actualmente.
En el mismo sentido, ante los industriales del país, Gerardo Esquivel, futuro subsecretario de Egresos, adelantó que el presidente electo propondrá una reforma de pensiones en la segunda mitad de su sexenio, en la cual se valorará aumentar la edad de jubilación.

A su vez destacó que como parte de la universalización de la pensión, desde el primer día de 2019, las reglas de operación fijarán la edad de 68 años para acceder al programa; aclaró que todos los beneficiarios que reciben actualmente el apoyo lo seguirán manteniendo como un compromiso con ese grupo de la población.
De inicio los expertos advierten que este planteamiento tiene que ver con un asunto presupuestal. En entrevista Abraham Vergara Contreras, coordinador de licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial de la Universidad Iberoamericana explica que el equipo de AMLO ha detectado que los ingresos disponibles no alcanzan para cumplir con las promesas de entregar un apoyo universal al doble.

Sirva esto de pretexto para recordar con algunos números “fríos e inclementes” de la “bomba de tiempo” latente que enfrentan las finanzas nacionales por el tema de las pensiones y el futuro que estaría por alcanzar a toda una generación de mexicanos:

- México gasta 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB) para cubrir las pensiones de los trabajadores retirados. En 2025 dicha cifra subirá a 4.5% indica el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

- Para ese mismo periodo diez millones vivirán en pobreza; 15.3 millones padecerán enfermedades crónico-degenerativas.

- En 2050 habrá 24.3 millones de adultos mayores; de los cuales 6.3 millones deberán sobrevivir sin una pensión, reportó la Asociación Mexicana de Afores.
Es así que ese “ligero ajuste” de tres años más para solicitar en tiempo y forma una jubilación es “un tanque de oxígeno” al Estado mexicano; un grupo de expertos consultados en medios subrayan que promovería la bancarización, elevaría el consumo interno y el crecimiento de la economía.

Bajo ese ambiente político y social  se “vendería” la necesidad de hacer una reforma integral. El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) lo plantea como la ventana de oportunidad para la homologación de todos los sistemas de pensiones en México y que funcionen bajo un esquema de cuentas individualizadas, como el SAR y las afores: hablamos de IMSS, ISSSTE, Universidades y Pemex.
En el aspecto positivo del incremento positivo Enrique Díaz Infante Chapa, director del Programa de Seguridad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, agrega que si el gobierno de AMLO aprovecha su mayoría del Congreso y hace dicha reforma, “liberaría una buena parte de las presiones que ejercen las pensiones sobre las finanzas públicas”.

Además aumentaría el periodo de ahorro y las aportaciones que los trabajadores realizan en su cuenta individual de Afores o esquema de pensiones: de igual manera disminuyen las partidas presupuestarias para tal efecto, que hoy salen de los impuestos.

Principios para una Reforma Integral al Régimen de Pensiones en México
El lado oscuro de todo esto, y que bien podría aprovechar alguna fuerzas política de oposición, es recordar lo que han vivido países como España, Estados Unidos e incluso Rusia, donde el “estado de bienestar” se reduce para mantener la viabilidad financiera nacional. Aunque hay argumentos sólidos, las protestas “revientan” en las calles exigiendo detener medidas de ese tipo: aumentar la edad de jubilación pues se habla de “explotación” y “violación a los derechos”.
La paradoja se hará presente en nuestro entorno tarde que temprano: garantizar que sectores vulnerables tengan acceso a la salud, a la vivienda, a la educación y demás rubros, tiene un costo muy alto: finalmente debe financiarse a través de los impuestos, y este es un asunto de disposición para elevarlos y de la distribución correcta de los recursos fiscales. En el sexenio que viene la decisión tocará a un gobierno y un Congreso que se asumen como de izquierda.

Slim propone jubilación a los 75 años en México; los 65 son “la mejor edad” para trabajar, dice

El empresario mexicano Carlos Slim Helú propuso que las personas puedan jubilarse a los 75 años de edad y no a los 65 como se hace actualmente, pues considera que esa es la “mejor edad para trabajar” en la nueva sociedad de servicios, según dijo durante la Cumbre de Negocios en México, celebrada en 2017.

“El otro asunto que he estado planteando con frecuencia desde hace varios años es que en los lugares donde hay exceso de personal, se empiecen a hacer programas de tres días de trabajo de 11 o 12 horas, que trabajen tres días, para que dejen otros tres días para que trabajen otros. Entonces esto tendría menos días, o sea, menos días; más horas, 11 o 12 en lugar de siete u ocho, y que no se jubilen a los 65 años o a los 60, sino a los 75”, planteó en aquella ocasión.

“En esta nueva sociedad de servicios, una sociedad de conocimiento, de experiencia, a los 60 o 65 años es cuando uno está en su mejor edad para trabajar. No es una sociedad industrial en la que hay que estar pegado a la máquina o hay que estar haciendo esfuerzos físicos. Es una sociedad en donde prevalece el conocimiento y la experiencia”, argumentó el presidente de Grupo Carso e Inbursa, tal como se puede observar en un video que está circulando en redes sociales.

Asimismo, subrayó que dicha sugerencia permitiría que la gente pueda vivir más tiempo y en mejores condiciones. También señaló que se puede abrir un espacio de empleo importante y que quitaría a los gobiernos de diversos países los compromisos de jubilación o retiro temprano.

