En Michoacán y Durango alertan de ataques en zonas étnicas.
Comunidades indígenas de Michoacán se encuentran asoladas por la delincuencia organizada que ha encontrado en estos lugares un espacio seguro para sus actividades ilícitas.
El titular de la Secretaría de Pueblos Indígenas del estado, Alfonso Vargas Romero, denunció este problema que, dijo, creció desde hace ocho años.
Esta situación en Michoacán se suma a la que se presenta en Durango y Chihuahua, donde familias indígenas de zonas alejadas han sido invadidas e incluso desplazadas por miembros del crimen organizado.
En el caso de Durango, la Comisión Estatal de Derechos Humanos ha dado seguimiento a los cuatro casos de ataques que han sufrido indígenas tepehuanos en los municipios de El Mezquital y Pueblo Nuevo.
Alfonso Vargas dijo que las comunidades michoacanas son aprovechadas por narcotraficantes para la instalación de laboratorios clandestinos para la elaboración de drogas sintéticas.
“Estamos hablando de todo el estado, sobre todo se anidan ahí porque es un territorio comunal, no es privado o vigilado, es donde están los bosques; lugares poco accesibles”.
Añadió que esas zonas resultan espacios muy oportunos tanto para la tala clandestina como para la instalación de “cocinas” de sustancias, situación que es resultado de la desatención de autoridades. “Tardó muchos años (en desarrollarse el fenómeno), lo administraban políticamente (los municipios), no le daban atención”.
Vargas dijo que las comunidades más afectadas son Cheran, Paracho, Nahatzen y Tingambato, todas localizadas en la zona purépecha.
Para restablecer la seguridad en estos lugares, añadió, las autoridades deberán trabajar en el establecimiento de sistemas de seguridad comunitaria pues con policías externos resultaría “una tarea imposible”.
El pasado 11 de abril, indígenas tepehuanos de Canoas —del municipio Mezquital— en Durango, enfrentaron a un comando que llegó a invadir la localidad y prendió fuego a las casas.
A ese ataque se le sumó el ocurrido el 28 de diciembre de 2010, cuando unos 60 hombres armados quemaron 37 viviendas en Tierras Coloradas, en el mismo municipio. El grupo prendió fuego a dos escuelas, la tienda de Diconsa y a un módulo de Sedesol.
Temen represalias
El pasado 13 de febrero, un enfrentamiento en San Manuel de Milpillas —del municipio Pueblo Nuevo— dejó siete indígenas tepehuanos muertos.
Al respecto, Jorge Antonio Santiago Arteaga, vocero de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Durango, mencionó que muchos de los indígenas temen represalias y por ese motivo no denuncian las agresiones por parte de grupos armados.
El pasado 10 de abril, pobladores de la sierra tarahumara de Chihuahua, en la comunidad Jicamórachi, denunciaron ataques del crimen organizado que dejaron cuatro muertos y que provocaron el desplazamiento de la comunidad. Aunque, posteriormente, el gobernador César Duarte aseguró que el problema se trató de un enfrentamiento entre comunidades rivales y luego dijo que fue “un lío de faldas”.
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