Exploran cómo dar forma a propuestas de la sociedad, señalan
La diversidad, importante; hay que unificar puntos comunes, dicen
El movimiento de los indignados de México realizó ayer su “asamblea de asambleas” en la explanada del Monumento a la Revolución, en la cual delineó actividades para los próximos días, y comenzó un ejercicio de análisis de la realidad del país.
Casi en punto del mediodía, los activistas comenzaron a agruparse y a debatir en torno de cinco mesas temáticas sobre economía, medios de comunicación, educación y cultura, resistencia civil no violenta y “democracia real”, en las cuales empezaron a darle forma a algunas de las propuestas que han surgido tanto en el ciberespacio como en los campamentos ubicados en Coyoacán y en la Bolsa Mexicana de Valores.
Luego de las presentaciones de rigor, muchas personas afirmaron que esta era la primera vez que decidían participar en una asamblea o en algún tipo de movimiento social. Muchos también se identificaron simplemente como “ciudadanos”, personas con ganas de “ver en qué puede ayudar”, y con la palabra “comunidad” muy a flor de piel.
Agitando las manos en el aire –a la manera de los sordomudos cuando aplauden– o cruzándolas en equis sobre la frente, los indignados manifestaron su beneplácito o su crítica frente a las posiciones que surgieron durante las mesas de debate, en una dinámica de asamblea que busca incorporar un lenguaje simbólico nuevo “para escucharnos con respeto, y evitar los insultos y el abucheo”.
Algunos de los asistentes se entusiasman porque ven más gente que el sábado anterior, y otros no ocultan su decepción porque ven menos, pero para Tomás Calles “el hecho de que seamos más de dos ya es genial. Estamos teniendo un despertar muy fuerte, y esto apenas es el inicio de algo que no tiene enfoques partidistas”.
De su lado, Victoria Beltrán advirtió que la gran cantidad de motivos para indignarse puede ser al mismo tiempo una ventaja y una desventaja del movimiento. “Las reivindicaciones son tan amplias, que puede convertirse en algo muy vago. Aquí el asunto es cómo ir cuajando esto, cómo encontrar un hilo conductor que nos una hacia algo más dirigido, sin buscar una ideología general”.
El hecho de que los indignados no tengan hasta ahora una plataforma más concreta de reivindicaciones y posturas es una característica positiva del fenómeno, señaló por su parte Daniel Terrones.
“A partir de la diversidad hay que establecer objetivos comunes. No debemos caer en el error del siglo XX de buscar que todos piensen igual para pertenecer a una lucha. La diversidad es muy importante, sólo debemos identificar puntos en común, y mejor que esto se haga poco a poco para que se organice bien”, aseveró.
La asamblea de ayer terminó con el acuerdo de realizar representaciones espontáneas para visibilizar problemas y plantear soluciones; impulsar proyectos de comunicación del movimiento a través de revistas, videos y documentales; hacer proyectos educativos en espacios públicos, a la manera de una “universidad de la calle”; hacer talleres sobre violencia y no violencia, cooperativismo, boicots y movimientos obreros, y organizar dentro de 15 días, en el Monumento a la Revolución, un espacio de trueque de bienes y servicios.
Fuente: La Jornada