Nueve comunidades huicholas entregaron en la residencia oficial de Los Pinos una carta dirigida al presidente Felipe Calderón, en la que le pidieron la cancelación de las concesiones mineras en Wirikuta, área natural protegida y zona sagrada de este pueblo; el freno a megaproyectos de producción de jitomate y la puesta en marcha de un proyecto alternativo para los pobladores.
Esto fue después de la marcha que realizaron la tarde de ayer del Ángel de la Independencia a la glorieta de Chivatito, donde un grupo de granaderos les cerró el paso, y sólo se permitió la entrada a una comisión que entregó el documento; después, el contingente se retiró.
La movilización de protesta por la entrega de concesiones del subsuelo de las tierras sagradas de Wirikuta a empresas mineras canadienses fue encabezada por alrededor de 200 wixárikas (huicholes), vestidos con sus pantalones blancos y camisas con bordados de colores vivos. Portaban pancartas con los nombres de sus poblados y caminaban en silencio. Detrás de ellos iban alrededor de dos mil personas, entre estudiantes, académicos y simpatizantes en general.
En la carta mencionaron que las comunidades acordaron pedirle al mandatario federal el cumplimiento de sus demandas, basadas en sus derechos constitucionales “y en la palabra que usted dio de proteger nuestros lugares sagrados en el pacto Hauxa Manaka, hace tres años”.
El documento está firmado por autoridades del pueblo wixárika de las comunidades San Andrés Cohamiata, San Sebastián Teponahuaxtlán, su anexo Tuxpán de Bolaños, y Santa Catarina, en Jalisco; así co- mo El Saucito, Peyotán, Zoquilpan y Guadalupe Ocotán, de Nayarit, y Bancos de San Hipólito, en Durango.
Previo a la decisión que las autoridades indígenas tomaron para venir a la ciudad de México –en un viaje que, desde sus comunidades, se prolongó por casi 24 horas–, en dos ocasiones, durante los Diálogos por la paz que se realizaron en el Castillo de Chapultepec, representantes wixárikas expusieron directamente al presidente Felipe Calderón su demanda de cancelación de los proyectos de extracción minera en el territorio sagrado, pero no obtuvieron ninguna respuesta.
Por eso, esta semana dejaron sus actividades cotidianas del semidesierto para hacer un largo viaje y caminar por estas calles, con el fin de exponer ante estudiantes, académicos y sociedad en general su inconformidad, pues el gobierno federal, a través de la Secretaría de Economía, otorgó 22 concesiones en Wirikuta, en el municipio Real de Catorce, a la firma canadiense First Majestic. La actividad de esta empresa en ese sitio, afirmaron, pone en riesgo su existencia como pueblo, ya que se trata de uno de sus centros ceremoniales sagrados.
Por la mañana realizaron una ceremonia en la pirámide de Cuicuilco y después acudieron a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, donde participaron en una asamblea con estudiantes, académicos y trabajadores de esta institución, ante quienes expusieron “el dolor que sentimos por el riesgo de que desaparezca el territorio sagrado”, dijo Santos de la Cruz.
Añadió que la preocupación de este pueblo, este año, no sólo ha sido por los proyectos mineros en su zona sagrada, sino también porque la escasa lluvia provocó una baja producción de maíz. El grano es su alimento principal y lo cultivan para autoconsumo; sólo guardaron un poco para usarlo como semilla en las próximas siembras. Señalaron que esta caída en la cosecha es una señal de que tienen que mantener sus actividades ceremoniales para evitar que la situación empeore.
Fuente: La Jornada