Asesinan a un vendedor de agua en Acapulco. Foto: Bernandino Hernández
La corrupción y la impunidad, señaló, alimentan la creciente inseguridad en México y éstas sumadas con el miedo de la sociedad forman la “ecuación de la violencia” que padece el país.
Sin embargo, reparó, la situación de inseguridad que afecta a México no se explica sólo con la lucha de los cárteles de la droga por dominar “plazas”, también se debe tomar en cuenta que la economía está en crisis y que la industria nacional ha ido adelgazándose y ha sido absorbida casi en su totalidad por grandes empresas transnacionales.
La economía se ha apoyado en un modelo económico neoliberal que ha producido un incremento de la pobreza y la desigualdad social, “lo cual se vincula directamente con la inseguridad y la delincuencia”, opinó el universitario.
Por el lado del crimen organizado, abundó, los grupos que se dedican a ello planean estratégicamente los niveles de violencia y “en la medida que generan miedo, te repliegas.
“Así, hemos cerrado las calles, puesto alarmas, y ni siquiera saludamos a los vecinos. Detrás de esto hay un mecanismo de inmovilización pensado por la delincuencia para dominar, extorsionar y amenazar”, sostuvo.
Y advirtió que en la medida que la sociedad no se organiza es más fácil de dominar. “Eso está funcionando no sólo en términos del crimen organizado, sino de estrategia económica desde hace muchos años. Tales son los factores que nos han llevado al tope de la inseguridad”, lamentó.
Jiménez Ornelas afirmó que las políticas neoliberales en México han derivado en que un número menor de gente, 20 o 25 familias, posean más de 40% de la riqueza nacional, a que el país tenga grandes representantes de los multimillonarios del mundo y, al mismo tiempo, a que más del 50% de la población esté en pobreza y más del 20% por ciento en pobreza extrema.
“Ésa es la situación. Más allá de la violencia está lo social, los nuevos empleos que sí se generan, pero 70%, con sueldos de uno a tres salarios mínimos”, reprochó.
El investigador de la UNAM destacó que el actual gobierno, que encabeza Enrique Peña Nieto ha alcanzado niveles de violencia que no se pensaba pudieran repetirse, como los registrados en la administración de Felipe Calderón, “lo cual no exculpa a los gobernadores y presidentes municipales”.
Regiones en el norte como Tamaulipas o Chihuahua, y otras del Golfo de México, como Veracruz, padecen fuertes niveles de violencia y “hay zonas completamente determinadas y gobernadas, en la práctica, por el crimen organizado”, señaló.
Peor aún, dijo, dado el nivel de ingobernabilidad a escala nacional, la inseguridad y la violencia podrían incrementarse.
Jiménez Ornelas, quien es doctor en sociología con especialidad en población, refirió que las entidades federativas donde ocurre el mayor número de homicidios son Guerrero, Colima y Sinaloa, los dos primeros empatados en el primer lugar.
Y según estadísticas de homicidios vinculados al crimen organizado, durante el primer trimestre de 2016 la entidad que ocupó el primer lugar fue Guerrero, con 436 crímenes; le siguieron Michoacán, con 232 y Sinaloa, con 172. También apareció en la lista Chihuahua, con 164, y Baja California, con 136.
El escenario es sombrío, de acuerdo con los datos ofrecidos por el investigador quien resaltó que en estados como Morelos han repuntado los homicidios dolosos y feminicidios, y en otras entidades que antes no destacaban por sus altos índices de inseguridad, como Colima y Guanajuato, se comienzan a ver como ruta de transporte de droga.
En cuanto a feminicidios, el Estado de México –sobre todo en municipios como Toluca y otros conurbados a la Ciudad de México, como Ecatepec– ya superó lo registrado en Ciudad Juárez, Chihuahua, a partir de 1993.
Mientras, la Ciudad de México comienza a aparecer en el listado de los sitios con mayor número de homicidios, y ocupa los primeros lugares en robo a negocio, casa habitación, a transeúntes, de vehículos de motor y en transporte público, donde incluso han fallecido personas.
Ante esa situación el académico de la UNAM indicó que se necesita “una trasformación radical” de las políticas económicas y de seguridad social que se han seguido en el país, pues mientras sigan las actuales, no se visualizan mejoras.
También, dijo, se requiere que la ciudadanía se vincule y se organice. Los casos de éxito, cuando así ocurre, existen: Ciudad Juárez, algunos municipios de Guerrero, o Cherán, en Michoacán, ejemplificó Jiménez Ornelas.
Fuente: Proceso| La Redacción