viernes, 6 de julio de 2012

La izquierda mexicana deja solo a López Obrador

A muchas calles de donde brama López Obrador ante lo que considera el robo de la Presidencia, un pequeño hombre de piel morena serpentea entre los coches atascados de la calle Thiers, ofreciendo unas ridículas pelucas que imitan un cabello engominado y un tupé. Por 40 pesos (unos cuatro dólares) cualquier conductor puede sorprender a su mujer y llegar a su casa pareciéndose a Enrique Peña Nieto.

Mientras tanto en su sede de la colonia Roma, López Obrador acaba de anunciar que pedirá la anulación de los comicios ante el Tribunal electoral. A estas alturas, hace seis años, López Obrador ya había mandado 'al carajo' las instituciones, había denunciado un "fraude masivo" y pensaba en echarse al monte.

Ayer las palabras más escuchadas en su sede fueron "legalidad" y "cauces institucionales". Sin embargo, la calle ya ha decidido pasarse al tupé de cuatro dólares.

Después de dos días contando votos, López Obrador no sólo no ha recortado la diferencia, sino que Peña Nieto aumentó en varios miles su ventaja de 3,3 millones de votos sobre el líder de las izquierdas.
Hace seis años, en la calle hervía la frase que recorría como un mantra una ciudad indignada y bloqueada era "voto X voto, casilla X casilla" exigiendo el recuento del 100% de las urnas. Hoy La idea que sobrevuela todas las conversaciones es siempre la misma: "...si hubiera estado Ebrard".

Hasta las preguntas que se escucharon en la sede electoral de la calle San Luis eran distintas al 2006:

- ¿Teme quedarse solo si persiste con su actitud?, preguntó un reportero

- "No, me respalda el pueblo. Siguiente pregunta".

"No me cabe duda de que si Marcelo Ebrard (actual alcalde del DF) hubiera sido el candidato hubiera ganado las elecciones. Se lo aseguro", explica el historiador Enrique Krauze en su despacho, antigua redacción de la mítica revista Vuelta, fundada por Octavio Paz.

En 2006, el actual alcalde de la Ciudad de México no dudó ni un minuto en unirse a López Obrador y declararse en rebeldía. De hecho tardó muchos meses en estrecharle la mano de Calderón y tuvo que ser en un acto oficial obligado por el protocolo.
Sin rastro de Ebrard

Cinco días después de la votación, Ebrard no ha dicho ni una palabra sobre el resultado electoral y tampoco ha aparecido en ningún acto público junto a su, primero, mentor, y luego, rival dentro del PRD en la lucha por la Presidencia.

A la pregunta de si Ebrard podría consolidarse como líder de la izquierda mexicana, el analista político José
Antonio Crespo no tiene dudas. "Ya lo es". "Es un político moderado, conocido en todo el país, y creo que podría haber tenido un mejor desempeño que AMLO en las elecciones", señaló al diario 'La Tercera'.

Para Krauze "después de Gobiernos del PRI y de la derecha, la alternancia natural para estas elecciones era la izquierda. El problema es que su candidato, López Obrador, y su comportamiento en la primera campaña dejó temor en muchos sectores. Porque este país requiere un cambio a la izquierda, pero al estilo de Lula. López Obrador tiene mucho de redentor latinoamericano".

"Lo mejor para el país, y para la izquierda mexicana, sería que Marcelo Ebrard se convirtiera en la principal figura de la oposición", señaló el escritor Jorge Volpi.

Tampoco ahora las huestes de Obrador son aquel cuerpo pretoriano que respiraba tensión y movilización contra la "presidencia espuria" de Calderón. AMLO ya no tiene la llave de la calle y la única voz que se escucha es la de los 'indignados' del movimiento #yosoy132, que corren peligro de convertirse en simples alborotadores. Pero hasta ahora ni una palabra de los grandes nombres de la izquierda: Marcelo Ebrard, Cuauthémoc Cárdenas, Juan Ramón de la Fuente.

"Para muchos usted significa intolerancia, sordera, confrontación y resentimiento político", le reprochó recientemente el poeta y activista Javier Sicilia.

Algo parecido le dijo también el subcomandante Marcos en el año 2006 cuando recorrió el país al frente de "la otra campaña". Los dos 'misiles' más dolorosos que ha recibido Obrador en su carrera han llegado precisamente de la izquierda; la "izquierda moral" que invoca en cada mitin.

Pocos dudan de la honradez y tenacidad de López Obrador pero desconfían de un proyecto personalista que impide la renovación. Mientras llega ese momento las pelucas con gomina y tupé se agotan en los semáforos.




Fuente: El Mundo