Al igual que el análisis del ITESM Campus Estado de México, los informes, reportes anuales y análisis serios, documentados, con fundamentos científicos y teóricos de organismos internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), coinciden en señalar que la gestión de Felipe Calderón fracasó completamente, que es el mayor productor de pobres en la historia moderna del país, y alertan sobre la fatídica relación que existe entre el incremento de la violencia y el freno al desarrollo nacional. La contundente información que dieron a conocer esos organismos internacionales, así como una de las instituciones de educación superior más serias del país, de carácter eminentemente privado, refutan las mentiras del propio inquilino de Los Pinos que pretenden culpar al SME estorbar el crecimiento de la economía, cuando son las erróneas decisiones de su fallida administración las que han ocasionado que México rompa récords en producción de pobres, en asesinatos colectivos, en inseguridad, en secuestros, en violaciones a derechos humanos, en corrupción, en creación de cinturones de miseria alrededor de las principales urbes del país, en expulsión de connacionales que huyen al extranjero a buscar las oportunidades de empleo y desarrollo que aquí se les niegan, en ausencia de obra pública, en excesos en gastos burocráticos, en deterioro de la educación, en desempleo e incremento de la economía informal, en suma en el deterioro de las condiciones de vida de 112 millones de mexicanos.
Felipe Calderón no sólo es un frustrado, como lo definió el Embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, quien por cierto todavía funge como tal a pesar de los berrinches del inquilino de Los Pinos; o un fracasado como lo exhiben los reportes de inteligencia de las agencias estadounidenses y lo señalan los dirigentes opositores del país, de todos los partidos políticos, incluyendo del suyo, el PAN, sino que es no sólo un peligro sino una calamidad, peor que un desastre natural de proporciones nacionales, para el futuro de la Nación mexicana y las generaciones venideras, pues ha cancelado con sus manotazos, sus decretazos y demás decisiones fallidas años de desarrollo económico del país y echado por la borda los niveles de bienestar de la población que costaron décadas construir.
Según el informe anual de estadísticas sociales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, la OCDE, que fue publicado el día de ayer,
México es el país de esa organización en donde más se trabaja, con diez horas al día entre el trabajo remunerado y el no remunerado pero es también el que tiene mayor proporción de pobres en su población ya que en el documento se asegura que uno de cada cinco mexicanos está en esa condición de pobreza, mientras que la media sobre la que se rige esa organización es de uno sobre diez.
Ahí se destaca que casi a la mitad de mexicanos nos resulta “muy difícil” vivir de los ingresos que garanticen un mínimo de bienestar o de calidad de vida.
También en el “Informe Sobre el Desarrollo Mundial 2011”, documento rector de la semana de trabajos de la reunión de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), dado a conocer ayer por el periódico “La Jornada”, dichos organismos refutan las declaraciones y posicionamientos de Felipe Calderón, al sostener que “los ciclos de violencia criminal pueden romperse”.
Sólo que, para tal efecto, sus recomendaciones apuntan más al terreno de mejorar las condiciones de vida que al uso de la violencia legítima por el Estado.
Sostienen que “para romper los ciclos de violencia es crucial fortalecer las instituciones nacionales legitimas y mejorar la gestión del gobierno, a fin de brindar a la población seguridad, justicia y empleo; recomienda la implantación de planes básicos de creación de empleo, a través de la construcción de obras públicas en gran escala y el acceso a la formación profesional, financiamiento y experiencia laboral.
Advierten la relación que existe entre la violencia y el freno al desarrollo y subrayan que “un episodio importante de violencia, a diferencia de desastres naturales o los ciclos económicos, puede borrar toda una generación de progreso económico”, como ya se demostró en México.
También alerta que los países en los que la eficacia de gobierno, el Estado de Derecho y el control de la corrupción son insatisfactorios están entre 30 y 45 por ciento más expuestos al riesgo de guerra civil y son considerados más vulnerables al riesgo de violencia criminal que otros países en desarrollo. ¿Hablan de México y de la administración calderonista? Sin duda alguna.
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