No tenemos ninguna evidencia que valide esa hipótesis, añade Videgaray
El canciller Serguéi Lavrov aprovechó la visita del secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, para fustigar lo que llamó el síndrome de Washington y reiterar en contra de los rumores que, en su opinión, se difunden desde Estados Unidos, Rusia no tiene ninguna intención de interferir en las elecciones presidenciales del próximo año en México.
Es una especulación sin fundamento alguno, que busca enturbiar la relación ruso-mexicana, sobre todo ahora, en un periodo en que se desarrolla de modo positivo y ascendente, respondió Lavrov a la pregunta de un medio ruso en la conferencia de prensa al término de las conversaciones con Videgaray.
“Sabemos dónde se originan esos rumores: en Estados Unidos (…) De ninguna manera intervenimos en cómo se van a efectuar los comicios en México. Lo repito: eso es producto del síndrome de Washington. Las elecciones mexicanas son un asunto interno de ese país”, agregó.
Videgaray, a quien inicialmente iba dirigida la pregunta que respondió primero su colega ruso, puntualizó:
Creo que la posición del ministro Lavrov es absolutamente clara: por nuestra parte no tenemos ninguna evidencia que valide la hipótesis.
Estrechar los lazos
Al margen de esto, el principal resultado de la visita de Videgaray a la capital rusa ayer podría ser que, a partir de sus coincidencias en materia de política exterior, México y Rusia están decididos a dar pasos concretos para estrechar aún más sus nexos, lo cual permite ver con optimismo el futuro de la relación bilateral en el corto y mediano plazos.
Por segunda ocasión en menos de dos meses –tras su encuentro en Nueva York al comenzar el 72 periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas–, Videgaray se reunió en Moscú con Lavrov, con quien hizo un detallado repaso de los principales puntos de la agenda bilateral y mundial.
Para los cancilleres es digno de destacar la tendencia a robustecer los intercambios entre México y Rusia (que en diciembre cumplirán 127 años de relaciones diplomáticas), si bien son conscientes de que queda mucho por hacer, a pesar de los signos positivos que se aprecian en la balanza comercial y de las oportunidades que se abren mediante el contacto directo entre empresarios.
Videgaray subrayó que México
recibe con entusiasmo la inversión rusa en distintos sectores de nuestra economía. Quisiera destacar la presencia creciente de empresas rusas en el sector energético. También queremos seguir alentando la presencia de empresas mexicanas en Rusia, en particular fomentar mayor intercambio comercial en alimentos. Acordamos seguir trabajando en aspectos operativos y técnicos para hacer más fluido el comercio bilateral.
Los ministros destacaron que el mes pasado estuvo en México, al frente de una misión de directivos de los mayores consorcios rusos, el ministro de Industria y Comercio de ese país, Denis Manturov, quien coincidió con su homólogo, Ildefonso Guajardo, en la conveniencia de celebrar lo antes posible la tantas veces pospuesta comisión mixta de cooperación económica, comercial, científico-técnica y de transporte marítimo que encabezan en calidad de copresidentes.
Videgaray y Lavrov convinieron en llevar a cabo dicha reunión en el primer semestre de 2018, de igual manera que muy pronto tendrá lugar aquí en Moscú una comisión mixta de cooperación en cultura, educación y deportes, que es el marco institucional para la firma de programas de intercambio, con becas universitarias incluidas.
Para el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, como asienta en un documento que difundió antes de la visita de Videgaray,
la relación bilateral de Rusia y México es ajena a la coyuntura política, tiene carácter sostenido y de interés mutuo, y tradicionalmente se apoya en el respeto del otro y toma en cuenta por igual los intereses de cada uno.
La apretada agenda del canciller mexicano, que empezó con una ofrenda ante la tumba del soldado desconocido, junto a las murallas del Kremlin, incluyó una conferencia magistral en la Academia Diplomática de Rusia.
Fuente: La Jornada