El estratega español transformado de verdugo en defensor de Andrés Manuel López Obrador –dice que le encantaría reunirse con él– asegura que ya caducó la campaña que rezaba “AMLO es un peligro para México”, que creó en 2006 para impulsar la candidatura presidencial de Felipe Calderón. Ahora, dice en entrevista con Proceso, el tabasqueño ganará la Presidencia porque es el candidato que mejor capitaliza el sentimiento de ira que padece la sociedad. También analiza a los opositores: José Antonio Meade tiene un “presidente devaluado”, a Ricardo Anaya le “hace falta cuajar” y Margarita Zavala “está muy diluida”.
Hace 12 años, Antonio Solá fue conocido como el estratega que impulsó a Felipe Calderón hasta mejorar su presencia en las elecciones presidenciales; se le considera el artífice de la campaña que convirtió en negativo hasta el más leve tropiezo de Andrés Manuel López Obrador, en 2006, cuando le colgó la etiqueta: “Un peligro para México”.
Ahora, declara estar “en la mesa de la izquierda” y cree que el tabasqueño llegará a Los Pinos en su tercer intento. También asegura que “por convicción” decidió participar en la contienda electoral de 2018, prestando sus servicios en el Partido del Trabajo (PT), desde hace más de un año.
Formado en la derecha española, a los 19 años Solá inició su actividad en la comunicación política. Hoy, a sus 46 años, este catalán que se proclama español, naturalizado mexicano en 2008, recorre el mundo prestando sus servicios.
Geográfica e ideológicamente, es difícil seguir la pista de su firma Sola Team. Después de que en 2012 estuvo en la campaña presidencial de la panista Josefina Vázquez Mota, el consultor político pasó por Sudáfrica, Paraguay, Argentina, Chile, Haití y México, trabajando para personajes de izquierda; en Guatemala, Honduras, España y Liberia asesoró a los de derecha.
Más allá del pragmatismo de su negocio, Solá afirma en entrevista con Proceso que son tiempos en los que se ha materializado “el fin de las ideologías”, que las sociedades asisten hoy, cada vez más, al fortalecimiento de las ideas y de los liderazgos.
También dice que odia los extremos: “Eso me permite colaborar con hombres y mujeres que estén dispuestos a trabajar por la gente para que vivan mejor, que es en lo que yo creo. Pienso que la política sirve para construir un mundo mejor, lo siento y lo pienso profundamente.
“Me siento cómodo trabajando en esta lógica –que él llama la mesa de la izquierda– porque creo que va a ser muy bueno para México, lo creo de verdad y hace algún tiempo que estoy en ello”.
Fuente: Proceso