La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) requiere de casi 200 millones de pesos para adquirir 30 máquinas y acelerar su producción de cartuchos para fusiles de asalto, que en breve presentará un déficit anual de 12 millones de unidades.
En el proyecto de inversión explican que la migración de los tradicionales fusiles de asalto G3, que utilizan cartuchos calibre 7.62 x 51 milímetros, al modelo FX-05, que requiere cartuchos calibre 5.56 x 45 milímetros, avanza a un ritmo de 10 mil unidades por año.
Por ello, la dependencia estima que a partir de 2013 requerirá una producción anual de 18 millones 396 mil cartuchos calibre 5.56 con balas SS-109 para satisfacer la demanda de los nuevos rifles; sin embargo, su maquinaria, con una antigüedad de entre 28 y 35 años, sólo produce 6 millones cada año.
Para 2012 está previsto que estarán en uso casi 17 mil fusiles FX-05; para el 2013, serán casi 27 mil, y la cifra irá en aumento hasta llegar a 146 mil 911 en 2025.
"Al contar con soldados dotados con un mejor armamento y municiones se pretende combatir de una manera más eficiente a la delincuencia organizada causándole mayores bajas", indica el estudio costo-beneficio del proyecto enviado la semana pasada a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Con la producción de 18.3 millones de cartuchos anuales, la Sedena estima que para 2025 tendrá una reserva de 65 millones de unidades para los siguientes años.
Estos niveles de reserva se consideran necesarios porque la dotación individual por fusil, conocida como "día de fuego", es de 150 cartuchos.
La opción de comprar cada año los más de 12 millones de cartuchos faltantes directamente al fabricante significaría un gasto acumulado de 694 millones de pesos en el periodo 2012-2022, pues en septiembre la empresa checa Sellier & Bellot cotizó cada cartucho en 9.14 pesos, lo cual incluye el costo de traslado al puerto de Veracruz.
El costo de fabricación en México, en cambio, es de 4.10 pesos por unidad.
Los cartuchos calibre 5.56 con balas SS-109 son de uso oficial de las fuerzas armadas de la OTAN, y al ser más ligeros que los 7.62, permiten al soldado transportar el doble de munición.
El documento no revela el nombre del proveedor al que se comprarán las máquinas necesarias para incrementar la producción, valuadas en 196.9 millones de pesos.
Sin embargo, por los modelos de las máquinas podría ser la empresa francesa Groupe Manurhin, que en la década de los 70 vendió al Ejército los equipos que aún utiliza, y que con una inversión de 1.7 millones de pesos han sido adaptados a partir de 2005 para fabricar el calibre 5.56.
Con la nueva maquinaria, la Fábrica de Cartuchos de la Sedena, que emplea a 313 soldados entre jefes y tropa, también tendrá capacidad para producir 21 millones de cartuchos 7.62 y 6 millones de cartuchos 9x19 milímetros para pistolas y subfusiles.
El fusil FX-05, conocido como Xiuhcoátl, es fabricado por el Ejército desde 2005, cuando inició el proceso de reemplazo de los modelos G3 manufacturados en México bajo la licencia de la firma alemana Heckler & Koch desde 1979.
A finales de 2006 se presentó una controversia, ya que se acusó al Ejército de haber plagiado el fusil G-36V de H&K para diseñar el Xiuhcoátl; sin embargo, poco tiempo después la empresa aceptó que el nuevo fusil fue diseñado por el Centro de Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico de la Industria Militar.
Por tratarse de compras de seguridad nacional, la Defensa Nacional no está obligada a realizar una licitación pública para adquirir la maquinaria.
Fuente: Terra