viernes, 13 de enero de 2017

El gobierno mexicano está aniquilado, 13 enero 2017

En el peritaje mundial, a casi treinta y cinco años de la imposición del modelo monetarista neoliberal, México aparece como el eslabón perdido del proceso y la transición económica. Aquí se comprueba y sintetiza a la sociedad más afectada. El desastre, que parece interminable, rebasa hoy las expectativas de incluso los propios culpables. Los fanáticos del modelo adiestrados en las universidades del imperialismo estadunidense, principalmente Harvard, tienen los dedos en la bisagra a punto del portazo.

El desmantelamiento del país –que se inició con Carlos Salinas en 1989 y la venta de empresas paraestatales, que culmina con la entrega de la energía, Pemex y Comisión Federal de Electricidad, claves del sostén de la economía por décadas– rebasa ya al saqueo colonial, la corrupción y uso clientelar de recursos para el sector primario que han dejado a casi la totalidad del campo en el abandono, y las fábricas sustituidas por centros comerciales. La peor afrenta es que nos hace dependientes, incluso en alimentación.

Como el apostador compulsivo a la baraja que ha perdido todo, el Estado mexicano, sudando desesperado, avienta sus últimas cartas con el Pacto Para el Fortalecimiento Económico. Del otro lado de la mesa se amontonan todas las fichas y la misma Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) se niega a firmarlo. El país está en quiebra; su Estado, aniquilado. A los del gabinete la justificación se les niega; el cinismo se ríe de ellos, avergüenzan a la vergüenza; la renuncia y la dimisión les chisca los dedos; la pena ajena mejor se cubre el rostro.

La realidad ha roto el dique y nuestra clase empieza a recuperar sus rostros históricos; nos empezamos a reconocer; ya somos más. Les decimos, ya casi todos, les gritamos. Aquí ya no hay vuelta atrás.

Ismael Cano Moreno, del Congreso Social Hacia un Nuevo Constituyente. La Jornada, Correo Ilustrado.