Seguramente las últimas noticias sobre Oceanografía –la contratista consentida de Pemex en el sexenio de Vicente Fox e intocable en el de Felipe Calderón– pusieron en alerta roja al diputado federal por Nueva Alianza, Fernando Bribiesca Sahagún, a su mamá Marta Sahagún, a sus hermanos Manuel y Jorge Alberto y pues también al propio expresidente Fox Quesada.
La gran familia arribista del panismo (Fox-Sahagún) tuvo como enemigo público a un expriista, Francisco Gil Díaz, exsecretario de Hacienda del gobierno foxista, o por lo menos eso nos hicieron creer. Qué Gil Díaz “aborrecía” a los hijos de Marta, en especial a Manuel y Jorge Alberto, por los excesos en que incurrían al exigir a directores de Pemex y a encargados de Aduanas que les abrieran las puertas, ya fuera para conseguir contratos en la paraestatal o para revisar los grandes contenedores decomisados en aduanas.
Pero hoy, diez años después, nos vamos enterando de que los tentáculos familiares los unían en una sola empresa: Oceanografía.
La mañana del viernes 28, el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, nos sorprendió con la noticia de que la empresa había sido asegurada por un presunto fraude a Banamex por la exorbitante cantidad de 235 millones de dólares.
Un embargo que curiosamente fue custodiado por elementos de la Marina, lo que nos hace pensar en la posibilidad de que el tema no sólo pudiera ser fraude, también operaciones con recursos de procedencia ilícita o lavado de dinero.
La empresa adquirió renombre en el sexenio foxista, pues se decía que era una de las “pantallas” de los hermanos Bribiesca (Manuel y Jorge Alberto) que, a través de Oceanografía, habían entrado a las “grandes ligas” de ser contratistas de Pemex.
Sin embargo, no fue hasta octubre de 2004, cuando el periodista Miguel Badillo publicó una entrevista con Manuel, cuando supimos que sí, efectivamente, había un vínculo Bribiesca-Oceanografía.
Pero Manuel matizó la relación y dijo que no eran dueños de la empresa, tan sólo “coyotes”.
“Te debo decir que sí, mi hermano (Jorge) y mi tío (Guillermo, hermano de Martita) llamaron a Pemex para que le dieran un contrato a Oceanografía. Eso sí, siempre con apego a la legalidad (sic) mediante concurso. Esa empresa dedicada a trabajos petroleros, mi hermano y mi tío conocen bien a los dueños. Así que no tiene nada de malo que soliciten en Pemex que se tome en cuenta a Oceanografía para ese contrato”, le dijo Manuel a Badillo, quien enseguida aclaró al vástago de Marta Sahagún que eso era tráfico de influencias:
“No, no, no. Nosotros no tenemos dinero y no hemos hecho ningún negocio sucio. Mi familia no tiene ni un quinto, que nos busquen”.
–¿Pero sí solicitaron el favor a Pemex? –siguió Badillo.
–Sí. Ellos lo hicieron por la relación que tienen con los dueños de Oceanografía. Además, se trata de negocio en que la operación del buque significa sólo 60 millones de pesos, así que hay utilidades por cien millones (de dólares)… No hay nada ilícito.
–¿Tú hiciste negocios en Pemex?
–No, nada tengo que ver allí, fueron mi hermano y mi tío –se desmarcó Manuel Bribiesca.
Proceso publicó en 2007 que Oceanografía fue fundada el 27 de enero de 1980 por Amado y Darío Yáñez Correa, Samuel Yáñez Chaparro y Alberto Duarte Martínez. También que siete años más tarde Amado Omar y Carlos Daniel Yáñez Osuna se incorporaron como accionistas.
Se aclaró que los hermanos Bribiesca jamás figuraron como dueños de la empresa, pero que la comisión legislativa investigadora para indagar un presunto enriquecimiento ilícito de Vicente Fox, su esposa y familiares tenía entre sus hilos a hilvanar la relación entre éstos y Oceanografía.
Por cierto, la expresidenta de esa comisión y actual diputada federal, Martha Lucía Micher, hizo un excelente trabajo de investigación sobre el caso, pero siguientes comisiones, en especial la última, truncaron las averiguaciones dejando inconclusa la indagatoria.
Oceanografía nació en 1980, y Proceso reveló que desde 1996 empezó como contratista de Pemex pero nunca repuntó, e incluso estuvo a punto de ser embargada por Hacienda en abril de 2000, por una deuda de 21 millones 130 mil 485 pesos. Sin embargo, un año después, el 20 de abril de 2001, “se ordenó cancelar el embargo sobre los bienes”.
