sábado, 20 de agosto de 2011

“Blindaje” de saliva. Economía a la baja. Petróleo privatizado

Dos meses atrás un emocionado cuan repetitivo candidato blanquiazul al hueso mayor, que a estas alturas aún despacha en el otro hueso, la Secretaría de Hacienda, se congratulaba de que la economía mexicana está bastante robusta”, “blindada” y “en condiciones de enfrentar choques externos”. Y se quedó tan tranquilo, como siempre. No hay que invertir mucho tiempo para descubrir que ese personaje no es otro que el inefable Ernesto Cordero, para quien “México avanza en la dirección correcta” (frase que, en letras de oro, sobresale en el discurso oficial desde hace tres décadas).

Las sabias palabras del susodicho fueron pronunciadas justo al cierre del segundo trimestre de 2011, cuando la “robusta” mostraba evidentes signos de desaceleración que ni lejanamente avalaban lo dicho por el Cordero del señor. La economía mexicana, de por sí lenta, recomenzaba su camino descendente (es de suponer que en “la dirección correcta” que tanto se presume en el micrófono oficial), en espera de peores resultados en el vecino del norte y los coletazos de los vaivenes europeos. El “blindaje”, pues, de saliva.

Ayer, el Inegi divulgó el resultado oficial sobre el comportamiento económico mexicano en el segundo trimestre de 2011, y de inmediato surgen las dudas: ¿de qué ha servido el tan cacareado “blindaje”? ¿Dónde quedó la “robustez” pregonada por el candidato-funcionario? ¿Dónde la capacidad para enfrentar “choques externos”? Donde siempre han estado: en el discurso, porque a la primera de cambios, la ultra dependiente economía nacional va para abajo ante los “choques externos”, y no en pequeña proporción.

De acuerdo con el citado instituto, en el segundo trimestre de 2011 el producto interno bruto reportó un crecimiento de 3.3 por ciento, una proporción 28 por ciento menor a la registrada entre enero y marzo del presente año, y 57 por ciento inferior con respecto a abril-junio de 2010, resultado que no avala la tesis corderiana de “robustez”, y ni de lejos reivindica la tan pregonada efectividad del “blindaje”.

El problema económico del país es estructural. Nada arreglan con parches y más parches. El modelito no sirve para el interés nacional, pero todo apunta a que las supuestas “medidas anti cíclicas” que tímidamente anuncia, pero no aterriza, el gobierno calderonista para atemperar, según dice, la segunda tanda del tsunami económico-financiero, serán de igual corte e inefectividad que las enunciadas en octubre de 2008, cuando las presuntas autoridades político-económicas del país esperaron y esperaron, hasta que no había nada que hacer, más que acostumbrarse a la zarandeada, la mayor en ocho décadas para la “robusta”.

En el segundo trimestre de 2011, de acuerdo con la información del Inegi, los tres sectores de la actividad económica fueron a la baja, en comparación con los resultados de igual periodo pero de 2010. De hecho, las actividades primarias reportaron cifras negativas (3.7 por ciento de caída), mientras los resultados de las secundarias y terciarias fueron prácticamente 50 por ciento inferiores a lo reportados en abril-junio del año pasado. Este panorama fue previsto desde hace muchos meses (el descenso se observa desde el cuarto trimestre de 2010), pero uno de los graves problemas del presunto gobierno federal es que no escucha y se niega a salir de su idílica burbuja, lo cual no tendría mayor trascendencia de no estar en juego el bienestar y el futuro de millones de mexicanos. Un gobierno sordo y ciego, pero no mudo, lamentablemente.
El balance de la primera mitad de 2011 no es alentador. El crecimiento promedio del producto interno bruto en ese lapso fue de 3.9 por ciento, contra 6.05 por ciento en enero-junio de 2010, lo que es igual a un descenso cercano a 36 por ciento entre un periodo y otro. Según pasa el tiempo, se consolida la proyección de que el resultado económico del calderonato será el peor desde el sexenio de Miguel de la Madrid, durante el cual se acuñó la frase que sigue en boga: “vamos por el camino correcto”. Y allí están los resultados del actual gobierno y de los cuatro anteriores.

Mientras los de la idílica burbuja inventan una frase más novedosa, el Inegi resume así el comportamiento económico en el segundo trimestre de 2011: el producto interno bruto de las actividades primarias (que incluye al sector agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza) observó una caída de 3.7 por ciento en términos reales y a tasa anual, asociada principalmente al descenso mostrado en la agricultura. Dicho resultado es reflejo de la menor producción de cultivos como maíz en grano, chile verde, tomate rojo, caña de azúcar, sorgo en grano, avena forrajera, uva, sorgo forrajero, tomate verde, alfalfa verde, naranja, maíz forrajero, mango, aguacate, papaya y frijol (México es un gran importador de alimentos, y se mantiene el campo en el olvido).

Actividades secundarias: el PIB de este sector registró un incremento de 3.4 por ciento en el periodo a igual trimestre de 2010, derivado de alzas en tres de las cuatro áreas que las integran: electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final aumentó 7.6 por ciento, las industrias manufactureras 4.8 y la construcción 3.4; en cambio la minería cayó 2.3 (la no petrolera disminuyó 5.3 y la petrolera 1.5). Al interior de las industrias manufactureras, se elevó la mayoría de los subsectores que las componen. Sobresalieron los crecimientos en los de fabricación de equipo de transporte; industria de las bebidas y del tabaco; maquinaria y equipo; industrias metálicas básicas; productos metálicos; industria del plástico y del hule; industria alimentaria; productos a base de minerales no metálicos; equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos, e industria química, entre otros.

Actividades terciarias: aumentaron 3.6 por ciento a tasa anual. Destacaron comercio, con un avance de 7.4 por ciento; transportes, correos y almacenamiento, 3.2 por ciento; información en medios masivos, 5.5; servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles, 2; servicios profesionales, científicos y técnicos 6.7; “otros servicios excepto actividades del gobierno”, 4.5; servicios financieros y de seguros, 2.4, y servicios de apoyo a negocios y manejo de desechos, 4.4 entre otros.

Las rebanadas del pastel

Aunque sea increíble, Calderón sí cumplió una de sus promesas: entregar a empresas privadas la producción petrolera. “Los tres primeros campos petroleros maduros en ser entregados abarcan una superficie de 312 kilómetros cuadrados, con una reserva de 207 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente” (La Jornada, Israel Rodríguez). ¿Quién dijo que en México la privatización del sector energético “es silenciosa”?




Fuente: La Jornada