Tal vez los esfuerzos panistas de presunta confrontación entre sus precandidatos deberían darse mediante grabaciones telefónicas intervenidas y luego filtradas. Nada hubo ayer, en la mesa donde se sentaron Josefina, Ernesto y Santiago, que fuera más llamativo que la etiquetación como patán que la primera hizo del segundo en una llamada interceptada (con olor a pinos), y del supuesto hartazgo de la hasta ahora puntera en encuestas por los golpes bajos que le va asestando el delfín apoyado mediante guerra sucia casera.
Ya había quedado registro de los ánimos amargos que se han ido asentando en el círculo íntimo del felipismo respecto de la escurridiza ex secretaria de educación pública. Juan Ignacio Zavala, cuñado de Calderón que le ha acompañado activamente en varios episodios políticos relevantes, se mostró entre harto e intolerante frente a Roberto Gil durante un movido debate de coordinadores de campañas que Carlos Puig organizó en un canal de paga y que en bit.ly/z4zRFB puede ser visto. El vocero familiar llegó a acusar a la diputada federal con licencia de actuar como Dolores Padierna y de moverse en el PAN con criterios y estrategias propias de otros partidos, citando al PRD. Pareciera que en el corderismo-felipismo ven a Chepina como un peligro para la continuidad.
El punto clave del enojo pinolero es el virtual lema que Vázquez Mota ha adoptado: vota en libertad. Y el hecho de llamar a la defensa del sufragio interno este 5 de febrero. Los impulsores del invento manipulable llamado Ernesto Cordero creen que esos señalamientos sugieren que habrá condicionamiento del voto y que el Dedo Supremo tratará de imponerse mediante trampas. El propio Santiago Creel dijo ayer, en el falso debate nocturno, que si algunas autoridades o funcionarios pretenden influir en el proceso interno de selección de candidato presidencial podría haber división en el panismo.
Pero la bazuca de Los Pinos parece estar lista para suministrar a los mexicanos otra sorpresa electoral, pues se pretende aprovechar la influencia de la estructura de funcionarios federales reclutados por el calderonismo para darle una voltereta a la percepción generalizada de que la diputada federal con licencia tiene una aceptación notablemente mayor a la del desvalido Cordero.
Fox aceptó a regañadientes a quien había sido su secretario de energía como candidato presidencial, aún teniéndole un poco disimulado menosprecio (y se garantizó impunidad personal y familiar amarrándole las manos a FC mediante secretos de índole electoral que permitieron al michoacano hacerse de un impensado poder). Ahora habrá que ver si Calderón es capaz de aceptar el triunfo de Jose, a quien ni él ni su circulito íntimo aprecian, o se aferra al demeritado Cordero.
Por lo pronto, lo más destacado de los infomerciales panistas de ayer fue la involuntaria invitación a no votar por candidatos a diputados federales del PAN ya que, dijo Cordero, la coordinadora, Vázquez Mota, sólo asistió a seis por ciento de las votaciones en un periodo de sesiones.
En otro asunto: entre más pretende explicar, más se enreda el gobierno del filopeñista Javier Duarte. Según su secretario de finanzas, Tomás Ruiz (de amplia experiencia en manejo irregular de dinero público), se ha descubierto una nueva dimensión en asuntos de rapidez: para pagar en efectivo, por adelantado y sin haber cumplido los requisitos de contratación de servicios de una empresa amiga, se tiene la velocidad de las maletas voladoras (25 mdp por viaje), que es superior a la de la luz, la del sonido e incluso la de la transferencia electrónica (por las prisas, hay quienes llaman a Duarte gobernador prisoso y, por las maletas, al suyo lo refieren como gobierno petacón).
Se espera que en su próximo informe de labores, Duarte consigne la histórica revolución que ha producido en materia de pagos a particulares pues, mientras centenares de proveedores sufren lentitud y maltratos burocráticos para que les paguen servicios ya prestados, en un caso específico se ha actuado a la velocidad de las campañas electorales. Bueno, ya hasta Peña Nieto tuvo que salir a declarar que los 25 melones no eran para sus faenas de proselitismo.
Es posible que Chiapas esté en el peor de los escenarios del desastre electorero en curso: el Copete en Jefe quiere que un amigo suyo, el senador Manuel Velasco, adscrito al negocio grupal del partido falsamente ecologista, sea el próximo gobernador en alianza con el PRI; Televisión Azteca pretende imponer a Luis Armando Melgar como candidato tricolor al Senado (Melgar es presidente de la Fundación Azteca Chiapas y director de Proyecto 40, el canal del que se apropió el Grupo Salinas en medio de aquel famoso ¿Y yo por qué? del cómplice Vicente Fox), y las izquierdas se debaten entre María Elena Orantes, una priísta que recientemente renunció a esas siglas a causa de los planes Peña Nieto-Velasco, y que según eso habría recibido la promesa de AMLO de hacerla candidata del Dia, y el favorito del burbujeante gobernador aliancista Juan Sabines, quien apoya a Yassir Vázquez, presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez. Ayer, Manuel Camacho, cuya primera esposa fue tía del candidato Peña-Verde, Manuel Velasco, acabó de enredar las cosas al anunciar que una de sus famosas encuestas reportaba empate entre Orantes y Vázquez, lo que en el fondo significa que el capricho de Sabines no ha podido ser desactivado.
Y, mientras Zeferino Torreblanca da oportuna muestra de lo que la izquierda gana postulando advenedizos u oportunistas, pues ahora está en vías de ser candidato a la alcaldía de Acapulco o a una senaduría por el PAN, cuando en el sexenio recién terminado fue gobernador con careta del PRD, ¡hasta mañana, con el vocero Poiré tratando de explicar que fue un error lo de la alerta migratoria contra los ex gobernadores tamaulipecos que, sin embargo, sí están sujetos a indagaciones judiciales!
Fuente: La Jornada