Son mínima parte de la larga estela de inmoralidad e impunidad, simientes de la corrupción, prefigurada por el fraude electoral de 2006 estimulado por la oligarquía y sus grupos amamantados por los intereses políticos y económicos estadounidenses y peninsulares; pero no se puede cercenar porque la misma oligarquía controla a los poderes públicos. Federales y estatales.
Corrupción y entrega del país es el haber de los gobiernos federal, estatales y municipales en este sexenio. De los segundos, los más notables son los últimos de Coahuila, Tamaulipas y Veracruz, para no citar a varios más.
Los hechos exhiben que las demandas de honradez, democracia y respeto a la voluntad popular, de los panistas a los corruptos gobiernos priístas, sólo eran mascarada proselitista, pura propaganda política. Mientras por un lado hace llamados a recuperar la ética y pregona eficacia y moralidad en la administración pública, con una perversa guerra al crimen organizado, totalmente inútil y a costa de raudales de sangre y dinero, que ulcera sin remedio a la vista a los mexicanos, el gobierno federal encubre la entrega del país a empresas españolas y a las estrategias neocolonialistas estadounidenses.
Empero, se cuelan rayos de esperanza de resurrección de la nación porque entre los propios blanquiazules y filopanistas fieles a los principios que animaron al partido en 1939, hay los decepcionados por la profunda y cínica inmoralidad de las administraciones públicas pública emergidas de su bando, mexicanos dispuestos a actuar ahora para que cambie el negro panorama, que prácticamente se han sumado a la única posibilidad de hallar la salida del laberinto. Como los empresarios regios que ya se acercaron al Movimiento de Renovación Nacional (Morena).
Entre las muchas pruebas de la escandalosa vida pública que estimula la miseria moral y material sin solución de continuidad entre la nación, tenemos –por decir algo—el caprichito de clausurar la empresa Luz y Fuerza del Centro y la turbia “guerra al terrorismo”, porque el Comando Norte yanqui (USNorthcomand) le impone a Felipe Calderón llamarla así, ya no “crimen organizado” a secas, según dice la propia institución en la reciente edición de la revista Ágora, su órgano oficial para la campaña de recuperación del dominio que va perdiendo en ejercía en ejércitos, políticos y agitadores continentales.
Son mínima parte de la larga estela de inmoralidad e impunidad, simientes de la corrupción, prefigurada por el fraude electoral de 2006 estimulado por la oligarquía y sus grupos amamantados por los intereses políticos y económicos estadounidenses y peninsulares; pero no se puede cercenar porque la misma oligarquía controla a los poderes públicos. Federales y estatales.
A 24 meses del caprichito de Calderón de cerrar Luz y Fuerza y eliminar al último de los sindicatos de lucha que soportó los embates del corporativismo, el Mexicano de Electricistas, las grandes ventajas con que lo justificó se han traducido en escandalosas pérdidas económicas y la entrega a extranjeros de las actividades estratégicas que son la generación de energía eléctrica y la extracción de petróleo, independientemente de la entrega de los yacimientos de oro, para no enumerar todos los perjuicios de este régimen a la nación.
Y para acabarla, los priístas se sienten seguros de volver a Los Pinos gracias a las tonterías de Fox y las tontejadas de Calderón. Qué estaremos pagando que en el año 2000 salimos de una desgracia para entrar a otra peor, pues nada bueno se puede esperar del PRI encabezado por un acusado públicamente de saquear al erario nacional mediante fraudulentas maniobras financieras al frente del gobierno de Coahuila, que es Humberto Moreira.
Fuente: La Región Tamaulipas