Quien resulte vencedor en las elecciones del próximo primero de julio indudablemente será el feliz ganador de la rifa de un enorme tigre. Pero tan sabrosa está la grilla electoral, que los asuntos nacionales de urgente solución han sido relegados al último lugar, si no es que mucho más lejos. Por ejemplo, el lento crecimiento económico se ha profundizado en los últimos años, la pobreza va a galope, la inflación crece y el poder adquisitivo va (aun más) a la baja, la generación de empleo formal no satisface la demanda, la ocupación en el sector informal avanza a pasos agigantados y el desarrollo brilla por su ausencia desde hace tres décadas, entre otras gracias.
Entonces, ¿quién atiende la tienda?, porque aunque para muchos la grilla electoral resulta más atractiva que la realidad, tarde que temprano ésta pasará factura al ganador del tigre y hasta donde se alcanza a ver no hay domador que le haga frente. Cuatro meses y pico faltan para la celebración de los comicios, y el susodicho felino crece y crece. Como bien lo apunta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, no puede pasar desapercibido que desde octubre de 2008, arranque oficial de la crisis, la economía nacional sólo se ha expandido 2.21 por ciento, en un contexto en el que la amenaza de una mayor inflación parece ir tomando fuerza, especialmente si se pondera el hecho de que en 2011 el incremento de precios de los alimentos reportó una tasa de crecimiento anual de 5.77 por ciento y el de la canasta básica 5.81 por ciento, cifras cada vez más alejadas de la inflación general y del objetivo de 3 por ciento del Banco de México. A la desaceleración económica y presiones inflacionarias se añade la debilidad del mercado interno, la cual se observa en la evolución de las ventas de supermercados y en la pérdida de poder adquisitivo el salario medio de cotización al IMSS; además, la demanda externa también muestra signos de debilidad, y prueba de ello es que las exportaciones mexicanas de autos a Estados Unidos se contrajeron 14.92 por ciento en enero.
La economía mexicana perdió dinamismo en 2011, con un comportamiento menor al de 2010 (5.52 contra 3.9 por ciento), y se anticipa continúe haciéndolo dado que se prevé un menor crecimiento para 2012. La Secretaría de Hacienda pronostica 3.3 por ciento de avance, una proporción idéntica a la del sector privado estima, mientras que el Banco de México estima entre 3 y 4 por ciento. De acuerdo con el Inegi, apunta el CEFP, el indicador global de la actividad económica tuvo en el último mes de 2011 un incremento real anual de 3.51 por ciento con relación al mismo mes de 2010, con lo cual acumuló veinticinco meses de variaciones anuales positivas, pero sigue sin alcanzar crecimientos significativos como el observado en mayo de 2010 (9.14 por ciento), y pese a que su nivel se ubicó por arriba del más alto presentado en octubre de 2008 antes del periodo de crisis, apenas exhibió un incremento acumulado de sólo 2.21 por ciento. Para 2013 la perspectiva no se modifica, con una tasa mediocre de comportamiento económico y menos empleo formal.
Por lo que toca a las remuneraciones, el CEFP anota que el IMSS reportó que el salario base de cotización promedio en diciembre se ubicó en 248.1 pesos al día, o bien, 7 mil 444 pesos al mes. El mayor salario promedio se pagó en el sector de la industria eléctrica y suministro de agua potable, con 599.7 pesos diarios, o 17 mil 990 pesos mensuales. La actividad económica con menor salario corresponde a la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza con sólo 142 pesos al día, o 4 mil 270 pesos al mes; seguido de la construcción con 184 pesos al día o 5 mil 543 mensuales. Lo anterior implica que en el último año (diciembre 2010 a diciembre 2011) el salario base de cotización promedio creció sólo 0.49 por ciento en términos reales, equivalente a 35 pesos. Así, todavía no alcanza a recuperar el nivel de poder de compra que tenía antes de la crisis (que tampoco fue bueno). De enero de 2008 (máximo nivel alcanzado antes de la crisis) a diciembre de 2011 acumula una pérdida real de 5.5 por ciento, que equivale a una reducción de 398 pesos al mes (4 mil 776 anuales). De la misma forma, a lo largo del sexenio (diciembre de 2006 a diciembre de 2011) se ha acumulado una reducción de 0.26 por ciento. En los últimos cinco años el salario base de cotización en el IMSS no sólo no ha crecido, sino que ha perdido poder de compra.
El salario base de cotización sólo comprende los pagos que se hacen en el sector formal. Si se toma en consideración que los empleados cubiertos por el IMSS sólo representan 30 por ciento de las personas ocupadas, es previsible que el resto de los ocupados también hayan visto reducido sus ingresos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del cuarto trimestre de 2011, publicada por el Inegi, la proporción de personas ocupadas que ganan hasta un salario mínimo creció en el último año de 12.7 a 13.3 por ciento, mientras que las que ganaban más de cinco salarios mínimos disminuyó de 8.5 a 8.3 por ciento. Entonces, no sólo se ha reducido el salario real en el sector formal, sino que la economía en su conjunto tiene ahora una mayor proporción de gente obteniendo menor ingreso.
Y en torno al avance inflacionario, el CEFP señala que en 2011 el incremento se explicó, principalmente, por aumento en el precio de los energéticos (con las tarifas eléctricas a la cabeza), sin olvidar el relativo a los alimentos (esencialmente tortilla de maíz, azúcar y tabaco). La evolución de la inflación general anual se apreció en el aumento de la inflación de los alimentos, tanto productos procesados como agropecuarios, la cual pasó de 4.68 por ciento en septiembre a 5.77 por ciento en diciembre, ambos de 2011, manteniéndose por arriba de la inflación general anual. En tanto que la inflación de la canasta básica, la cual representa una tercera parte en la inflación general, aumentó al pasar de 3.64 por ciento a 5.81 por ciento, en el periodo señalado.
Entonces, el tigre crece y crece, y nadie se acuerda, porque sólo hay tiempo para atender la grilla electoral.
Las rebanadas del pastel
Si Felipe Calderón pretende cumplir su promesa de evitar expresiones que puedan generar recelo, entonces deberá permanecer en silencio hasta el próximo 30 de noviembre… Felicidades a los combativos trabajadores de Mexicana de Aviación, porque sin su empuje la aerolínea nunca hubiera levantado. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas: ¿cuántos de ellos pueden celebrar el retorno a la chamba?, pues no todos están invitados a la fiesta laboral. De hecho, sólo uno de cada tres.
Fuente: La Jornada