“Quita a los países, a los gobiernos, que a pesar de tener alta recaudación fiscal, tiene compromisos de jubilación o de retiro temprano, y que con las cuentas que se hacen sobre lo que tendría que pagar en un futuro, están prácticamente en quiebra. Es la forma de sacar a muchos países y a los gobiernos de estos gastos que son crecientes, del pago de jubilaciones que no pueden sostener. Estoy hablando inclusive de países desarrollados”, aseguró el empresario en la ponencia.

En México, el 31 por ciento de la población de adultos mayores (2.9 millones) recibe pensión contributiva de entre 5 mil y 6 mil pesos por sus aportaciones, pero la mayoría, el 49 por ciento (4.7 millones), obtiene la no contributivas de 600 pesos mensuales mediante programas sociales. Otro 26 por ciento de 65 años y más no cuenta con ningún tipo de pensión, por lo que sobrevive de trabajo o ayuda familiar, así lo muestra un estudio reciente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.

La cobertura de pensiones contributiva está sesgada a hombres, a personas con mayor escolaridad, afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), de zonas urbanas y del norte-centro. Las no contributivas tienden a concentrarse en mujeres, de baja escolaridad, afiliados al Seguro Popular, y del sur-centro del país.
26% DE ADULTOS MAYORES SIN PENSIÓN
La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) publicó este mes un estudio que revela que 26 por ciento de los adultos mayores no recibe ninguna pensión contributiva ni mediante programas sociales del Gobierno federal o local. Deben buscar financiamiento a través de otros rubros como el trabajo (75 por ciento), donativos de otras familias (12 por ciento) y otras transferencias (7 por ciento).

Asimismo, el 33 por ciento de adultos mayores tiene ingresos solo de su pensión (16 por ciento contributivas y 17 por ciento no contributivas).

“La falta de cobertura del sistema de seguridad social y los bajos montos de pensión son factores que han llevado a mantener económicamente activos a los adultos mayores. 

Por ejemplo, de los hombres que no tienen pensión, 71 por ciento tiene una actividad laboral (23 por ciento en las mujeres)”, dice el estudio.

“El vínculo del empleo formal y el derecho a la seguridad social, los altos niveles de informalidad, el desinterés por la seguridad social pensionaria, los requisitos para la obtención de una pensión contributiva, entre otros, son algunas de las razones que explican esta situación”, agrega.

Y quienes reciben alguna pensión, el 49 por ciento de los adultos mayores tiene la no contributiva que representa 600 pesos mensuales. El 34 por ciento de ellos habita en zonas rurales.
MUJERES RURALES, EN LA MARGINACIÓN
Del total de 9.6 millones de adultos mayores, la mayoría gana la pensión más baja, esto es, la no contributiva de 600 pesos en promedio, también relacionada con la baja escolaridad, el género femenino y la zona rural.

En general,  las pensiones contributivas benefician a las personas de mayores ingresos mientras que las no contributivas a las de menores.

Los 2.9 millones beneficiarios de una pensión contributiva (31 por ciento del total de adultos mayores) reciben, en promedio, un monto mensual de 5 mil 128 pesos en el caso de las mujeres y 6 mil 602 en hombres.

“Las mujeres están en desventaja en términos de bienestar debido a que tienen esperanza de vida mayor y a su menor participación en empleos formales, por lo que los beneficios por seguridad social son menores, por ejemplo, salud y pensión”, aclara el informe de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.

Este dinero representa el 46 por ciento del ingreso total en mujeres y 52 por ciento en hombres. La mayoría vive en Coahuila (48 por ciento), Nuevo León (47 por ciento), Sonora (45 por ciento) y Baja California (44 por ciento).

“Los datos construidos a partir de la ENIGH 2016 indican que la cobertura de pensiones contributiva está sesgada a hombres, a personas con mayor nivel educativo, afiliadas a sistemas de salud institucional como IMSS o ISSSTE, con vivienda propia, de zonas urbanas y del norte-centro de la República”, concluye el estudio de la Consar.

Los 4.7 millones que reciben una pensión no contributiva (el 49 por ciento) ganan en promedio 600 pesos hombres y mujeres, e implica el 13 y 6 por ciento de sus ingresos totales en mujeres y hombres, respectivamente. Habitan sobre todo en Chiapas (69 por ciento), Zacatecas (68 por ciento), Oaxaca (65 por ciento), Tabasco (62 por ciento) y Tlaxcala (61 por ciento).

“La cobertura de pensiones no contributivas, por su parte, tiende a estar concentrada en mujeres, personas de baja escolaridad, afiliados a servicios de salud del Seguro Popular, del sur-centro del país”, agrega.

En México, el sistema de pensiones se integra por distintos pilares, uno contributivo ligado al empleo formal y aportaciones del empleador, Gobierno y trabajador, y el no contributivo mediante impuestos y programas sociales como “65 y más” para a aquellos que no tuvieron oportunidad de ahorrar.

Por la modificación a la ley, en el caso de los pensionados por empleo formal, laborarán más por menos. La Generación Afore que debe cotizar mil 250 semanas ganará menos que los de la Generación de la Ley 73 que cotizan 500 semanas. José Luis, por una semana, no puede acceder a su pensión.

Fuente: Político.mx y Sin Embargo