Barcelona. Mientras el operativo policial sigue abierto y sigue la conmoción y el duelo en Cataluña y en España, en los hospitales donde han sido atendidas las víctimas se informó de las últimas novedades: el número de muertos aumentó a 14, tras el fallecimiento de una mujer que fue degollada con un arma blanca en el municipio de Cambrils, en Tarragona, y el número de heridos ya supera las 130 personas, de los cuales 17 se encuentran en estado crítico y mantienen una batalla entre la vida y la muerte.
Durante la madrugada, cuando se mantenía el operativo policial en Barcelona y en el resto de Cataluña, se registró un nuevo atentado alrededor de las dos de la madrugada en la localidad de Cambrils, a unos 180 kilómetros de la capital catalana.
La policía había desplegado un control de seguridad de entrada y salida de los principales centros turísticos de la región. En un momento dado, la policía le marcó el alto a un coche Audi 3 en el que viajaban cinco ciudadanos de origen árabe, que se negaron a detenerse e intentaron huir del control y se dirigió al paseo marítimo de la ciudad.
Durante la persecución, el vehículo volcó tras chocar contra una patrulla, pero lograron salir del vehículo los supuestos miembros de la célula yihadista, que portaban unos cinturones con explosivos falsos.
En ese momento se dio un intercambio de disparos que se saldó con la muerte de los cinco supuestos miembros del comando, si bien uno de ellos, en su huida, degolló a una mujer que se encontró a su paso y que murió unas horas después en el hospital.
A pesar de que los datos que ofrecen la policía y las autoridades españolas y catalanas son provisionales, al insistir en que el operativo sigue abierto al mantenerse el riesgo alto de un nuevo ataque, hasta el momento se ha detenido a cuatro personas, se han abatido a cinco supuestos miembros de la célula yihadista y se giró una orden de búsqueda y captura internacional contra cinco ciudadanos de origen marroquí de entre 18 y 28 años.
Además de la muerte accidental que se registró ayer en Barcelona, cuando un ciudadano español se saltó un control de seguridad atropellando a unos agentes policiales que finalmente dispararon contra él a pesar de que no tenía ninguna relación con el atentado.
Además, el supuesto autor material del atropello masivo de Las Ramblas fue identificado con el nombre de Moussa Oukabir, menor de edad de tan sólo 17 años y al que se le señala como el conductor que perpetró el atentado en la céntrica calle de Barcelona. Todavía se encuentra en paradero desconocido a pesar de que el dispositivo policial de búsqueda es muy intenso.
La policía catalana ya trabaja sobre la hipótesis de que lejos de tratarse de un "lobo solitario" estamos frente a una "estructura" de una célula yihadista, que tendría sus centros de operación en la provincia de Tarragona, en Barcelona y en Girona, en concreto en la localidad de Ripoll, donde se identificaron a dos supuestos colaboradores o integrantes del comando que ya se encuentran detenidos. Cabe recordar que la masacre de ayer en Barcelona se la atribuyó el Estado Islámico en un comunicado, en el que felicitó a sus "soldados".
Identifican a las víctimas
Mientras trabaja la policía en la reducción y localización de la supuesta célula yihadista, sobre todo del autor material del atentado, los responsables de la asistencia sanitaria han ido informando sobre la identidad de las víctimas mortales.
Entre los fallecidos se encuentran tres miembros de una familia originaria de Granada que residían en Barcelona, un hombre de 65 años, su esposa, de 60 y un sobrino de sólo tres años de edad. Su madre y su hermana de cinco años resultaron ilesas del atentado, pero presenciaron en directo el atropello mortal de sus familiares.
También se informó de la muerte de tres ciudadanos alemanes, un australiano y un ciudadano estadunidense que se encuentra desaparecido. Las autoridades francesas informaron que entre los heridos hay al menos 26 ciudadanos galos, de los cuales 11 se encuentran en estado grave.
“No tenemos miedo”, gritan catalanes tras minuto de silencio
Barcelona. Unos minutos después de que la policía levantó el dispositivo de seguridad que había mantenido "cerrada" la calle que mejor simboliza en Barcelona su carácter abierto y libertario, Las Ramblas, los ciudadanos anónimos se acercaron hasta ahí para caminar por el mismo lugar en el que unas horas antes se había registrado uno de los peores atentados terroristas en la historia de la ciudad. El lema, improvisado y espontáneo, era sencillo: "No tenemos miedo".
El mayor desafío de la sociedad catalana a los responsables de la masacre fue precisamente la de recuperar la normalidad cuanto antes. Y los comerciantes y vecinos de Las Ramblas así lo hicieron: los kioscos de prensa los souvenirs y las postales estaban expuestas para su venta, los puestos de flores también, si acaso con la única singularidad de que en la mayoría de ellos había un moño negro en señal de luto.
Barcelona pasó del silencio y la estupefacción ante la tragedia y la masacre a plantarle cara al desafío y gritar un sencillo "No tenemos miedo". O como gritaban en catalán: “No tinc por". Y así se extendió como la pólvora, cuando la gente, miles, recorrieron durante la mañana los 800 metros de la masacre.
El recorrido que va de la Plaza de Cataluña hasta las inmediaciones del Liceo de Barcelona, el templo de la ópera de la ciudad. Y dejaron moños negros y flores y veladoras a lo largo y ancho de la calle.
Al filo del mediodía, en el centro de la Plaza de Cataluña, las principales autoridades de España y Cataluña, encabezados por el Rey Felipe VI, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, el presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, y la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, encabezaron el minuto de silencio.
También ahí se acercaron miles de ciudadanos indignados y dolidos con la masacre y se sumaron al silencio del duelo. Que una vez terminó, todos irrumpieron en un largo y sonoro aplauso en reconocimiento y memoria de las víctimas y heridos. Además de que gritaron sin parar el que ahora se ha convertido en el nuevo lema de la ciudad: "No tenemos miedo". "No tinc por".
Fuente: La Jornada