jueves, 19 de julio de 2012

Columna Templo Mayor

QUIENES apostaban a que Luis Videgaray sería el próximo secretario de Hacienda es muy probable que pierdan su dinero.

AL INTERIOR del equipo de Enrique Peña se comenta que los planes para el estratega de la campaña son otros.

SEGÚN ESTO su lugar estará directamente en Los Pinos, como Jefe de la Oficina de la Presidencia.

PERO, obviamente, no al estilo de Gerardo Ruiz Mateos sino de, ¡gulp!, José María Córdoba Montoya.

ES DECIR, no sería la suya una función decorativa, sino la de un todopoderoso Jefe de Gabinete.

¿Y QUIÉN quedaría entonces en la SHCP? No es por amarrar navajas, pero los propios peñistas dicen que José Antonio Meade tiene todo para mantenerse en el cargo. Eso dicen.

¡QUIÉN lo iba a decir! La tranquilidad de Enrique Peña Nieto le llegó de manos de quien fuera su adversario: Manlio Fabio Beltrones.

AL SONORENSE se le reconoce la paternidad de la reforma política que ya quedó completamente aprobada y lista para entrar en vigor... apenas a tiempo para evitarle brincos al virtual presidente electo.

ENTRE los muchos aspectos que tiene la reforma, uno que hoy toma especial relevancia es el del artículo 87 que ahora establece que el Presidente podrá rendir protesta ante el Congreso del Unión, las Mesas Directivas, la Comisión Permanente o la SCJN.

DE SER EL CASO, ya no será necesario que el nuevo Jefe del Ejecutivo entre a San Lázaro prácticamente a escondidas como lo hizo Felipe Calderón en 2006.

AHORA bastará con que se reúna con los legisladores en un Starbucks... ¡y asunto arreglado!

EL QUE ESTÁ entre la pared de la legalidad y la espada de las protestas es Andrés Manuel López Obrador.

SEGÚN ESTO, antes de arrancar el conflicto poselectoral Cuauhtémoc Cárdenas le llevó al tabasqueño un mensaje del grupo integrado, entre otros, por el líder perredista Jesús Zambrano y el mismísimo Marcelo Ebrard.

LE HICIERON saber a AMLO que cuenta con ellos... siempre y cuando no se aparte -ni un milímetro- de la ley. Es decir, mientras mantenga su impugnación dentro de los cauces legales.

SIN EMBARGO, el tono que está tomando la protesta social de activistas de la más diversa cuna e índole lo presiona a radicalizar su postura, como lo muestran los resolutivos de la asamblea de Atenco del pasado fin de semana.

EL COLMO de todo esto es que, al mismo, tiempo hay gente cercana al PRI susurrándole al oído a AMLO que en lugar de estar detrás de los grupos anti-Peña... ¡se ponga al frente de ellos!

Y NO PORQUE lo estén alentando a dar rienda suelta a sus tropas. Al revés: ¡para que sea el primero en contenerlas!

EL QUE reapareció en Coahuila fue Humberto Moreira.

EN UNA entrevista a nivel local, el ex gobernador dijo que ahora se dedica a algo más dulce que la política: ¡la elaboración de mermeladas!

Y ES QUE, lo que sea de cada quien, el arte culinario siempre se le ha dado bien al ex gobernador.

COSA de recordar que a los coahuilenses les dio atole con el dedo con sus programas sociales y luego los puso a tragar camote con la deuda que dejó.

A SU PASO por el PRI creyó que sólo sus chicharrones tronaban pero terminó regando el tepache y tuvieron que darle calabazas.

Y, CLARO, le heredó a su hermano la gubernatura porque sería pan con lo mismo, pero la realidad es que a Rubén Moreira lo único que le tocó fueron los jitomatazos.




Fuente: Reforma