La extraordinaria ostentación del yate Tsumat, de Alfredo Chedraui Obeso, eclipsa el lujo de los yates de Azcárraga, Bailleres, Salinas Pliego y Peralta. El valor combinado de los yates de lujo, propiedad de cinco mexicanos, supera los 600 millones de dólares.
Tsumat, un yate de lujo propiedad del empresario veracruzano Alfredo Chedraui Obeso, es la última adquisición por parte de un mexicano de este tipo de buques que son epítome de un estilo de vida de ostentación y derroche.
Con Chedraui, dueño de Grupo Comercial Chedraui, son cinco los multimillonarios mexicanos que pertenecen al exclusivo club internacional de propietarios de yates de lujo. Los otros son: Alberto Bailleres, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego y Carlos Peralta Quintero.
Si bien sabíamos que los super yates Mayan Queen, TV y Azteca–propiedad de los billonarios Bailleres, Azcárraga Jean y Salinas Pliego respectivamente–, rebasaban nuestra imaginación en presunción, la extraordinaria opulencia de Tsumat los eclipsa.
En diciembre de 2012, Trinity Yachts, el fabricante estadounidense de Tsumat, un yate de tres cubiertas de 50 metros de longitud hecho a la medida, anunció la entrega de la embarcación a su propietario en un boletín de prensa que omitió identificar al dueño por nombre.
No es hasta hoy que sabemos que el dueño de Tsumat es nada menos que Chedraui, un apartado empresario de provincia que no aparece en el radar de revistas como Quien y Hola.
Según Trinity Yachts, Tsumat dispone de seis suites de lujo con capacidad para hospedar a 12 personas. También cuenta con espacio en la cubierta inferior para alojar a 11 miembros de la tripulación.
Tsuamt se distingue por tener un estacionamiento para barcos más pequeños, en lugar del usual helipuerto, lo que libera la cubierta superior para fiestas. La terraza cuenta con jacuzzi, bar, comedor para ocho, caminadoras, pesas y amplias áreas con reclinadoras para asolearse.
La decoración del interior de Tsumat cuenta con paredes de piel cocidas a mano, alfombras de lana, detalles de madera de nogal y roble, pisos climatizados de ónix, columnas de ónix retroiluminadas, lavabos de ónix hechos a medida, losas de granito natural y de ónix, así como diferentes superficies de mármol importado de México.
Las áreas de transición, como vestíbulos y escaleras, se distinguen por tener pisos de mosaico hechos de piel café obscuro y pasamanos cubiertos también de piel.
Las paredes y techos están tapizados de gamuza. La piel del tapizado de las cabeceras de las camas en los suites para invitados se extiende a las paredes laterales. Hasta las puertas y bisagras están cubiertas de piel. Obras de arte de la colección personal de Chedraui lucen por doquier.
Tsumat, que presuntamente quiere decir “niña hermosa” o “princesa” en algún idioma indígena del México pre hispano, fue comisionado a Trinity Yachts en 2009 y entregado en medio de un gran sigilo tres años después.
Según los diseñadores, “el dueño” estuvo muy involucrado en el proceso de fabricación, habiendo visitado el astillero hasta 20 veces. Con un costo estimado en 50 millones de dólares, Tsumat sustituyó al yate Tajín, el cual Chedraui vendió en 2009. Tajín también fue construido por Trinity Yachts.
Tsumat está registrado en EU bajo el nombre de Alfredo Chedraui, con la dirección postal de las oficinas centrales de Grupo Comercial Chedraui en Xalapa.
Aún así, personas cercanas a Chedraui declinaron corroborar que Tsumat es propiedad suya. William Smith, vocero de Trinity Yachts, dijo por correo electrónico que la política de la empresa “es no comentar sobre propietarios potenciales o actuales de yates”. Patricia Medina, secretaria de Chedraui en Veracruz, dijo que su jefe estaba fuera de México y que ella no estaba autorizada a dar información. El diseñador de interiores de Tsumat, Ramón Alonso, de la empresa Loguer Design con oficinas en México y Miami, no regresó carreros electrónicos ni llamadas telefónicas.
¿Por qué el hermetismo? “Lo más probable es que tenga que ver con impuestos y privatizad. La mayor parte de los yates de lujo son adquiridos a través de empresas off‑shore para eludir el pago de impuestos al erario y sobre la propiedad”, dijo un especialista de yates de lujo que pidió no ser identificado.
En México, este tipo de propiedades, dignas de multimillonarios en países ricos, son mal vistas por la mayoría de la sociedad. Los propietarios mexicanos de yates son personajes controvertidos, dueños de grandes corporaciones con empleados insatisfechos. Los dueños creen que ocultando su ostentoso estilo de vida podrán evitar la reacción negativa de la opinión pública en un país donde la mitad de la población vive por debajo del nivel de pobreza.
Se estima que el valor combinado de los yates mexicanos supera los 600 millones de dólares.
Estos son los otros mexicanos dueños de yates lujosos:
Emilio Azcárraga Jean, dueño de Televisa, es propietario de “TV”, un barco de 80 metros de longitud construido por Lürssen Yachts en 2008. Aparentemente Azcárraga está tratando de vender “TV” por $180 millones de dólares. TV está equipado con helipuerto, seis suites de lujo, sala de cine, jacuzzi, gimnasio, un sistema avanzado de telecomunicaciones, spa para 16 personas, un salón de masajes y un espacio para fastuosas fiestas. Los yates de lujo son parte de la familia. El yate Eco, propiedad de Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, fue venido por su hijo Emilio después de su muerte en 1997. Fortuna personal: $3 mil millones de dólares.
Alberto Bailleres, propietario de Grupo Bal y tercer hombre más rico de México Según Forbes, es dueño de Mayan Queen, un super yate de 92 metros de largo construido por Blohm & Voss en 2008. Se sabe que su costo es de $140 millones de dólares. Fortuna personal: $11.3 mil millones de dólares.
Ricardo Salinas Pliego, presidente de TV Azteca, es dueño de “Azteca,” un yate de 72 metros de longitud construido en 2009 por CRN Spa, con un precio estimado en $80 millones de dólares. Fortuna personal: $7.4 mil millones de dólares.
Carlos Peralta Quintero, CEO de Grupo IUSA, recientemente vendió Princess Mariana, un yate de 115 metros de largo valorado en $180 milliones de dólares. Peralta es dueño de Moon Goddess, una regata de 35 metros de largo. Se desconoce la fortuna personal de Peralta, pero en los 1990s, dijo haberle dado a Raúl Salinas de Gortari, símbolo de la corrupción y la impunidad mexicana, 50 millones de dólares sin recibo a cambio. Los fondos terminaron en una cuenta secreta en Suiza a nombre de un seudónimo de Raúl.