Y un año más tarde, curiosamente cuando los Bribiesca ya andaban de traviesos “coyotes”, la empresa súbitamente aumentó su capital de 1.5 millones a 126.5 millones de pesos. Y bueno, de los contratos millonarios ya ni hablar.
Días antes de que se diera “la captura” de Joaquín El Chapo Guzmán, se empezaron a filtrar averiguaciones previas de la PGR sobre Oceanografía, sus dueños los hermanos Yáñez, y también se incluyó a un nuevo socio, Martín Díaz Álvarez. Fue el diario Reforma quien publicó el jueves 13 información basada en el acta circunstanciada PGR/SEIDO/AC/UEIORPIFAM/74/2013 y en donde también se dijo que Martín Díaz Álvarez posee 10% de las acciones de Oceanografía y Amado Yañez Osuna, 76%
Según la información, Díaz Álvarez habría sido el “cerebro financiero” de Oceanografía y la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, a petición de PGR, está rastreando sus movimientos financieros realizados desde diciembre de 2005, pues se le involucra con la adquisición de gasolina “ordeñada” por bandas del crimen organizado.
Según la información, Martín Díaz, junto con otros empresarios, opera una red de gasolineras, principalmente en el Bajío, que tiene como proveedores a los cárteles y empleados de Pemex dedicados al robo y “ordeña” del combustible.
A Martín Díaz, socio de Oceanografía, se le investiga también por lavado de dinero, en especial a través de la empresa de la cual es presidente del consejo de administración, Caja Libertad Servicios Financieros, informó el jueves 20 el titular de la Unidad de Inteligencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Jaime González Aguadé.
Otros de os socios de la Caja Popular son los hermanos Francisco Javier y Óscar Rodríguez Gorgio, dueños del Grupo Gasolinero México –que también estaría siendo investigado por lavado–, y de casas de apuestas, como Big Bola de Querétaro.
El accionista de Oceanografía, Martín Díaz, es sobrino de Gil Díaz, el secretario de Vicente Fox y quien traía supuestamente entre ceja y ceja a los hijos de Marta Sahagún.
Pero todo parece indicar que entre familia y, sobre todo cuando se trata de negocios, no hay malestar que los aleje.
La gran familia priista sabe de negocios con el gobierno, muchos de ellos han sido proveedores de la administración federal, ya sea ésta panista o priista y, bueno, en esta nueva trama de fraude y lavado de dinero no sólo reaparece la familia Bribiesca-Sahagún, también la veracruzana Pérez Jácome y la de Gil Díaz.
Aquí el entramado familiar: Dionisio Pérez Jácome, exsenador por el PRI es padre de Gloria Pérez Jácome, la misma que el Grupo Salinas de TV Azteca hizo conductora de un programa de distracción y luego de noticias. Gloria se casó y tuvo dos hijos de Martín Díaz Álvarez, el sobrino de Gil Díaz.
El cuñado del también gasolinero Martín Díaz Álvarez, Dionisio Arturo Pérez Jácome Fiscione, fue un importante funcionario de la administración panista de Felipe Calderón. Su ramo, el energético.
Y así, toda la familia Díaz Álvarez y Pérez Jacome parece que se benefició del calderonismo, tal como ocurrió con los Bribiesca-Sahagún en el foxismo, y quienes finalmente tienen vínculos y hoy los señalamientos de posible lavado de dinero los vuelven a unir.
No hay duda que para la transa, la corrupción, el robo, el lavado de dinero, los cárteles usan a los políticos o familiares de políticos. ¿Cuánto dinero de cárteles no se habrá limpiado en el gobierno federal?, aunque por lo menos sabemos que mediante Pemex unos cuantos millones bien podrían haberse lavado.
Y bueno, tampoco hay rencillas que valgan entre políticos y familiares como para abandonar jugosos negocios ilegales, y aquí la prueba nos la da la el sobrino de Gil Díaz, la familia Pérez Jácome, que quizá nada sabía Gloria de en qué pasos andaba el padre de sus hijos, pero de seguro que lo que sí hizo fue disfrutar de los millones de pesos que generaban sus oscuras actividades.
Habrá que ver qué dicen el diputado federal Fernando Bribiesca o si sus hermanos Manuel y Jorge Alberto salen a defender a sus amigos de Oceanografía, como en antaño “coyoteaban” para ellos, perdón, servían de intermediarios para obtener contratos millonarios de Pemex.
Dato: Dicen por ahí que Juan José Guerra Abud, titular de Semarnat y cercano colaborador del equipo peñista y de Alfredo del Mazo, ya renunció al cargo, que de por medio hubo un ‘megafraude’… ¿Será?
Fuente: Proceso| JESUSA CERVANTES