Nueva York. Los militantes “anti Wall Street” inician su cuarta semana de ocupación de una plaza en el corazón del distrito financiero de Nueva York, en momentos en que este heterogéneo movimiento de protesta echa raíces en otras ciudades de Estados Unidos.
Según el sitio Ocupemos juntos (occupytogether), que se presenta como sitio “informal” que da cuenta de las acciones similares a las de Nueva York realizadas en el conjunto del país, ocupaciones de este tipo tenían lugar el sábado en 68 ciudades estadunidenses, incluidas Washington, Los Ángeles, Chicago, Miami y Dallas.
En Washington, por ejemplo, decenas de miembros del grupo Ocupen el DC duermen en una plaza del centro de negocios de la ciudad.
Incidentes estallaron el sábado, cuando manifestantes intentaron ingresar al Museo del Aire y del Espacio, uno de los más visitados de la ciudad, que debió cerrar sus puertas.
En Nueva York, el núcleo duro de los movilizados, aquellos que pasan todas las noches en Zuccoti Park, en el corazón del barrio financiero, totaliza apenas unas centenas de personas. Pero al menos 5 mil tomaron parte en una manifestación organizada en la zona el pasado miércoles.
Organización, perseverancia y capacidad de organización
Luego de tres semanas de protestas en Nueva York, los manifestantes sorprendieron a los escépticos y llamaron la atención del presidente Barack Obama y de los opositores republicanos por su sentido de la organización, su perseverancia y su capacidad para extender el movimiento.
Conectados en las nuevas redes sociales en Internet, se mostraron capaces de obtener miles de dólares para aprovisionar su campamento y evitar desbordes durante sus movilizaciones.
Mil de estos “anti Wall Street” abandonaron el sábado el distrito financiero para organizar una asamblea general más al norte de la ciudad.
Evitaron recurrir a megáfonos, pues está prohibido por la ley; pero los manifestantes repiten en voz alta lo dicho por los oradores para que su palabra pueda llegar a todos.
Durante una hora, los asambleístas exploraron pacientemente la manera de extender su protesta, sin especificar nunca claramente sus objetivos. “Lograron llamar la atención de la gente, ¿y ahora? Se deben formular propuestas concretas”, consideró Chris Gay, un escritor de 53 años.
Las consignas del movimiento, inicialmente limitadas a la crítica a los bancos e instituciones financieras, abarcaron otras, referidas a la guerra en Afganistán e incluso a la fuerte alza del precio de la matrícula universitaria.
Fuente: La Jornada