Jóvenes excluidos se suman a protesta de estudiantes, Atenco, SME y CNTE
Nos unimos al #YoSoy132 para exigir justicia por varias causas, dice desempleado
Van a su aire. Con sus propios ritmos y matices. Sumando viejas causas y nuevas banderas. Son las expresiones del movimiento social sin cabeza que dice no a un nuevo gobierno del PRI. Lo integran nuevas horneadas de chicos rechazados del sistema de educación superior; trabajadores despedidos, jubilados con callo de tanto luchar, jóvenes que descubren que las calles y la voz les pertenecen.
Todos con la convicción de que la elección del 1º de julio no fue juego limpio y que Enrique Peña Nieto significa la negación de la democracia. Todos entregando su domingo, su tercer domingo después de la jornada electoral, a una sola exigencia: No a la imposición. La resistencia a la maquinaria política y mediática que pretende sentar de nuevo al PRI en la silla presidencial de Los Pinos trae cuerda para rato.
La marcha no tiene una única descubierta, ni mantas dominantes, ni consignas precocinadas. Cada quien con su idea, su cartulina y su canción. Hay pancartas que reflejan que el momento político del país ha sido reflexionado a fondo: Un país de ovejas engrendra un país de lobos, se lee en un cartel trazado con talento creativo en uno de los muchos contingentes.
Otras reivindican cierto individualismo: “¿Quién va a pagar los platos rotos de las elecciones sucias del PRIAN? #Yono”. El portador es un joven muy a la moda, sport, lentes de marca.
Hay en las pancartas pensamientos que tiran al romanticismo: PRI, podrás comprar la cama, no el sueño, dice un hombre mayor desde su propio cartel. O bien otra cartulina llena de flores y corazones trazados con crayones de colores que levanta sobre su cabeza una jovencita: La patria es como una flor que necesita que las cuidemos con agua y con justicia.
Razones de sobra
Machete, paliacate y sombrero de palma. Son los del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, encabezados por Trinidad Ramírez e Ignacio del Valle –a quien Enrique Peña Nieto hubiera querido dejar de por vida en el penal de La Palma–, que avanzan en apretado contingente. “Nosotros –recuerda Trini Ramírez, la mujer que se puso al frente del movimiento cuando los líderes cayeron presos– tenemos razones de sobra para oponernos a la llegada de Peña Nieto al gobierno, porque él tuvo en sus manos la posibilidad de resolver nuestras demandas, que eran sencillas, y optó por la represión”.
Revitalizados, a pesar de que en Atenco arrasó el PRI, Trini mira hacia donde se oye el bullicio de los de #YoSoy132. Ahí vienen, ahí está la sangre nueva, estos muchachos que nos dieron la sorpresa. Movimiento social sin líderes, donde cada quien toma los atajos que le convengan. Los que parten de Los Pinos, a las 12 del mediodía, quieren subrayar el mensaje de la amenaza de una presidencia espuria: Ganar con trampa no es ganar, dice una pancarta. Y otra: Priístas maMONEX. Y otra más: Si tu voto valió $500, ni leas este letrero.
De Los Pinos por Constituyentes y de ahí en Metro, los vagones llenos de jóvenes en marcha, en protesta: ¡México sin PRI! ¡México sin PRI! suena rítmicamente sobre los rieles subterráneos.
En el Twitter algún escéptico advierte: Que alguien le diga al #YoSoy132 que a la democracia no se llega por Reforma. Pero la realidad lo desmiente. Arranca enorme el contingente del Movimiento de Excluidos de la Educación Superior; miles recién salidos del horno de la exclusión y lanzados a las calles. Y después las escuelas, las facultades: Colbach, Poli, Ingeniería, Medicina, Ciencias Políticas de la UNAM, las FES, los CCH, las Tecnológicas de los estados, las privadas: Ibero, UVM, Tec, ITAM. Danzando al ritmo de sus batucadas: Aquí se ve, aquí se ve, Peña Nieto presidente no va a ser. Y sus pancartas: Los votos comprados son votos chatarra.
Confluyen en el Ángel de la Independencia. El Sindicato Mexicano de Electricistas engrosa el río humano. Dos años nueve meses desde la extinción de Luz y Fuerza, desde que fuimos despedidos de nuestro trabajo, seguimos de pie, cada vez somos más, dice Víctor Morales, quien fue trabajador de la sección Transportes Aragón. Porque estos jóvenes nos han dado mucha fuerza para continuar.
Perra suerte
De las aceras muchos se lanzan al caudal, lo mismo carreolas que sillas de ruedas y perros con correa. Un cocker spaniel lleva su manta en el lomo: ¡Qué perra suerte la mía; me quieren poner a un burro de presidente!
Los primeros llegan a la Alameda cuando los últimos no han llegado al Monumento a Colón. Por el Hemiciclo está la maestra jubilada Virginia Villagómez, impartiendo una lección de dignidad a sus nietas e hijas que la acompañan, con su cartulina que dice: Honestidad es decir NO al fraude.
Está también el capitán de bomberos del Distrito Federal José Porfirio Cortés, que apenas hace mes y medio fue elogiado por su valentía en el rescate de civiles en un incendio en Santa Fe y días después despedido, junto con ocho compañeros, por exigir equipo de trabajo adecuado. Nos unimos al #YoSoy132 porque encontramos que unidos podemos exigir justicia para muchas causas; así nos sentimos más fuertes y los hacemos fuertes a ellos.
Frente a Bellas Artes la columna convoca: ¡Amigo, mirón, únase al montón, su hijo es estudiante y usted trabajador!
El río de gente se divide en tres arroyos, que avanzan por Tacuba, 5 de Mayo, 16 de Septiembre. Un muchacho vestido de negro, con máscara de la muerte, rebasa a todos preguntando macabro: ¿Cuántos muertos más? Lleva el cuerpo cubierto con papeles: Cherán, Aguas Blancas, San Fernando, El Charco, Atenco, Tlatelolco, Acteal, Ciudad Juárez, Ostula, El Charco...
Las columnas que entran al Zócalo son engullidas por el remolino de vida que mueve la ancestral plaza: sanadores espirituales, mesas de Morena recaudando firmas en favor de la anulación de la elección presidencial, artesanos, danzantes, helados y hot dogs, y un chico destanteado. Lleva su cartulina Los del pueblo cajetero no queremos a un... Es de Celaya, preparatoriano. Es Saúl Campos y se identifica con #YoSoy132. Pero objeta: Esto está muy bien, sólo hace falta que alguien dirija este desmadre.
Parece que todo se ha disuelto cuando una batucada de Artistas Aliados, el frente creativo del movimiento, irrumpe en la plancha por la bocacalle de 5 de Mayo. Es otro borbotón de gente, una columna larga, apretada, que llega cuando tiene que llegar. Entre ellos viene la silueta de cartón de Sheldon, el supernerd de la serie televisiva The Big Bang Theory. Resulta que él también es #YoSoy132 y está contra Peña Nieto. Y así, hasta las cuatro de la tarde.
Fuente: La Jornada